El octavo horrocrux

Ocho.

Un silencio ominoso se hizo al entrar en el gran salón a la mañana siguiente, los seis magos, Flynn y Feilong. Los guardias, rodearon al instante a los visitantes con las varitas en alto, dispuestos a usarla a la primera orden de Liu.
Harry rodó los ojos con hastío. Maldita suerte Potter...

- Espero la estancia haya sido de su agrado...- dijo Liu con fingida cordialidad.
Draco miró al anciano arqueando una ceja al más puro estilo del que fue su padrino. Algo malo iba a pasar, pensó el slytherin al ver la siniestra sonrisa del cabeza de familia.
Neville se adelantó unos pasos con Feilong de la mano. Estaba impaciente por terminar con todo el asunto que les retenía allí y poder irse con su hermoso azabache de aquel lugar y alejarlo de todas las personas que tanto daño habían hecho a su Feilong.

- Vayamos al asunto en cuestión - dijo Nev con voz dura y una mirada que decía a las claras que no aceptaría más rodeos.

Sus amigos le miraron impresionados.

- Y ahí está de nuevo el Neville varonil... - susurró Ron a Harry y Hermione que estaban a su lado, provocando una risita involuntaria en Harry. Hermione les miró con un gesto de reprensión por lo que ambos magos se disculparon bajito evadiendo la mirada de la leona.

- ¡Ah!... Mi futuro...yerno - dijo el señor Liu torciendo el gesto al decir esto - tiene razón...bien...he de decir que estuve leyendo antiguos pergaminos familiares y me agrada decir que creo poder ayudarles...- continuó con una sonrisa que dio escalofríos a Feilong. El conocía bien a su padre y sabía que el precio de esa ayuda sería alto.

- Y va a prestarnos esa ayuda...¿A cambio de que? - preguntó Draco con el rostro serio, tratando de no mostrar su preocupación.

- Nada difícil o valioso - contestó Liu pidiendo con un gesto algo que su hijo mayor tenía en la mano, entregándole éste un rollo de pergamino que parecía bastante antigüo y con gran delicadeza lo desenrolló, extendiéndolo ante ellos.

Flynn jadeó por la sorpresa y se acercó a paso rápido tomando el pergamino de las manos de Liu casi con reverencia.

- Pero...esto...esto es... - balbuceó Flynn tratando de formar una oración completa y con sentido, pero la sorpresa se lo impedía.

Liu sonrió con arrogancia.

- Si. Es la Sagrada Daga Cruzada de Adyanti.

Flynn acarició con emoción contenida el dibujo de la daga en el pergamino.

- La Sagrada Daga Cruzada de Adyanti...un arma que fue tocada y bendecida por los antigüos dioses, un arma capaz de desterrar cualquier mal de este mundo para siempre.

Los seis magos miraron el pergamino boquiabiertos. ¿En verdad existía un arma así? De forma casi automática Ron, Harry, Draco, Luna y Nev miraron a Hermione, preguntando con la mirada si sabía algo sobre esa daga. La leona negó con la cabeza.

- ¿Tiene la familia Liu esa daga? - preguntó Draco perspicaz. El que les haya mostrado un pergamino en lugar de la propia daga le hacía sospechar.

Liu soltó una risita que extrañó a todos, incluso a su hijo.

- Veo joven Malfoy que el instinto slytherin es fuerte en ti... Me temo que no - dijo con cierta tristeza Liu - pero, si sabemos dónde se encuentra.

Draco frunció el ceño, esa conversación iba por un camino que no le agradaba.

- Y si sabéis dónde está... ¿Por qué no habéis ido a buscarla? - preguntó esta vez Hermione yendo por la misma línea de pensamiento que Draco.

- Sólo el portador del alma del dragón puede sacar la Daga de Adyanti de su sagrado lugar - dijo Liu de forma seria y algo ¿dolida?

Harry se llevó las manos a la cara y restregó su rostro con frustración. ¿Era en serio? ¿Por qué diablos le pasaban siempre estas cosas a él?