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Minji sabía que sus notas no habían sido las mejores ese trimestre, pero le frustraba ver que las dos materias aprovadas que tenía eran Historia y educación física. Sacando esos dos 9, el resto de sus notas oscilaba entre 6 y 5, y teniendo como peor pico el 4 en química. Ver su boleta la hizo sentir demasiado frustrada. Todas esas noches estudiando, las tarde haciendo miles de trabajos para entregarlos en tiempo y forma. Cada vez que había ayudado a sus compañeros a entender las consignas... ¡¿Todo eso no significaba nada?! Claro que no, muchos de sus profesores solo tomaban en cuenta sus examenes. ¿por qué resultaba que siempre había puntos incompletos? ¿o incluso errados?  Tal vez era el hecho de que su Papá había olvidado su cumple años por primera vez en 18 años o la convivencia con su mamá que cada vez era más difícil. Tal vez era ambas. La desconsentraba el enojo que terminaba tragando con tal de tener tiempo para hacer sus cosas. Como estar en la banda de Joon.

Entre la rabia y la idea de soportar los regaños de la mujer que le dio la vida, quedarse llorando en un parque en medio de la lluvia sonaba más que exelente.

Se sentó en un columpio del desolado parque y abrazó su mochila, hundiendo su cabeza en ella. Las lluvia caía con fuerza, empapando todo a su paso, y claro que eso incluía a la pelinegra. Pero prefería estar así y resfriarse a subirse a la camioneta para volver a casa. Además la lluvia era relajante. Golpeaba con fuerza, estaba helada y eso ayudaba a que su enojo se disipara poco a poco. Hasta que depronto las gotas dejaron de caer sobre su cuerpo ¿qué estaba pasando? Si el ruido era igual de fuerte, incluso más.

Subió la mirada para ver qué ocurría y vio frente a ella a una mujer. Alta, con un pantalon negro de vestir, una blusa blanca holgada pero elegante y una gabardina beige que le daba aún más sofisticación que la gargantilla de oro sobre su pecho. La miraba preocupada mientras sostenía un paraguas sobre ella.

Minji sintió su corazón acelerarse drásticamente cuando la miró a los ojos. ¿por qué una mujer tan hermosa la estaba resguardando de la lluvía? ¿por qué se había inclinado a su altura para limpiarle la mejilla derecha? Cosa que Minji disfrutó demasiado. Un tacto suave, delicado e incluso maternal. Algo que nunca había experimentado. Los dedos de esa mujer eran como algodón. Pero uno cálido. Y se discutía entre gritarle que se alejara o pedirle que no se detuviera.

—¿Por qué llorar, dulzura?

—Yo —aclaró su garganta antes de seguir.— Yo no estoy llorando, creo que ya me estoy resfriando.

—Mmm ~ me huele a mentira ¿te averguenza llorar? Pero si es de lo más normal.

—No me averguenza... Lloro por todo en realidad pero de verdad, no estaba llorando...

—¿Y por qué estas en medio de la lluvia? Te enfermarás.

¿Y por qué debería decirle? Bueno, tal vez esperaba una respuesta como "estoy perdida" para poder ayudar y no un— No quiero ir a casa. 

—¿No? —Minji negó, indispuesta a dar más información.—Mucho gusto, soy Park Subin ¿te importaría acompañarme a un café? Si te sigues mojando te dará una pulmonía, dulzura.

—Mucho gusto y no quiero causarle problemas. Vaya al café y no se preocupe por mí, sé lo que hago.

—Vamos, te invito algo. ¿Te gusta el café? ¿o un Capuchino?

—¿Un frappe?—ladeó la cabeza, queriendo ver la expresión que haría. Fue una sonrisa, una que reteniá una risita.

—Pero el frappe es frío, te hará mal.

—De todas formas no iba a aceptar. —confesó avergonzada la menor mientras se levantaba, notando los centrimetros demás que le llevaba Subin ¿5? ¿6? . Hubiera apostado que medían igual.—Muchas gracias por preocuparte y por la invitación pero estoy bien. ¡Hachís!—Maldijo a su cuerpo por llevarle la contra.

