Mi amor platónico.

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Hay un chico que viene a la cafetería donde trabajo y se sienta a estudiar... Puede ser que soy fácil de enamorar, porque tal vez me estoy enamorando.

Es que es inteligente, educado, totalmente mi tipo en cuanto al físico... Nunca he visto que se queje de nuestro servicio, a pesar de que por los nervios he cometido errores como...

1) Tirarle café encima.
2) No tomar su orden.
3) Interrumpirlo mientras estudia.
4) Preguntarle su nombre, edad y carrera.
5) Seguirlo en Instagram con la cuenta de la cafetería.

Sí, debe pensar que estoy loco, que no conozco la palabra "Respeto" y tampoco "Prudencia". Aunque no parece pensarlo.

-Hola.
-Hola. -Dijo con seriedad.
-¿Puedo tomar su orden?
-Lo de siempre, por favor.
-Bien.
-Antes de que te vayas... ¿Puedes darle una mirada a mi trabajo? Quiero estar seguro de que está bien.
-Sí.

Miré su cuaderno... Olvidé mencionar que vamos a la misma facultad, nada más que yo estoy en último año y él en segundo.

-Todo está bien. -Dije. -Es muy inteligente.
-¿Quién?
-Usted.
-¿Puedes dejar de decirme "usted"?
-L-lo siento... ¿Joven?
-¿Estás loco? Me preguntas mil cosas privadas y luego me hablas así.
-Ah... ¿Tú?
-Sí.
-Voy a seguir trabajando.
-Bien. Gracias.

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Al siguiente día no fui yo quien lo atendió, pero estuve viéndolo desde la caja registradora.

Por un momento sentí una mirada, efectivamente, él estaba mirando hacia mí... Se giró tranquilamente y siguió en lo suyo.

Me parece raro que me mire, aunque es normal... Tal vez estaba distraído y miró hacia mí sin darse cuenta.

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Este día tuve la suerte de atenderlo yo. Fui a su mesa, esta vez se había sentado cerca a la caja. Cometí el error de cualquier persona enamorada, "pensar que es correspondido por cualquier acción" y eso es malo, ahora creo que se sentó ahí porque creyó que yo iba a estar en la caja todos los días.

-Hola. -Dijo.
-Hola... ¿Puedo tomar tu orden?
-Lo de siempre... Hoy no estás en la caja...
-Ayer mi amiga enfermó, por eso tuve que cubrirla.
-Mmm, entiendo.
-Vuelvo en un rato.
-Bien. -Sonrió.

Después de un rato pude llevarle su orden de siempre; café doble y un sandwich. En esta cafetería sólo venimos los estudiantes, es que es en la universidad, por eso pasa las tardes aquí.

Llegué a su mesa y dejé la bandeja, él me miró... Mi corazón se estaba acelerando por algo así... Es malo.

-¿Cómo es que trabajas tanto y estudias?
-Ah... Tengo días en los que no hay clases. Elijo las clases para todo un día, hay días en los que todo el día estoy en clases, otros en los que sólo trabajo y un día en el que hago trabajos y me quedo en casa.
-Nunca descansas...
-Si, descanso a veces, cuando no hay trabajos de la uni. Esos días salgo o hago algo como ver películas.
-Eres admirable.
-G-gracias.

Volví a trabajar... Él me halagó, incluso preguntó sobre mi vida privada.

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No trabajo jueves, viernes, sábados y domingos, ya que son los días con menos estudiantes. Mi día de descanso es el domingo.

Esta vez no tuve nada más qué hacer que la limpieza de la casa, así que salí a hacer las compras.