𝘵𝘦 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘰

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El centro comercial estaba lleno. La gente iba de un lado al otro porque las fiestas se avecinaban y eso requería comprar los regalos para los niños, los adornos, la comida, entre otros. 

Julia ese año había decidido pasarlo en España, con su padre y su mujer, quien tenía una familia muy numerosa.

La gente la detenía a medida que la reconocían. No eran muchos, pero cada vez que terminaba de sacarse una foto sentía que había perdido gran parte de la tarde. No le molestaba para nada hablar con sus seguidores, pero cuando terminaban preguntándole por Rubén y su única respuesta era: "Todo está más que bien" lo último que deseaba hacer era quedarse allí hablando.

—Papá me pidió que le compre regalos a los nietos de Gloria y la verdad que no tengo idea —dijo mientras miraba la góndola de juguetes—. La única niña con la que tengo contacto está en Argentina y no le regalo algo desde hace mucho.

Damián observó por encima aquellas muñecas y autos de plásticos.

—Uno de estos nunca fallan —comentó señalando un set de maquillaje artístico—. Siempre le compro de estos a mi sobrina.

Julia sin rechistar agarró un set de maquillaje y un camión de juguete con sus muñequitos. No era nada muy costoso, pero por lo menos los niños lo disfrutarían.

El muchacho le pidió por favor a Julia que fueran a almorzar a alguna cafetería del centro. No quería volver a encerrarse en el departamento y la morena estuvo en acuerdo con él.

Unos buenos tostados y unos licuados adornaban la mesa en la que estaban sentados provocando que Julia sintiera un hambre feroz.

—No estaba consciente del hambre que tenía —dijo saboreando el pan junto al jamón.

Estuvieron un rato sin hablar, mirando sus teléfonos y comentándose una que otra cosa de vez en cuando. Juntos el tiempo pasaba más rápido.

—Me habló Candela anoche —murmuró Damián mientras la observaba con disimulo. 

Julia asintió sin darle mucha importancia.

—¿Qué quería? 

—Verme.

La muchacha dejó su celular en la mesa y le prestó toda la atención al muchacho que tenía delante. Cada vez que lo miraba Julia creía que había sido creado por los mismos dioses. 

—¿Y qué harás? —le preguntó con el entrecejo fruncido intentando descubrir sus pensamientos.

—Acepté.

La morena asintió con la cabeza mientras se acomodaba en la silla que le resultó incómoda de repente.

—No es para que te molestes, sólo quería serte sincero —dijo Damián tomando las manos de la chica quien no se apartó—. ¿Estás mal?

—No, claro que no. Ambos sabemos en qué consiste nuestra relación, no hay por qué ponerse mal.

Ella quería sonar convencida, pero le estaba costando demasiado. Le molestaba que él quisiera verse con su ex novia, sin embargo, no podía impedirlo porque ellos no eran nada, absolutamente nada.

—Julia...

—No, no empieces con que no quieres verme mal, que por mi dejarías a cualquiera y cosas de esas que, de verdad, no quiero escuchar —lo detuvo antes de que él comenzara a lanzar pura basura. Julia se soltó de su agarré y se acomodó el cabello—. Puedes hacer tu vida porque en eso quedamos desde el principio. Somos buenos amigos y nada más.

𝙨𝙤𝙛𝙩 𝙧𝙪𝙗𝙞𝙪𝙨 • 𝙧𝙪𝙗𝙚𝙣 𝙙𝙤𝙗𝙡𝙖𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora