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Mi mamá me obligó a vivir en los dormitorios de la universidad porque no quiere que salga de fiesta, así que estoy mudándome al edificio donde me quedaré por seis años.

"Hon Eita, edad 20 años, estatura 1,71, peso 60, cabello castaño corto y ondulado, ojos cafés grandes, piel pálida y sonrisa perfecta." Es lo que leí en un comentario a mi foto de perfil, la gente está loca, no entiendo cómo pueden enamorarse sin conocerme.

La puerta de mi habitación se abrió y tras ella vi a un chico con una caja y unas maletas. Entró como pudo y dejó sus cosas.

-Hola, mucho gusto, me llamo Toyo Isami, puedes decirme Isami. -Dijo sin mirarme.
-Eita, Hon Eita.
-Hago la carrera de  administración de empresas. ¿Y tú? -De nuevo no me miró.
-Hago carrera de Comunicación audiovisual.

Alto como de 1,80, cara afilada, rasgos muy japoneses, ojos cafés, cejas gruesas y con una forma perfecta, cabello corto y una cara de malhumorado... Wow... Me miró y no dijo nada más.

Organizó sus cosas, luego limpió un poco. Se me hacía conocido, pero aún no lograba saber de dónde. Su cuerpo se ve musculoso, no mucho, pero sí...

-Isami... ¿A qué secundaria fuiste?
-¿Qué te importa?

Este idiota... ¿Cómo puede ser que me trate así? ¿Acaso quiere pelea? Tonto. Mientras él estaba haciendo su cama yo lo observaba, él me miró.

-¿Qué miras? ¿Soy muy lindo o qué?
-Ya quisieras que pensara eso...

Estúpido... Me miró burlándose y se fue a la cocina. Estuvo ahí mucho tiempo, parecía que estaba limpiando.

-¡Eita!
-¡No me llames por mi nombre!
-Haré lo que me de la gana, sólo ven.

Me levanté y fui a la cocina... Preparó arroz con pollo en treinta minutos... Vaya chico.

Me entregó dos platos, los llevé al comedor, él vino y se sentó, me senté también. ¿Es bipolar o qué le pasa? Él es... Lindo.

-¿Por qué me das comida?
-Es mucho para mí sólo, no te lo tomes tan personal.
-Lo que digas.

Estúpido... ¿Quién se lo toma personal? Es un idiota.

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Han pasado tres meses, se puede decir que nuestra relación es de compañeros que se odian, excepto porque a veces él me da alimentos y yo a veces lavo su ropa.

-¿Por qué me miras? ¿Se te perdió algo? -Dijo.
-Si, tonto.

Me levanté de mi cama y fui a la cocina, él entró y me miró como si me estuviera vigilando.

-¿Qué?
-Nada...
-Deja de vigilarme, vete.
-Mejor quítate, voy a cocinar.
-¿Puedes hablar amablemente?
-No.
-Ya veo. Muévete, necesito pasar. Tu gigante cuerpo me estorba.

Se hizo a un lado y pasé... Es un idiota, siempre quiere buscar pelea conmigo y lo peor es que siempre la encuentra.

-Isami, voy a salir.
-Pareces un niño, siempre tienes que estar ocupado.
-¡Qué quieres que haga, me aburro!
-¡Pues limpia tu desorden!
-No, gracias. Voy a comprar algo de comida, vuelvo en veinte minutos.
-Trae verduras.
-Ahg...
-¡Eita, que traigas verduras, dije!
-¡Ya escuché, qué fastidio eres!
-Sólo lárgate.
-Un día de estos te voy a callar esa boca.
-¿Ah sí?
-Me voy.
-Um.

Salí del dormitorio y bajé al primer piso, vivimos en el segundo. Salí y fui a un minimercado cercano a los dormitorios.

Compré snacks, bebidas, leche, lechuga, tomate, pepino, limón y manzanas... Compré un poco de comida instantánea, aunque Isami la odia.

Mi amor platónico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora