Capítulo 11. "Fugitivos"

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La noche oscurecía y se ponía fría. La ropa de Mateo y Martín, se secaba lentamente.

- Debemos buscar un refugio donde pasar la noche. - Mencionaba Mateo. Pronto, se vistieron con las prendas limpias y húmedas que se les ajustaban al cuerpo y los hacían temblar por el frío que presenciaban. Comenzaron a adentrarse entre la vegetación y escuchaban ruidos de proveniencia misteriosa.

- ¿Crees que es una bestia de nuevo? - Preguntaba Martín asustado. Mateo le respondía.

- No lo sé, pero, tenemos que ocultarnos lo más pronto posible.

Los ruidos en la inmensidad del lugar hacían eco con las edificaciones destruidas. Mateo, apuntaba su lanza a la oscuridad, mientras Martín poseía en su mano una navaja que Mateo le había brindado como protección. Los jóvenes comenzaron a correr mientras la vegetación del lugar les golpeaba frágil el rostro. De repente en la intersección de tres senderos llenos de escombro, arbustos y troncos de árboles saltaron dos personas encapuchadas que les apuntaban directamente. Uno de los chicos apuntando con una pistola gritó fuertemente.

-¡Suelten sus armas y levanten las manos! - Obligándolos a hacerlo de inmediato.

Mateo puso su lanza en el suelo y aconsejó a Martín que hiciera lo mismo con su navaja.

-¿Qué es lo que quieren? - Preguntó Martín mientras Mateo le añadía.

- No tenemos nada, ni comida, ni refugio, ni nada que ofrecerles.

Uno de los encapuchados que poseía un bastón en su mano, mostró su rostro y dijo.

- Mi nombre es Naomi y el es mi hermano Nanli, no pensamos hacerles daño mientras ustedes prometan lo mismo con nosotros, por el contrario tenemos mucho que ofrecerles. Inmediatamente, su hermano Nanli le sujetó el brazo diciéndole a Naomi que no era una buena idea. Martín, repentinamente dijo estar interesado por la oferta de la chica. Pero, Mateo le dijo a Martín que era una mala idea.

- De ninguna manera, no los conocemos, no podemos confiar en ellos.

- Así como confié y ahora confío en ti.- Martín, respondió al comentario de su compañero.

Un camino dirigía a los cuatro jóvenes hacia la ciudad de ruinas y cúmulo de escombros.

- Tenemos un lugar que enseñarles, dónde hemos estado pasando los días. - Decía Naomi para intentar conversar con los chicos. Sin embargo, estos no soltaban palabra alguna y en ocasiones contestaban con algunos monosílabos.

- Este es nuestro refugio. -Dijo Naomi a Martín y a Mateo al llegar a un edificio muy grande abandonado en ruinas que anteriormente había sido un centro comercial.

- Es increíble. - Decía Martín. Naomi, respondió diciendo que era aún mejor por dentro.

Entraron por dos grandes puertas llenas de suciedad y al borde de colapsar. Nanli, se dirigió a una especie de caja de interruptores y encendió las luces del centro comercial e inmediatamente todo aquello en ese lugar que parecía sin vida, inmóvil, sucio y dañado, se iluminó. Las luces alumbraron rústicamente la edificación en ruinas llena de vegetación, los juegos mecánicos para niños se movilizaban lentamente y trabados. Parecía que aquello sin vida resucitara, pero, sin humanos como una vez lo fue.

- Es imposible que esto funcione, la guerra de la división se dio hace más de un siglo. - Mencionaba Martín con asombro por la belleza y tranquilidad que transmitía el lugar.

- Le hemos dado mantenimiento, hemos sembrado algunos vegetales y criado unos cuantos animales para sobrevivir. - Decían los hermanos.

-¿Quiénes son ustedes? - Preguntó Mateo y Nanli pronto le respondió que eran fugitivos.

La Zona QuiméricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora