Uno

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Harry observó como el espíritu de Voldemort salía de su cuerpo en forma de una ominosa nube negra, perdiéndose a gran velocidad en el cielo del atardecer, mientras su cuerpo se deshacía en cenizas.
Eso no podía ser. Era imposible.
El anillo... El diario... El guardapelo... La copa... La diadema... Nagini...y él mismo ¡Todos habían sido destruidos! Pensó Harry desesperado, cayendo de rodillas en el suelo, frente a las ruinas de Hogwarts y de todos los supervivientes de la batalla.

Ron, Neville, Luna y Hermione se acercaron lentamente a Harry que parecía estar en shock.

- ¿ Qué ha sido eso? - preguntó Ron mirando a Hermione que estaba igual de pálida o más que Harry.

El héroe del mundo mágico negaba una y otra vez, mirando la varita en sus manos.

- ¿QUÉ HA SIDO ESO? - volvió a cuestionar el menor de los Weasley agarrando a su novia de los hombros y sacudiéndola suavemente para sacarla del trance en el que parecía estar.

- Harry... - llamó la nacida de muggles haciendo caso omiso a Ron - e...eso era...

Harry se levantó con la rapidez que su maltrecho y herido cuerpo le permitía, encarando a todos sus amigos y compañeros de batalla.

- Si Hermione.

- ¿PERO CÓMO? - gritó la castaña algo histérica

Los demás les miraban aturdidos. Neville y Luna se dejaron caer también, al comprender la magnitud de lo que acababan de ver.
Ron, perdido, preguntó de nuevo algo irritado por no obtener respuesta.

- ¿ Puede decirme alguien qué demonios está pasando?

- ¿No lo entiendes Ronald? - dijo Hermione angustiada - eso era Él... Era... Voldemort...

El pelirrojo se estremeció al oír ese nombre maldito.

- ¡NO PUEDE SER! ¡Debería estar muerto! - espetó Ron retrocediendo asustado unos pasos.

- ¡Pues no lo está! - contestó Harry al fin.

- Debe quedar un último horrocrux - sentenció Hermione - Ryddle debió hacer ocho y no siete.

- Entonces...todos...todos los que murieron ¿Lo hicieron en vano? Mi hermano Fred... - dijo Ron con lágrimas resbalando por sus mejillas - el profesor Lupin...Dumbledore...Tonks... ¿Todos ellos murieron para nada?

Harry se acercó a su amigo y le envolvió en un abrazo al que se sumó Hermione.

- Sólo morirán en vano si no seguimos luchando - dijo Harry sobreponiéndose - lo vencí más de una vez, podré hacerlo de nuevo.

Neville y Luna miraron a Harry esperanzados.

- Lucharé junto a ti otra vez Harry - dijo Nev poniéndose en pie y ayudando a Luna a hacer lo mismo.

- Tranquilo Harry, tus amigos te apoyarán una vez más - dijo la joven rubia con una dulce voz.

Harry agradeció en silencio las palabras de apoyo, desviando la mirada hacia unos cabellos rubio platino que resaltaban en la oscuridad del crepúsculo.

- Hay que moverse y comenzar a buscar, y creo que sé quien nos va a ayudar - dijo Harry guardando su varita en su bolsillo y corriendo hacia el slytherin que abrazaba a su madre confortándola.
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Harry resopló cansado dejando un libro más, en la gran pila que se había acumulado a su lado.

- ¡Nada!... ¿Has encontrado algo Draco? - preguntó el azabache hastiado mientras se frotaba los ojos cansado.
Llevaban semanas buscando en la biblioteca de los Malfoy alguna pista o hechizo que ayudara a localizar el último horrocrux y de momento no habían tenido suerte.
Draco miró a Harry y negó pesaroso.
El slytherin se había asombrado cuando el héroe del mundo mágico se había acercado a él tras la batalla de Hogwarts para pedir su ayuda, a cambio claro está, de testificar a su favor y de su madre en los juicios posteriores. Su padre no tuvo esa suerte pues sus crímenes eran demasiados y fue llevado a Azkaban. Draco y su madre Narcissa, quedaron libres y sin cargos gracias a la ayuda prestada al final de la guerra.

El octavo horrocrux Donde viven las historias. Descúbrelo ahora