Sólo pido hablar

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Ding, dong~

El chico albino comenzó a despertarse con pesar al escuchar el ruido proviniente de la puerta.
Tardó un poco en recordar todo lo que había sucedido el día anterior pero al fin se estaba dando cuenta de que había sido un día extremadamente largo para todos, pero en especial para la chica que dormía plácidamente con una camisa del albino como pijama y un hilito de baba saliendo de su boca, cosa que ocasionó que el albino soltara una risita.

Ding, dong~

El sonido volvió a escucharse.
El albino se levantó cuidadosamente para no despertar a la chica y buscó rápidamente una camisa, pero al no encontrarla se rindió y se dirigió hacia la puerta.

-¿Sí? -cuestionó el albino abriendo la puerta y soltando un bostezo.

-¿Gideon? ¿Por qué estás sin camisa? -cuestionó la pelirroja sorprendida y un tanto preocupada.

-Así me dormí. -dijo el albino con simpleza recargando uno de sus brazos en el borde del marco de la puerta para después caer en cuenta de con quién estaba hablando- un momento, ¿¡Wendy!?

-Sí, genio. Baja la voz, es estresante. -dijo la chica con el ceño fruncido.

-¿Qué haces aquí? -dijo el albino directo y con molestia.

-Vine a ver si está Mabel contigo.

-¿Para qué? Ella no quiere verte. -dijo el albino con molestia y simpleza.

-Lo sé... vine a disculparme y explicarle lo que pasó. -dijo la pelirroja desviando la mirada- ey, mira, sinceramente nunca me caíste del todo bien, pero te agradezco por cuidarla y apoyarla cuando fuí yo quien causó su dolor. Sé que a tus ojos no tengo derecho ni de verla, pero déjame explicar, dame la oportunidad, tú mismo experimentaste en carne propia que ella es lo que más amo y mi prioridad, no puedes aceptar lo que viste allá sin tener alguna duda de si de verdad pasó como ustedes lo vieron.

-Supongo que es verdad. Pero la lastimaste mucho, no sé si sea bueno para ella. -dijo el albino cediendo un tanto hacia la pelirroja.

-Lo sé... lo sé bien, pero por favor, si de verdad la amas, querrás lo mejor para ella y su felicidad, y creo que sabes bien que jamás podrás darle lo que le brindo yo. Sólo te pido una oportunidad, escúchame tú mismo y de ahí considera si puedo verla o no... por favor...

-Todo lo que dijiste tiene sentido... supongo que está bien, pero te advierto que si no vale la pena, ni siquiera te dejaré verla. -dijo el chico rindiéndose ante la pelirroja.

-¡Gracias Gideon! -exclamó la chica feliz para después abrazar al albino.

-Amm, sí, bueno. -dijo incómodo el chico- deja me pongo una sudadera y salimos, no puedo salir sin camisa.

-Ah, um, sí. Jeje -dijo la chica apenada soltando al chico

El chico le dió una última mirada preguntándose si era lo correcto y después se metió a su casa e invitó a pasar sólo a la entrada a la pelirroja, cosa que ésta gustosamente aceptó.
El chico se fué a su cuarto a cambiar y dejó a la pelirroja ahí.
La chica comenzó a recorrer la casa con la mirada y se encontró con cierta castaña dormida tiernamente y no puedo evitar acercársele.

-Hey, lo siento muchísimo. Nunca quise lastimarte, te amo con todo mi corazón, jamás haría nada para dañarte a propósito. -dijo la chica dolida y con lágrimas en los ojos acericiándo el pelo de la castaña- Sólo... sólo... no quiero perderte... y eso se me está haciendo muy dífici ahora... te amo... lo siento tanto, te amo de verdad... -finalizó la chica sin poder evitar que algunas lágrimas se escaparan.

El albino la estaba escuchando, eso sólo le demostraba que la chica de verdad estaba arrepentida. Le daría una oportunidad, la escucharía y vería cuáles son sus intenciones.
La pelirroja un poco más calmada se paró y se dirigió a la puerta a esperar al albino quien llegó un poco después de ella.

-Ya la viste, ¿no? -dijo el albino preguntando como si no supiera.

-Sí. -contestó la chica mirando a la castaña- un momento, ella no tiene su ropa de ayer, tiene tu camisa, y llego yo y tú no tienes la tuya.

-Sé qué es lo que piensas pero no es como tú crees. -dijo el albino algo nervioso.

-Mm, eso espero. -dijo la chica con una mirada acusadora sobre el chico.

-Bien, salgamos. -dijo el albino incómodo y abriendo la puerta.

-Bueno.

Los chicos salieron después de dejar el monton de regalos en la puerta por dentro.
Comenzaron su recorrido y la pelirroja comenzó a explicar lo sucedido, ella estaba decidida, le diría la verdad, sin rodeos.

Quizás, Sólo Quizás ( WendyxMabel )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora