No puedo odiarte

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La castaña se dirigía a la casa de la pelirroja decidida a hacer todo lo posible por estar con ella de nuevo, cuando se cruzó con cierta azabache de lentes.

-¿M-Mabel? ¿Qué haces aquí? -cuestionó la azabache nerviosa.

-¿Cómo que "qué hago aquí"? Es la calle, que yo sepa, cualquiera puede caminar por la calle. -respondió la castaña con molestia.

-Sí jaja... lo olvidé, es que hace tiempo que no me topaba contigo y pues...

-Sí, sí, discúlpame pero estoy ocupada y me tengo que retirar, no vales mi tiempo. -dijo la castaña con frialdad comenzando a irse.

-Claro, seguro estás muy ocupada y lamento interrumpir pero me gustaría invitarte un café, ¿aceptas? -dijo la chica esperanzada y nerviosa.

-Creí haber dicho que estoy ocupada y que no vales mi tiempo, así que si de verdad es tan urgente dímelo aquí, no quiero estar tanto tiempo a tu lado. -le contestó la castaña con algo de molestia.

-A-am, bueno... yo... quería disculparme. -dijo la azabache bajando la mirada- fuí una pésima mejor amiga, te traté mal, y mandé al caño tu relación con la chica a la que amabas y te amaba. Sé que una disculpa no cambia las cosas, pero en este momento es lo único que puedo hacer. Fuí una tonta Mabel, sólo quiero que sepas que lo sé y que aceptaré las consecuencias de mis errores.

-...Respóndeme algo: ¿qué hubieras hecho si Wendy sí te hubiera correspondido el beso y sí hubieran sido algo más que amigas? ¿Ahorita te estarías disculpando? O me estarías restregando en la cara que ganaste. -cuestionó la castaña seria.

La azabache sólo desvió la mirada avergonzada y guardó silencio.

-Lo sabía. Haces esto porque ya no te queda nada, ¿no? Tu actitud alejó a todos de tí, y ahora nos necesitas. -dijo la castaña con una mirada desafiante y molesta sobre la chica.

-Cometí un error Mabel, sí, perdí a una de mis mejores amigas, y sí, te necesito, porque te quiero, porque me importas, porque nunca te merecí y siempre estuviste a mi lado. -dijo la azabache mirando a los ojos a la chica enfrente de ella- los celos me cegaron, pero yo dejé que me cegaran, no te pido que me perdones, te pido que aceptes que me arrepiento, incluso si me odias.

-Candy, nada de lo que hagas va a hacer que te odie porque así soy yo, tú me conoces, sabes que una amistad de años no se podría olvidar como si fuera una de días. -comenzó a decir la castaña con una mirada comprensiva sobre la chica- Lo que hiciste de verdad me dolió, y no tienes idea de cuanto sufrí a causa de eso, pero apesar de todo, creo que no podría odiarte, a fin de cuentas tú lo dijiste, siempre estuve a tu lado, incluso cuando pasó todo esto, tú ya no eras mi amiga, pero yo sí la tuya, y si hubieras llegado a la casa llorando y sufriendo yo te habría recibido y consolado, porque eso hacen las amigas.

-Mabel... yo...

-Me costará olvidar, pero perdonar ya lo hice. -dijo la castaña con una sonrisa.

-G-Gracias... -dijo la azabache entre sollozos y con las manos en la cara- perdón, perdón... perdón...

-Tranquila... -dijo la castaña enternecida y feliz mientras le abrazaba.

La castaña le aceptó ése café a la chica y se desvió un poco de su camino, después de todo, Wendy no se iría ningún lado.
Mientras tanto, cierto albino se estaba comenzando a preocupar.

-Rayos... se está comenzando a tardar, ¿estará todo bien?

Se preguntaba a sí mismo mientras caminaba en circulos por toda la habitación, hasta que después de unos minutos se rindió y salió a buscarla.
Fué directamente a la cabaña del misterio y tocó la puerta.

-¿Sí? -dijo Stan Lee mientras abría la puerta.

-Ah, señor Pines, buenos días. -saludó Gideon con cortesía al ver que no era su linda novia quien le abría la puerta.

-¿Qué haces aquí Gideon? Que estés más alto no significa que te puedas parar frente a mí como si fuéramos iguales. -dijo Stan de forma desafiante mientras analizaba al chico.

-No, claro que no señor. Estoy aquí porque busco a Mabel, dijo que vendría para acá, ¿está aquí? -cuestionó Gideon tratando de no sucumbir ante la tentación de discutir con Stan.

-Sí, vino, pero ya no está aquí. -dijo Stan con simpleza.

-Ya veo, ¿no sabe a dónde fué? -cuestionó Gideon algo preocupado.

-No, y no debería importarte. -dijo Stan de manera desafiante mientras levantaba una ceja.

-Mire, señor Pines, -comenzó a decir Gideon mientras se tallaba la sien y trataba de mantener la paciencia- creo que deberíamos comenzar a llevarnos mejor, comenzar las cosas desde cero.

-Jajaja, sí que eres gracioso chico. -dijo Stan mientras se reía.

-Si no lo hace por usted, hágalo por Mabel, a partir de ahora seremos familia, no creo que a Mabel le gustaría que nos lleváramos así de mal.

-Mira niño, te dire algo: Tú, no eres de mi familia, porque Mabel, no te quiere, lo sabes bien, y sin importar cuánto te esfuerces jamás podrás ocupar el lugar que tiene Wendy en el corazón de Mabel. -dijo Stan con una mirada fija y una sonrisa.

-Agradezco su consejo, Señor Pines, pero me retiro. -dijo el albino a punto de estallar- que tenga un buen día.

-Sí, sí, lo que digas. -dijo Stan sin importancia cerrando la puerta.

El chico sólo suspiró y reanudó su búsqueda. Iba a amar a Mabel, y no sólo eso, la haría la chica más feliz del mundo, o al menos ése era su plan.

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¡Hola chicos!
De verdad lamento demasiado haberme ausentado tanto tiempo y no actualizar.
Hubieron algunos problemas familiares y me tuve que retirar por un tiempo ya que no me encontraba en condiciones para escribir, pero ya se calmaron un poco las cosas y seguiré actualizando como lo hacía anteriormente.
¡Gracias por todo su apoyo! Por votar, por seguirme, y por leer mi historia.

Quizás, Sólo Quizás ( WendyxMabel )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora