¿Jinetes?

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La seguridad en la oficina del alcalde era demasiada, hasta el más ágil podría cometer un error y alertar a la policía, pero para lobo nocturno no había imposibilidades que no podía superar, nada era imposible, sin embargo ya burlado la seguridad se dispuso a buscar lo que pedía Luzu, busco en todas partes, desordenando y acomodando todo como estaba.

Empezaba a perder la paciencia, pero algo llamativo se encontraba debajo de la alfombra, una trampilla que conducía a una ante-sala, donde la iluminación era con antorchas, en medio de todo ello, había un altar con un cofre grande. Este cofre, es de madera oscura, con grabados de las más grandes atrocidades cometidas por cuatro individuos, tenia un candado de oro.

En unas cuantas horas aparecería los primeros rayos del sol y Luzu se empezaba a desesperar, pues sus pensamientos eran todos pesimistas, cuando creía que el dichoso ladrón se largo con las cosas en ese momento apareció con un gran cofre y enseguida de este lobo nocturno, con algunos pequeños raspones y pequeñas heridas.

--Pensé que te habías escapado con las cosas que te encargue.--respondió  con los primeros rayos del sol, alumbrando toda la cara, dándole un aspecto increíble pero con una mirada molesta arruinando el momento. Sin embargo para el ladrón ni le importaba, ni causaba miedo esa mirada de Luzu.

--Pues para tu información tuve algunas complicaciones, así que espero mi paga y me largo.--respondió con cierto tono de molestia. Con la parte del contrato ya hecha, el famoso lobo nocturno se dio la vuelta, pues necesita poner a salvo la gran bolsa de karmacoins de oro en su guarida secreta.

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En la montaña cubierta de lava, Luzu lleva el cofre a cuestas, al principio pensó que no pesaba nada, pero con solo darle el primer jalón, ahí se dio cuenta sobre la verdadera tardanza del ladrón. Pasando las puertas metálicas y la muralla que protegían su casa, se sintió seguro, pero ahora la curiosidad le carcomía todo su ser por descubrir lo que había dentro de dicho cofre y porque pesaba tanto.

La zona más segura de toda la casa de Luzu, es debajo de toda su casa, en la sala de cofres donde solamente el puede acceder esa zona y puede mantener lo que realmente en secreto lo que oculta dicha caja de madera. El cerrojo es de oro, por lo que pensó abrir con una ganzúa, forzar el cerrojo, fácil y sencillo, cero complicaciones.

Media hora después, el candado no se habría con nada, intento derretirla, quitarla con una pala de diamante, meterle un pasador, o simplemente romperla pero nada funcionaba, con la esperanza nula y la paciencia al limite, intento hacer una combinación que le llego a la cabeza en su momento de desesperación, tocar los símbolos de acuerdo al orden de un recuerdo remoto que no sabia de donde se originaba.

Pero el cofre le causaba cierta familiaridad, como si ya la había visto antes, en algún lugar, con los nervios al limite y el corazón a pulso de 100 latidos por minuto, toco los símbolos que contenía el cofre a cada lado que lo conformaban. Al terminar la secuencia, el cofre se abrió, mostrando los objetos que le hablo al ladrón, mostrándolos  en perfecto estado, como si los años no hubieran pasado.

Tomo lo que parecía una guadaña, su tacto le es familiar, pero al cabo de un segundo todo se volvió negro.

Su vista se posaba en su entorno, observando con detalle el sufrimiento y el dolor causado por él al quitar vidas gracias a sus compañeros o solo por el simple placer de hacerlo. Se llevaba las vidas ya sean de niños, jóvenes o ancianos pero lo hacía con tanto dolor, que la cara de sufrimiento de los familiares de los fallecidos le daban felicidad, por ser el autor de dicho crimen.

Con la enfrente en alto, se fue a pasear a un lago, fijando su vista en su aspecto,  una capa negra y desgastada, pantalones negros, botas negras y una camisa gris a juego  dándole un aspecto tenebroso a cualquiera que se fijara en él, se sentó en una roca a contemplar las opciones de lo que sucedería mañana y que  pasaría después.

A su lado estaba su caballo, igual de muerto que el, cuando el caballo y jinete se juntan, al galopar anunciaban la muerte a cada rincón a donde iban.  Su vista se poso en su compañero y amigo, lo más curioso de la situación es que no escuchaba lo que decía su fiel compañero pero alcanzo a oír las ultimas palabras.

"ENCUENTRANOS"

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Despertó con un sudor, con la cabeza dándole vueltas y unas terribles nauseas, que le hicieron devolver todo lo que comió el día de ayer, camino hasta su baño, poso sus hermosos ojos color azul marino, como el tono del mar, grabándose a fuego su aspecto, cara pálida y unas ojeras terribles pero el espejo le daba otra perspectiva al asunto, unos ojos rojos, como la sangre, una mirada que prometía dolor y sufrimiento.

Con el crepúsculo, y un espejo dando la razón de un sueño, llego a su mente otras tres seres más, con las mismas miradas pero diferentes tonalidades de color de ojos a la vez que unas palabras  se dejaba ver en toda esa bruma de pensamientos incoherentes, solo esas palabras vasto para derrumbar todo pensamiento bueno. 

"JINETES DEL APOCALIPSIS"

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Bueno....gracias al apoyo que dan a la historia, me hace feliz saber que les agrada la historia.

En segundo tenia planeado publicar este capitulo hasta el día miércoles pero como que me sobro el tiempo y pues actualice

Tercero voy a publicar una nueva historia, una llena de valentía y amor (si es que me sale)

Cuarto....si es que se puede publicare la otra parte, si no me dan mucho trabajo o tareas 

Espero que se la pasen bien en esta cuarentena, yo la verdad ya me estoy hartando de estar encerrada.

Hasta aquí el reporte Joaquín :) 

Se despide oline32   





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