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Al siguiente día debíamos estar a las 4:15 en casa de Shima. Hara y yo salimos de su casa a las 3:50 y fuimos en bicicletas, las calles estaban llenas por ser sábado.

Buscamos la dirección que nos había enviado Shima en la mañana y dejamos nuestras bicicletas ahí. Hara se acercó a la puerta y tocó.

Nos abrió Shima (bueno, es que es su casa), que nos saludó sonriente. No sé por qué hay que venir, digo, no es necesario... Pero no puedo decir que no a un mayor, además me gusta, así que... Aquí estoy.

-Pasen, Teiko está por allá.
-Con permiso.
-Permiso. Eh, voy a donde Miya.

Hara entró y rápidamente fue al comedor, donde se encontraba Miya. Shima cerró la puerta detrás de mí y me miró de una forma rara... ¿Qué le pasa? Parecía que iba a decir algo.

-Eh... ¿Quieres algo de beber?
-No, no. Hara y yo tomamos algo en el camino.
-Mmm, vamos a la sala.

Tomó mi hombro y me llevó a la sala... ¿Por qué nos comportamos como si fuera una cita doble? Nos sentamos muy cerca, demasiado para mi criterio. Me moví un poco, él me miró como si le hubiera molestado que me alejara... Puede que crea que soy grosero, pero es que soy tímido.

-Vamos a estudiar. ¿Qué exámenes tienes esta semana?
-Matemáticas, idioma y geografía.
-Bien, déjame ver tus libros. En un rato vendrán las chicas, así que empecemos nosotros.
-Eh, bien.

Abrí mi mochila y saqué mis libros, él los tomó, puso dos de ellos en la mesa frente a nosotros y abrió uno, me miró esperando que le dijera qué voy a estudiar, supongo.

-Es desde la página 34 a la 51.

Me moví más cerca a él para explicarle qué tenía que estudiar, él me miró atentamente mientras explicaba.

-Empecemos por acá... ¿Tienes alguna duda sobre esto?
-Sí, ¿Cuál es la diferencia entre estas dos palabras? Lo olvidé.

Estuvimos estudiando por mucho tiempo, luego llegaron las chicas y hablamos un poco, después volvimos a estudiar hasta que se hizo tarde. Eran las ocho.

-Ya debemos irnos. -Dije. -Gracias por tu ayuda.
-De nada...
-Miya y yo nos adelantamos, así que te espero afuera, Suzu.
-Um, está bien.

Ellas dos salieron juntas, Miya también se iba a casa con nosotros, vive cerca a mi casa.

Shima y yo seguíamos sentados muy cerca, él me miró, su cara estaba algo cerca.

-En serio gracias, no entendía la última ecuación, estuve muy preocupado por los exámenes y Hara no sabía cómo explicarme.

Mientras yo seguí hablando él tomó rápidamente mi barbilla y me dio un beso un poco corto, no tuve tiempo ni para reaccionar..

Me besó, me besó... ¡Shima me besó, el presidente me besó! Toqué mis labios, él giró su cabeza avergonzado. Me levanté, tomé mis libros y mi mochila y salí rápidamente de su casa.

Sus labios se sienten como un caramelo, por la textura... Sonreí para mí mismo, entonces Miya y Hara me miraron.

-¿Viste un fantasma o que carajos te pasó? Estás con la cara pálida. Ven.
-No, no pasa nada.

Tomé mi bicicleta. Hara se subió a su bicicleta y Miya se sentó en la parte de atrás, qué envidia, ellas hacen cosas sin que la gente sospeche que se gustan, si Shima y yo hiciéramos algo así seguro nos mirarían raro.

¿Ahora qué va a pasar? Él me besó... ¿Debería estar feliz? Tal vez él no quiso hacerlo, tal vez... No, tal vez nada, un beso es un beso, él lo hizo porque quería, no hay otra razón.

Mi amor platónico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora