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Cuerpo perfecto, cara perfecta, voz perfecta... ¿En qué no es perfecto? Intento verle su lado malo, pero es que no existe.

-¿Qué miras?
-Nada. -Respondí casi riéndome.

Siguió su camino hacia los vestidores. Él siempre se cambia después de todos, dicen que es porque es gay... No tiene nada qué ver, pero sí es gay...

-¿Qué te dijo el Señor Perfecto?
-"¿Qué miras?"
-Uh, hasta a mí me dolió. Es que es inalcanzable, ya deja de soñar.
-¿Estás loco? No me voy a rendir tan fácil.
-En serio no me creo que te gusten los chicos, si eres tan...
-¿Masculino? Es que no tiene nada qué ver, Kei.
-Ya sé, ya sé.

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Soy Ogawa Makoto, tengo 16 años y estoy enamorado del chico más perfecto de todo el colegio; Yaguchi Nozomu, 1,70, delgado, poco ejercitado (Mejor dicho, para nada), cabello castaño y corto, piel blanca como las nubes, ojos color café con gris. Su personalidad es un asco (Según todos), pero creo que es su mayor atractivo (Así somos los humanos) a las chicas les encanta que él las ignora por completo (Tal parece que a mí igual).

Por eso es que tengo esperanzas... Soy el único al que no ignora (Por completo), siempre me dice cosas terribles, pero algo es algo. Ya sé, parezco idiota.

Después del cole fui a mi casa con Kei, estábamos en mi habitación jugando videojuegos en nuestros celulares.

-¡Ey, Yasuda me envió un mensaje diciendo que vayamos a su casa hoy en la noche!
-¿Por qué te alegras? No voy, soy perezoso.
-Sus papás salieron y vuelven el domingo en la noche, dice que vamos a hacer una especie de fiesta.
-No puedo tomar.
-"Especie de fiesta", le dice así porque no va a haber alcohol, pero va a haber música, comida, oscuridad... El Señor Perfecto va a ir, son mejores amigos. -Dijo lo último obviándolo.
-¡Voy!
-Bien, dile a tu mamá que te vas a mi casa a dormir.
-Ok. Voy a bajar a decirle, puede que tenga que hacerle favores para que me deje salir, así que más vale empezar desde ahora.

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-¿Crees que tenga oportunidad de hablar con Yaguchi?
-No. -Admitió con seriedad.
-Te odio.
-Ya supéralo, él es un tonto, sólo que lo oculta con su apariencia.

Entramos a la casa, la música no estaba muy fuerte porque los vecinos se pueden enojar, aún así había un ambiente perfecto.

Yagushi estaba sentado viendo su celular, me quedé viéndolo. Incluso sus manos son perfectas, quisiera poder tocarlas.

Se levantó de la silla y salió al jardín trasero, lo seguí después de dudar mucho si hacerlo.

Cuando salí no lo vi por ningún lado, pero vi a una chica tomando una foto a la nada.

Me acerqué para ver qué era lo que hacía esa chica y vi que estaba tomándole fotos a Yaguchi mientras orinaba... ¿Qué le pasa a esa chica? Me acerqué y le arrebaté el celular.

-¡Oye, dame mi celular!
-¡No, estás haciendo algo horrible!

Yaguchi pasó por nuestro lado y se detuvo... Es tan indiferente a nosotros, sus admiradores, que seguro se va a ir.

-¿Qué le haces? Es una chica.
-Una chica que le tomó fotos a tu pene orinando.
-¿¡Qué!?
-¡Dame mi celular o le digo a mi novio!
-¡Pues dile! Si quieres que le de una patada en el trasero...

Yaguchi tomó mi mano y tiró de mí, entramos corriendo y me llevó al segundo piso de la casa, entramos a una habitación que creo es un estudio.

Aseguró la puerta. Mientras tanto yo me senté en el suelo junto a un sillón grande. Comencé a mirar las fotos.

Yaguchi se sentó a mi lado sobre el sillón, parecía agitado... Es que es perfecto, así que nunca corre porque va a sudar, por eso está tan cansado de subir unas cuantas escaleras.

Las fotos eran muy bien tomadas, había una mientras bajaba su pantalón un poco.

-Qué lindo jean tienes... Ah, pero en esta foto hay muy buen enfoque. -Me reí.
-¡Pervertido!
-Pero si no dije nada.
-Ya sé que no estás mirando lo que dijiste.

Me quitó el celular y comenzó a borrar las fotos, intenté arrebatárselo, pero él inmediatamente movió su mano y mi mano por accidente cayó en sus piernas. Me miró... Subí mi mano.

-O-Oye.

Toqué su entrepierna, él se sonrojó. Bajé la cremallera de su jean, él dejó el celular a un lado y cerró los ojos con fuerza, nuestras respiraciones estaban agitadas, no sé si era por haber corrido o por lo que estaba a punto de hacer.

Me puse de rodillas entre sus piernas, bajé un poco su pantalón y luego su ropa interior, su miembro estaba duro... Lo sabía, le gusto al menos un poco.

Lo tomé con ambas manos y empecé a moverlas de arriba hacia abajo.

-A-ah...

Tomé su cuello y tiré de él, lo besé... No respondió mi beso, pero me dejó meter mi lengua en su boca. Podía escuchar los gemidos que no podían salir porque estaba besándolo. Hice el movimiento de mi mano más lento para evitar que se viniera, quería que ese momento durara para siempre.

Dejé de besarlo para escuchar sus gemidos y ver qué expresión tiene mientras lo toco.

-Rápido... Tenemos que devolverle el celular.
-No voy a hacer que te vengas tan pronto, quiero disfrutar el momento.
-T-tonto.

Lo besé de nuevo y me alejé un poco, aún se tocaban nuestras narices, esta vez él estaba buscando mis labios, quería besarme... Besé su mentón, él tomó mi cuello con ambas manos, lamí el labio inferior, luego el de arriba y me alejé. Quiero que sienta que me desea y que se vuelva loco por mí.

-Makoto...

Dijo mi nombre... No somos cercanos y es capaz de decirme por mi nombre. Seguí masturbándolo con más rapidez, sus piernas estaban temblando y su cuerpo se retorcía, estaba a punto de venirse.

-¿Quieres que te bese?
-S-sí...

Lo besé, volví a hacer mis movimientos lentos, sus piernas temblaban un poco... No quiero que se venga, quiero hacerle esto por siempre. Aún cuando dijo que quería que lo besara, no respondió mis besos. Le di un beso en el cuello, sus piernas estaban temblando más y de nuevo su cuerpo se retorcía. Sujetó mi camiseta con fuerza, cubrí la punta de su miembro con la otra mano para evitar que su semen manchara el sillón o nuestra ropa... Sería vergonzoso.

Me abrazó con fuerza mientras lo besaba, se vino... Soltó un suspiro, volví a besarlo... Mis manos llenas de su semen me hacían querer seguir.

Me alejé, me quité la camisa, por suerte traía una camiseta por debajo. Con la camisa limpié su semen, él estaba evitando mi mirada.

-¿Por qué no me miras?
-C-cállate... Ve a lavarte las manos.
-Creo que no me las voy a lavar nunca.
-¿Por qué?
-Porque tengo tu semen en mis manos... Es un privilegio. Sólo sentir el olor me hace querer tocarme.
-Qué asco... Lávate. Me voy.
-¿Por qué tan pronto?
-No es tu problema.

Agarró el celular y salió de la habitación casi corriendo... No lo puedo creer, besé y masturbé al Señor Perfecto.

Mi amor platónico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora