El movimiento del mar se pronunciaba cuando la embarcación de Francisco se retiraba de la Zona Blanca, a lo lejos se observaban nubes de humo ascender producto del conflicto que se llevaba a cabo entre los tres bandos, los cuales eran, la oposición, el pueblo de los privilegiados y el ejército blanco. Era la primera vez que en la Zona Blanca se desarrollaba un conflicto. La oposición siempre existió, pero, nunca se había presenciado algo así – ¿Qué pasó en la zona? – Preguntaba con desespero Mario a Martín. – Los privilegiados, se han molestado con el gobierno por la espera de Quimérico y han levantado conflicto contra la oposición. Un miembro de este grupo intentó asesinarme cuando crucé entre la multitud. – Contestaba Martín. – La Zona Blanca, nunca ha tenido problemas de esta índole, si empeora podrá parecerse a la última guerra de nuestro gobierno, a la guerra de la división. – Mencionaba Verónica. – La guerra de la división, fue el fin de todo conflicto armado de nuestro antiguo gobierno, desde entonces el mensaje ha sido en contra de las guerras y de la muerte de inocentes, pronto se arreglaran las cosas con este conflicto. – Añadía Francisco. De pronto un hombre de expedición gritó – ¡La neblina se acerca!– Inmediatamente todos comenzaron a preparar la embarcación para no perder la visibilidad.
El Gran Bosque, está rodeado por una densa capa de neblina, rumores dicen que es por esto que las bestias se mantienen dentro del lugar, pero, esto no detiene su transporte a zonas cercanas, aun así la mayor parte del tiempo se encuentran dentro del lugar y las personas desconocen la razón de esto. Francisco, preparó al El Gran Navegante para poder entrar a la capa de neblina y mantenerse ilesos durante la estadía en esta. Verónica, Mario y Lucía prepararon a los hombres de expedición para atacar si aparecía una bestia marina cercana – ¡Necesito un arma también! – Decía preocupado Martín – ¿Sabes utilizar una?– Preguntaba Verónica. – Mi padre ordenó a los soldados blancos que nos enseñaran a mí y a mis hermanos como defendernos. – Martín aclaraba la situación para obtener un arma y Verónica finalmente se la brindó. La embarcación se encontraba en el interior de la neblina, y parecía todo muy tranquilo, no se visualizaban bestias que pudieran afectar a el grupo; los grandes árboles del bosque se observan desde la embarcación. Francisco, Martín y sus compañeros de expedición celebraban el haber iniciado una expedición más, bebían bebidas alcohólicas moderadamente, ya que debían estar alertas de las bestias que los rodeaban. La embarcación, podía ver a través de la neblina, pero, la visibilidad era limitada.
Verónica y Mario, vigilaban cada extremo del barco con armas especializadas para matar bestias enormes que pudieran salir en el mar o que vuelen sobre el bosque. Martín se sentó cerca de un extremo para admirar el agua moviéndose y en ese momento Francisco se sentó junto a él – ¿Cuál es el verdadero motivo de esta decisión que tomaste? –Preguntaba Francisco. – Es por el reporte que estoy realizando, para mostrarle a mi padre los injustos escenarios de la Zona Roja. – Respondió Martín con seguridad. –Suenas muy convencido, pero, te conozco, hay algo más que estas escondiendo, aparte de generar consciencia existe algo más ¿Cierto? – Insistía Francisco con curiosidad. –Pues sí, existe una razón más, necesitaba huir de mi casa, siento que soy la pieza que no calza en mi familia y en la zona, no me siento parte del lugar, estoy completamente cansado de la rutina, tenía que hacer algo distinto. Quimérico, fue el motor que me sacó de mi comodidad, el motor para luchar por algo nuevo y necesario. – Martín contestó a Francisco. Al caer la noche la poca visibilidad existente se intensificó. El grupo preparaba todo para poder sobrevivir durante su primera noche en el viaje. Francisco, escondió a Martín en la parte trasera de la embarcación, la nueva prioridad del joven eran proteger a su mejor amigo, incluso si era necesario poner su propia vida en riesgo. Martín, claramente se opuso a la idea de Francisco y lo enfrentó aclarando que quería ser parte del grupo durante la expedición, que quería ser útil. –No puedo quedarme de brazos cruzados en este escondite, vine con un propósito a este lugar, lo dejé todo por esta expedición. –Exclamaba Martín. – Es mejor que te quedes aquí, te protegeré en todo momento, cuando llegues a la Zona Roja harás el reporte rápidamente y luego te esconderás. – Francisco explicó a Martín y lo abandonó en la habitación.
Mientras que Martín se encontraba encerrado, Francisco, Verónica y Lucía, discutían sobre que exactamente hacer al llegar a la Zona Roja. Los habitantes del lugar no se metían con las personas que realizaban expediciones en la zona, debido a que llevaban alimento y diversas cosas que necesitaban, pero, estaban muy informados sobre quién era el hijo de Fabio. Los habitantes rojos odian a la familia más privilegiada de la Zona Blanca, reconocen a cada habitante de esta gran familia, y saben que tener a Martín en su poder puede generar muchas cosas, hasta una posible revolución. Fabio, haría cualquier cosa para recuperar a su hijo, los habitantes rojos, las Ruinas y cualquiera secuestraría a Martín para poder enfrentar a la Zona Blanca. La expedición sabía lo importante que era Martín y lo peligroso que era adentrarse en la zona que más odiaba a su familia, por esto Francisco ideó maquillar y disfrazar a Martín como un soldado del ejército blanco.
La embarcación, se movía con velocidad y se aproximaba a las cercanías de la zona, aunque para llegar a esta aún faltaba camino. Francisco, planeaba todo para que la llegada de Martín fuera exitosa y para que los habitantes rojos no sospecharan nada, por esto siempre llevaba armaduras de los soldados blancos por si los habitantes atacaban. Martín vestiría una intimidante armadura blanca con armas potentes y letales – ¿Sabes que si se enteran de que Martín entró a la zona, lo intentaran secuestrar? – Verónica preguntaba nerviosa. –Lo sé, por eso no podemos dejar que se den cuenta, y si se enteran tendremos que iniciar una guerra contra los habitantes rojos y defender a muerte a Martín. – Decía Francisco muy seguro. –Desde de un principio te dije que esto era una locura, nunca debimos acceder a cumplir las fantasías de ese niño inmaduro – Añadía con mucho enojo Mario, después de saber la peligrosidad de la misión principal.
Francisco, se levantó con valentía a defender a su amigo y la misión. – Enfrentaremos los riesgos que tengamos que enfrentar, somos soldados, vivimos para proteger y cumplir la misión del gobierno, es nuestro deber defender las prioridades de la Zona Blanca. Nos guste o no tenemos que defender a Martín, si Fabio se entera que llevamos a su hijo a las manos asesinas de los habitantes rojos nos matara o nos desterrara. – Los hombres de expedición guardaron silencio a las palabras de su líder y siguieron haciendo lo necesario para mantener al Gran Navegante totalmente seguro.
En el escondite, Martín procuraba salir ileso obviando todos los posibles peligros que se encontraban a su alrededor. El escondite era oscuro y habían enormes cajas repletas de ropa, la puerta estaba cerrada y aunque intentó derribarla fue inútil porque era demasiado pesada y fuerte para él. Martín, resignado por no poder salir del escondite se sentó en una esquina de este para poder percibir el notable movimiento de la embarcación al desplazarse por las aguas. Una luz, dentro del lugar se encendía y se apagaba constantemente mostrando muy pocas características del escondite, el movimiento de la embarcación se intensificaba y Martín se arrastraba cerca de la puerta anhelando un aire de libertad. Observaba, fijamente el parpadeo de la luz sobre su cabeza mientras se mecía cada vez más fuerte por el movimiento de la embarcación. Martín, veía una hoja que se sacudía con el movimiento, cuando llegó hacía esta vió que era una carta arrugada y que tenía en grande el título "Para Francisco". La curiosidad se puede convertir en el peor enemigo de los seres humanos, pero, en otras ocasiones se transforma en la llave para abrir enormes secretos y misterios.
Martín, había cedido a la curiosidad y abrió la carta que encontró en el suelo, esta no se lograba visualizar con exactitud, en sus primeros párrafos se podía descifrar que el mensaje fue del padre de Francisco para este. – Las cosas se han puesto difíciles, he tenido que dejarte durante todo este tiempo, pero, ha sido por órdenes del gobierno, soy aliado de Fabio y de la Zona Blanca, no puedo abandonar lo que me he ganado, eres mi hijo, llevas mi sangre, mi nombre, mi herencia y eres incluso más fuerte que yo, lograrás derribar este mundo y a todas las bestias que te encuentres en el camino incluyendo humanos, sigue mis pasos, eres todo... – Las siguientes palabras de la carta no se podían leer por el desgaste de la misma. En ese momento se escuchó un fuerte golpe en el costado de la embarcación. El movimiento fuerte que había sacudido a Martín se incrementó con más magnitud y se escuchaban disparos y gritos de los hombres de expedición. Francisco llegó desesperadamente a la puerta del escondite e intentó abrirla, pero, esta se había trabado con el golpe – ¡Martín ayúdame a abrir la puerta! – Gritaba desesperadamente Francisco.
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La Zona Quimérica
AventuraEn una isla donde se divide a la población según su clase social. Se pretende crear un proyecto donde las personas puedan vivir la vida que siempre han anhelado por medio de un sueño eterno. Martín siendo un joven privilegiado de la zona más poderos...