Cuatro.

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Luna y Neville sujetaban a un muy mareado Fuyuhiko. Harry ayudaba a Asami a ponerse en pie con dificultad, pues el yakuza era mucho más grande que él, mientras Hermione asistía a Haruhiko que se había desmayado. Mikhail con paso tambaleante se dirigió a donde estaba su novio y se arrodilló junto a él comprobando que estuviera bien.

- ¿A dónde vamos? - preguntó Flynn sacudiendo un poco su cabeza. Aún no se acostumbraba a eso de la aparición - ¿volvemos al hotel?

- No creo que sea buena idea. Blaise podría rastrearnos, seguro a estas alturas ya deben saber dónde nos alojábamos. Deberíamos aparecernos de nuevo en otro lugar, quizás así le confundamos un poco - dijo Draco mirando a los demás preocupado.

Flynn suspiró en desacuerdo de volver a usar ese hechizo de traslación y menos aún cuando todavía se sentía mareado. Pero si su Dragón pensaba que eso era lo mejor, no sería él quien pusiera pegas.

- ¿Podrás soportar hacerlo una vez más? - preguntó sugerente Harry a Asami en un susurro que solo pudo oír el japonés.
Asami aún en ese estado, sonrió de medio lado y agarró al mago de la cintura fuertemente acercándolo a su cuerpo de forma un tanto indecente.

- ¿Me estás provocando deliberadamente, esmeralda? - dijo Asami en el oído de Harry con una voz tan seductora que el mago casi gimió.

Ron tosió algo incómodo con la cercanía de su mejor amigo y ese japonés.

- No podemos volver al hotel ni a la mansión Usami... - dijo Hermione ayudando a Mikhail a poner en pie a Haruhiko que ya había despertado.

- Dejemos a los muggles aquí, deberíamos volver a Londres y tratar de destruir el maldito reloj - dijo Ron en voz baja para que sólo Hermione le escuchara, aunque todos le oyeron.

- No podemos dejarlos así - dijo la leona dando un zape a su novio en la cabeza, que se quejó adolorido.

Asami miró lanzando dagas con los ojos al pelirrojo que trataba de separarlo de Harry.

- Podríais alojaros en mi casa de momento - dijo el yakuza, haciendo que Mikhail le mirara divertido.
Ya era raro que su amigo ofreciera su penthouse a conocidos, mucho más a extraños. Ese mago enano había logrado en menos de un día lo que él había tardado años en conseguir.

- No querríamos ser una molestia... - dijo Harry con un leve sonrojo en sus mejillas, ya que aún era sostenido por el de ojos dorados.

- Mi hermosa esmeralda...tu jamás serías una molestia - dijo Asami con una sonrisa atrevida.

Harry se sonrojó aún más. La cara le ardía y no sabía a dónde mirar. Ron, Hermione y Neville estallaron en carcajadas al ver la cara de su amigo.

- Deberíamos acompañar a ese muggle, Harry - dijo Luna con una sonrisa soñadora mirando a Nev que seguía riendo.
Harry asintió a lo dicho por la ravenclaw. Jamás se le volvería a ocurrir no hacer caso a los pálpitos de Luna.

- Lo que sea ¡pero vámonos ya! - dijo Draco inquieto, mirando hacia todos lados. No debían quedarse en ese sitio por mucho tiempo.

Harry se acercó más a Asami, llevando su boca al oído del japonés. Si el de ojos dorados quería jugar, él jugaría.

- Piensa en tu hogar - susurró el mago, dejando un suave beso en el lóbulo de la oreja a Ryuichi, justo antes de que el yakuza sintiera de nuevo el fuerte tirón en el estómago y todo se arremolinara a su alrededor.

Hermione negó divertida con la cabeza ante el comportamiento descarado de Harry. Nunca se había portado así.
La leona tomó de la mano a Haruhiko siguiendo la estela de Harry. Draco sujetó a Flynn, Nev a Mikhail y Luna a Fuyuhiko. Ron esperó a qué todos se hubieran ido antes de aparecerse también, se aseguró que estaban solos en el callejón y con un fuerte crujido, siguió a los demás.
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Cuando Ron apareció en medio del salón de Asami, nunca pensó que se encontraría con semejante espectáculo.
Todos los magos miraban sorprendidos a un hermoso hombre asiático con el cabello negro y absurdamente largo, abrazado a un muy sonrojado y balbuceante Neville.

El octavo horrocrux Donde viven las historias. Descúbrelo ahora