La Zona Quimérica

Capítulo 7. "Los habitantes rojos"

Un grupo grande de habitantes rojos rodeaban a Francisco, Martín y a sus compañeros. Entre las multitudes de habitantes de la Zona Roja, un hombre alto de unos cuarenta y cinco años de edad salió para confrontar al grupo.

–Hombres de expedición y sin protección. – Decía Sergio con tono burlesco mientras se acariciaba su largo bigote.

–Bienvenidos, están presenciando una enfurecida Área Roja que aprovechara esta enorme oportunidad para cobrar cuentas contra la asquerosa y sucia zona a la que ustedes pertenecen. – Expresaba Sergio riéndose de la situación en la que se encontraban Francisco y su grupo.

–No hagas esto Sergio, sabes que la Zona Blanca mandará refuerzos y matará a cada persona presente en este lugar. No les conviene en absoluto matarnos. – Francisco respondía a los comentarios y amenazas grotescas del líder del Área Roja.

–Entonces... ¿La Zona Blanca los salvará? La misma zona que se está hundiendo en su propia codicia. La misma zona que nos ha dejado en el abandono y al borde de la extinción. Su lema es un asco, "la vida eterna a través de un sueño." El sueño siempre ha sido de los privilegiados, pero, hoy los privilegiados experimentaran el fuego de la Zona Roja. –Sergio enfurecido ordenaba a los habitantes rojos llevar a Francisco y a su grupo a las estacas para asesinarlos.

Sergio y los habitantes del área se desplazaban en dirección a las estacas, mientras que los jóvenes eran arrastrados para ser asesinados. Algunos habitantes de la zona se refugiaban y buscaban alejar a sus hijos del devastador escenario que se presenciaría al ejecutar al grupo. Francisco, mantenía en su mano la carta que su padre le había escrito, Verónica luchaba con las pocas fuerzas que le quedaban en contra de los habitantes y aliados de Sergio que los arrastraban, pero, estos la golpearon fuertemente dejándola inconsciente. Mario, era arrastrado y empujado por el suelo al borde de la muerte después de perder grandes cantidades de sangre a causa de la trampa y Martín escondía su rostro con un abrigo que Francisco le había brindado. Cuando los jóvenes llegaron al núcleo de la Zona Roja observaron enormes estacas en donde se encontraban algunos cadáveres calcinados. Sergio los colocó en fila para arrastrarlos a su muerte uno por uno.

–Francisco, he cometido muchos errores durante este viaje, si morimos tienes que saber que agradezco nuestra amistad, pero, confío en que saldremos de esta situación, confío en que todos vamos a estar mejor. – Susurraba Martín a Francisco que se ubica justo delante de él.

–No morirás Martín, saldrás de esta, eres un privilegiado, eres valioso, eres más fuerte que todos nosotros juntos. Francisco contestaba sonriéndole a su mejor amigo.

Los pobladores del lugar, arrastraron al primero de la fila guiándolo a la estaca, lo amarraron y clavaron ciertas partes de su cuerpo para mayor ajuste. Sus amigos, lo observaban desde el suelo, llorando por el dolor que este expresaba, por la manera grotesca en la que estaba siendo asesinado. Sergio, se acercó al joven con un largo cuchillo y posterior a esto lo utilizó para rebanar lentamente la piel del privilegiado mientras este gritaba impaciente por el dolor. Sus compañeros lo observan sorprendidos, perturbados y dolidos, por la escena desgarradora que presenciaban. Los habitantes de la zona seguían desollando la piel del joven y cuando este estaba agonizando dió sus últimas palabras.

–No morirás amigo, saldrás de esta, recuerda que eres más fuerte que ellos... – El líder del Gran Navegante había sido asesinado en una estaca de la manera más cruel posible. Francisco había sido desollado por Sergio y los habitantes rojos para luego ser quemado.

El grupo no tenía palabras después de lo ocurrido, el siguiente en la fila era Martín, el cual también fue arrastrado a la siguiente estaca, pero, cuando Sergio le quitó su abrigo dejó caer su cuchillo por el asombro de encontrarse cara a cara con el hijo del gobernador.