𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘧𝘶𝘪𝘴𝘵𝘦 𝘵𝘶́.

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recuerdo un comentario había hablado sobre esta canción y quiero dejarla como un himno para esta historia. disfruten.

it was always you-maroon 5

Julia lo sentía. Ella sabía que él estaba a su lado, pero no podía demostrárselo y eso la frustraba.

Después de casi nueve meses en coma, de idas y venidas por su mente, por diferentes realidades y por posibles destinos, había caído en cuenta del accidente.

Rubén no paraba de repetir una y otra vez que había sido el culpable y ella deseaba hacerle entender que la culpa había sido de ella por no ser cuidadosa al manejar.

Necesitaba descubrir la manera de despertar, de hacerle saber que no estaba enojada con él, que lo extrañaba y que agradecía tenerlo a su lado.

Su suave mano agarrando la de Julia le daba un poco de calor en aquella fría habitación de hospital.

—Ayer vino Irina a verme —comentó él un poco nervioso—. Estuvimos hablando toda la noche, fue una gran compañía, ¿sabes?

Julia quería decirle que sí, que lo sabía, que ella no paraba de seguirlo a todos lados y que no debía darle pena, que ella no estaba celosa ni triste.

—Me hizo olvidar de todo por un rato —comentó Rubén apenado mientras bajaba la mirada sin querer ver a su pareja—. No sé qué me está pasando, Julia. Siento que todo se me desarma cada día un poco más, que... las piezas no encajan en ningún lado. Cómo quisiera que estés aquí diciéndome que todo estará bien.

—Todo estará bien —susurró ella, pero él no pudo escucharla.

Rubén miró a la muchacha que mantenía los ojos cerrados y comenzó a llorar con fuerza, sin importarle si alguien lo escuchaba. Su cuerpo ya no aguantaba.

—Por favor despierta, Julia. Si me amas despierta.

El muchacho soltó la mano fría de su pareja y se levantó de la silla mientras se secaba las lágrimas desesperado. Se colocó frente a la camilla y la miró molesto.

—No sé si piensas que esto es... yo que coño sé, joder... —murmuró un poco enfadado—. Estás siendo egoísta, Julia. Seguro estás ahí, escuchando todo, pero estás tan cómoda que no piensas despertar, ¿verdad?

La latina que escuchaba todo ni siquiera sentía la necesidad de llorar, pero quería despertar para abrazarlo mas no podía. Algo se lo impedía.

Aquellos nueve meses habían pasado como el viento y casi que Rubén no había notado sus ojeras bajo sus ojos, el mal humor y la depresión que conllevaba verla acostada en la misma posición por tanto tiempo, pero lidiaba con esa situación discutiendo con una persona inconsciente.

—¿Cómo coño piensas que estamos nosotros, eh? Tu madre no ha vuelto a Argentina, tu padre ya no sabe que hacer para no morir de la depresión, todos tus amigos viniéndote a visitar cada día que pueden y tú cómo si nada... —dijo mientras lanzaba un suspiro lleno de agotamiento—. ¿Qué mierda estoy haciendo?

Julia notó como Rubén salía de la habitación consternado y ella se limitó a quedarse allí, sentada en la camilla, pensando en qué haría, pero nadie entendía que el despertar no dependía de ella. Dependía de aquella parte del alma que se había quedado en el cuerpo y debatía entre la vida y la muerte.

𝙨𝙤𝙛𝙩 𝙧𝙪𝙗𝙞𝙪𝙨 • 𝙧𝙪𝙗𝙚𝙣 𝙙𝙤𝙗𝙡𝙖𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora