El octavo horrocrux

Siete.

Feilong jadeó asustado por lo dicho por su padre. Conocía la historia que circulaba en su familia desde hace cientos de años. Pero...era solo eso, ¡una historia! ¿No?

- Padre... No - dijo Feilong con súplica.

El señor Liu miró al que había sido su hijo con el ceño fruncido. Se había olvidado de él. Con un gesto de la mano, indicó a los guardias que les rodearan, apuntándoles con las varitas.

- Liu... - Xia Ling imploró a su esposo en un susurro.

- Por favor, señor Liu, le ruego que nos escuche - dijo Flynn dando unos pasos hacia adelante y poniéndose frente a los seis magos.

El anciano miró con desagrado al Méiyǒu-Mófǎ. Aunque fuera el bibliotecario y tuviera ciertas habilidades, no dejaba de ser un mísero humano. Cómo se atrevía a pedirle cosa alguna a él, el gran jefe de la casa Liu.

Draco se adelantó junto a Flynn sin dejarse intimidar por los magos que les rodeaban.

- Esto es grave, afectará a todas las comunidades mágicas, no sólo a la nuestra. Voldemort no se conformará con el Londres mágico - dijo Draco con una calma que no sentía. No le había gustado la mirada que le había dedicado a Harry, y aunque odiara admitirlo, le había cogido cariño al estúpido león.

El anciano volteó su mirada hacia el slytherin con una sonrisa que no supo clasificar.

- ¿Exactamente qué necesitáis de la casa Liu? - preguntó con un desinterés fingido.

Yan-tzu se puso junto a su padre observando al hermoso extranjero rubio de ojos grises. Sentía cierta oscuridad en él que le atraía en cierta forma.

- Tenemos que destruir un objeto hechizado con una poderosa magia oscura - dijo Neville acurrucando un poco más a Feilong que estaba temblando ligeramente - y necesitamos saber si la familia Liu posee algún arma u objeto que pudiéramos usar para contrarrestar la magia negra. Sin duda, al ser una familia milenaria, tendréis el conocimiento para ayudarnos.

El anciano Liu observó a Neville con ojos calculadores.

- Feilong, no nos has presentado a tu esposo - dijo Liu con una sonrisa ladina.

Neville miró a Feilong algo perdido al igual que los demás magos. Flynn desvío la mirada nervioso. Había esperado desviar la atención del anciano de su hijo Feilong, pero no funcionó en absoluto. Ahora el bibliotecario temía por la vida del azabache.

- ¿Esposo? - preguntó Neville confundido.

Una risa burlona de Yan-tzu se escuchó en el silencio incómodo de la sala.

- Oh...hermanito...- dijo Yan-tzu con una sonrisa prepotente - no me digas que no te has desposado con un sangre pura y has tenido la osadía de volver...

- ¿De qué diablos está hablando Fei? - preguntó preocupado Neville.

- Nev yo... - comenzó Fei sin atreverse a mirar a Neville a los ojos.

- Cuando padre le repudió, le dio una única oportunidad de poder volver con la familia, siempre y cuando volviera casado con un sangre pura, pero ¿qué mago puro querría casarse con semejante abominación? ¡Un Méiyǒu-Mófǎ! ¡La vergüenza de la familia! ¡Padre debió matarte en cuanto supo lo que eras! - exclamó Yan-tzu con una mirada de odio tan intensa que Fei se encogió en su sitio.

Los presentes jadearon impresionados por la ira que destilaba el hermano de Feilong hacia él.
Neville miró furioso al hombre que vociferaba semejantes palabras a su hermoso Fei.

- No te atrevas a insultar de nuevo a mi prometido - siseo Neville con una mirada tan fría que incluso Yan-tzu vaciló un momento.

Feilong volteó el rostro hacia el gryffindor con los ojos abiertos por la impresión y un enorme sonrojo en las mejillas.