—Bien. Pero al menos ponte esto.—Sonrió dispusta a darle su abrigo, pero otra vez la menor se nego. Tomando sus manos para detenerla.—Mujer, deja que te ayude un poco. ¿No vez que estas a punto de resfriarte? Y apenas tienes puesta una camiseta con unos jeans. Que para el colmo estan empapados.

—¿Si acepto un café se quedará más tranquila?

—Claro que sí. A una cuadra esta el cafe, ahí estaciono mi auto. Si gustas puedo llevarte a casa más tarde.

—Ja-ja no. Es lo menos que quiero hacer hoy. Seguro vaya donde un amigo.

—¿Amigo? ¿o Novio?—arqueó una ceja mientras su sonrisa adquiría un toque picaresco. A lo que la pelinegra negó frenéticamente comenzando a seguirla.

—Amigo. Soy lesbiana y aunque no lo fuera, él no sería mi tipo.

Le había dicho que era lesbiana a una mujer que, estaba 99% segura, le estaba coqueteando. Y para el colmo era hermosa, muy tierna ¿Un enorme punto en contra? Era una completa extraña.

—¿Y cuál sí sería tu tipo?

—Pues para empezar que no huela mal.—Subin lo cumplía.— Digamos que de peque quería un Príncipe azul... Hasta que noté que en todo caso sería una princesa azul.—Rió por su propio comentario y le sorprendió escuchar a la mujer acompañar su risa.

—Lo podría traducir a ¿Educado, guapo, dulce y mujer?

—Sí jeje creo que sí.

—¿Cuántos años tienes? ¿16, 17? Entonces le sumaría "pervertido" y tal vez tu principe azul sea yo.—A Minji se le escapó una carcajada nerviosa. Si, era exatamente su tipo si cumplía con todo eso. Y de momento lo hacía. Pero había sido muy pretencioso que dijera eso.

—De hecho tengo 18. Los cumplí hace 10 días... Y tal vez lo seas, tal vez no... Me gustan las cosas legales.—Segunda mentira. Hacía un año compraba alcohol en un super en el que no le pedían identificación y para el colmo hacía poco empezaba a fumar aún siendo menor de edad. Y otros pequeños delitos menores como falsificar la firma de ambos padres para tener su licencia de conducir. Nada ilegal, muy creíble.

—¿Y cómo estas tan segura de que sería ilegal?

—Te ves muy madura para tener menos de 20.

—¿Me estas diciendo vieja?

—Ujum.—Asintió con descaro la menor mientras la mujer castaña la miraba exageradamente dolida.

—Pero es cierto. Cumplí 32 en febrero.

—Nos llevamos 14 años, te aseguro que es muy ilegal esto.

—¿Es ilegal invitarle un café a una niña tan linda y divertida cómo tú?

—Pues si detras de esta amabilidad quieres llevarme a la cama, es muy ilegal.

—¿Y quién dijo que quería acostarme contigo?—¡Mierda! Eso era parte de su imaginación. Una pequeña imagen de ambas entrando a un departamento mientras se besaban y se sacaban la ropa.

—Todo el mundo quiere acostarse conmigo.—¿Egocéntrico? Demasiado pero la había salvado de verse como una chiquilla pervertida.

—Pues es verdad. Adelante.—Le abrió la puerta con una sonrisa tramposa. Básicamente le había dicho que sí quería acostarse con ella pero sin decirlo. ¿Y por qué no aprovechar eso? Si lo lograba, no llegaría a su casa hasta el día siguiente.

—No me gustan las cosas ilegales... Las amo.—Minji también podía jugar ese juego de decir sin decir y sabía que su mirada de niña buena la engañaria hasta que estuviera debajo de ella. Viendo el lado pervertido de la menor.

—¿Niña traviesa?

—Tal vez.—Sin decir nada más, entro al local buscando una mesa para dos donde sentarse con Subin. Una mesa al lado de la ventana para seguir viendo como llovía, eso era ideal.

—¿Cafe? —Ofreció la mayor, poniendo su gabardina sobre los hombros de la pelinegra, robandole otro potente sonrojo. El cual no sería el último esa noche.

—Sí... Gracias.

Princesa pervertida || JiYooWhere stories live. Discover now