Estoy aquí para tí

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-Hey, Mabs, tranquila. -dijo el chico sumamente preocupado y frustrado al ver que la chica que amaba sufría como nunca la había visto- vayamos a un lugar más privado.

-¿P-Podemos ir a  tu casa? -dijo la castaña soltando lágrimas y dándole una  mirada suplicante al chico- ¿Vives solo?

-S-Sí, mis papás están es E.U. -contestó el chico albino- Vamos.

Los chicos comenzaron a caminar y pronto comenzó a lloviznar. Las lágrimas de la castaña se confundían fácilmente con los chorros de agua que comenzaban a caer de su cabeza.
Comenzó a llover.
El albino se apresuró a quitarse el saco y a cubrir a la castaña como si de un techo se tratara.
Llegaron a la casa del albino quien abrió el jardín para después abrir la puerta y hacer que la castaña entrara.
Gracias al chico la castaña apenas estaba humeda de su ropa y piel, aunque su pelo y cara no se habían salvado, la chica estaba más que agradecida con el albino a su lado, quien tenía una reapiración agitada, estaba empapado y tenía una gran sonrisa.
Ambos comenzaron a reír, el chico la invitó a pasar diciéndole que se sentara en el sofá y que él regresaría después de cerrar la reja que daba entrada a su jardín.

-Listo. Terminé de bañarme jaja -dijo el chico con diversión entrando por la puerta principal ocasionando que la castaña se riera por su comentario.

-Jajaja, lamento lo de tu saco. -dijo la castaña divertida al terminar de reír- y lo de tu baño, pero seamos sinceros, ya te hacía falta jaja.

-¡Hey! ¿Así agradeces a tu salvador? Jajaja, me alegra que ya estés un poco mejor. -dijo el chico con una sonrisa comprensiva.

-Sí... gracias por lo que hiciste allá Gideon. -dijo la castaña triste pero con una sonrisa.

-No te preocupes, para eso estoy. -dijo el chico tomando una toalla y secándose el pelo.

-Te vas a resfriar si te quedas así. -dijo la castaña levantándose del sofá y dirigiéndose hacia el chico.

-Tienes razón. -dijo el chico para después comenzar a desabotonar su camisa blanca.

-¡¿Q-Qué estás haciendo?! -dijo la chica más roja que un tomate deteniendo su camino hacia el albino a unos pocos metros de él.

-¿Cómo que qué? Me quito la camisa, me voy a enfermar si no, tú misma lo dijiste. -dijo el albino terminando de desabotonarse la camisa dejando a simple vista su abdomen bastante marcado- ¿Te molesta?

-P-Pues no, pero creo que es incorrecto ya que tengo... -dijo la castaña pasando de apenada a triste- ...olvídalo...

-La costumbre, ¿no? -dijo el albino terminando de quitarse la camisa con una mirada comprensiva sobre la chica.

-Sí... supongo... -dijo la castaña desiviando la mirada y recordando lo sucedido- pero es que no lo entiendo, ¿Por qué hizo éso? ¿No fuí suficiente? ¿Esperaba más? ¿Por qué ella? ¿Qué hice mal? -dijo la castaña tapando con su rostro con las manos soltando ya las primeras lágrimas.

-Hey, no, no... -comenzó a decir el albino preocupado y triste de forma comprensiva- por favor no te hagas esto Mabel, tú no tuviste la culpa de nada. Eras la mejor, y ella no te aprovechó. Tienes que entender que lo que sucedió no fué tu culpa, no hiciste nada mal ni malo. Ella tomó una decisión errónea.

-P-Pero es que... e-estábamos bien... no lo entiendo... -dijo la castaña derramando aún más lágrimas- ¿y si fué por lo que paso esta mañana? ¿Y si se sintió traicionada por mí y por éso lo hizo?

-¡No Mabel! Por favor... no te hagas esto... no me hagas esto... no quiero verte llorar y sufrir por alguien que no merece tus lágrimas. -dijo el chico acercándose a la castaña- Tú no tuviste la culpa...

-Y-yo... -trató de decir la chica pero fue interrumpida por el abrazo de un albino semi-desnudo que se preocupaba por ella.

-Mabel... no te culpes... eres increíble, no te merece... eres demasiado buena para ella... -dijo el albino aferrándose a la chica como si se fuera a ir derramando ya una lágrima- ...Por favor...

La castaña sólo cerró los ojos y comenzó a llorar desconsoladamente mientras se aferraba al albino a quien le dolía profundamente ver a la chica así.
La chica después de un tiempo se detuvo un poco y le pidió al albino la posibilidad de quedarse ahí ésa noche a lo que el albino cedió comprensivamente. Él la amaba, pero no pensaba aprovecharse de ella, ni de su confusión ni su dolor.

Después de bañarse y cambiarse, el albino le ofreció a la castaña dormir en su cuarto y él en el sofá, pero la castaña no quería estar sola, así que la chica durmió en un sofá y el albino en el otro. Así estarían en la misma habitación sin necesidad de dormir en la misma cama.
En ése tipo de situaciones a la castaña le agradaba tener a alguien con quien contar. Extrañaba a Pato, pero Gideon lo hacía excelente.
Se durmió cálidamente y ya más calmada. Había sido un día largo.

Quizás, Sólo Quizás ( WendyxMabel )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora