La noche oscurecía y se ponía fría. La ropa de Mateo y Martín, se secaba lentamente.
- Debemos buscar un refugio donde pasar la noche. - Mencionaba Mateo. Pronto, se vistieron con las prendas limpias y húmedas que se les ajustaban al cuerpo y los hacían temblar por el frío que presenciaban. Comenzaron a adentrarse entre la vegetación y escuchaban ruidos de proveniencia misteriosa.
- ¿Crees que es una bestia de nuevo? - Preguntaba Martín asustado. Mateo le respondía.
- No lo sé, pero, tenemos que ocultarnos lo más pronto posible.
Los ruidos en la inmensidad del lugar hacían eco con las edificaciones destruidas. Mateo, apuntaba su lanza a la oscuridad, mientras Martín poseía en su mano una navaja que Mateo le había brindado como protección. Los jóvenes comenzaron a correr mientras la vegetación del lugar les golpeaba frágil el rostro. De repente en la intersección de tres senderos llenos de escombro, arbustos y troncos de árboles saltaron dos personas encapuchadas que les apuntaban directamente. Uno de los chicos apuntando con una pistola gritó fuertemente.
-¡Suelten sus armas y levanten las manos! - Obligándolos a hacerlo de inmediato.
Mateo puso su lanza en el suelo y aconsejó a Martín que hiciera lo mismo con su navaja.
-¿Qué es lo que quieren? - Preguntó Martín mientras Mateo le añadía.
- No tenemos nada, ni comida, ni refugio, ni nada que ofrecerles.
Uno de los encapuchados que poseía un bastón en su mano, mostró su rostro y dijo.
- Mi nombre es Naomi y el es mi hermano Nanli, no pensamos hacerles daño mientras ustedes prometan lo mismo con nosotros, por el contrario tenemos mucho que ofrecerles. Inmediatamente, su hermano Nanli le sujetó el brazo diciéndole a Naomi que no era una buena idea. Martín, repentinamente dijo estar interesado por la oferta de la chica. Pero, Mateo le dijo a Martín que era una mala idea.
- De ninguna manera, no los conocemos, no podemos confiar en ellos.
- Así como confié y ahora confío en ti.- Martín, respondió al comentario de su compañero.
Un camino dirigía a los cuatro jóvenes hacia la ciudad de ruinas y cúmulo de escombros.
- Tenemos un lugar que enseñarles, dónde hemos estado pasando los días. - Decía Naomi para intentar conversar con los chicos. Sin embargo, estos no soltaban palabra alguna y en ocasiones contestaban con algunos monosílabos.
- Este es nuestro refugio. -Dijo Naomi a Martín y a Mateo al llegar a un edificio muy grande abandonado en ruinas que anteriormente había sido un centro comercial.
- Es increíble. - Decía Martín. Naomi, respondió diciendo que era aún mejor por dentro.
Entraron por dos grandes puertas llenas de suciedad y al borde de colapsar. Nanli, se dirigió a una especie de caja de interruptores y encendió las luces del centro comercial e inmediatamente todo aquello en ese lugar que parecía sin vida, inmóvil, sucio y dañado, se iluminó. Las luces alumbraron rústicamente la edificación en ruinas llena de vegetación, los juegos mecánicos para niños se movilizaban lentamente y trabados. Parecía que aquello sin vida resucitara, pero, sin humanos como una vez lo fue.
- Es imposible que esto funcione, la guerra de la división se dio hace más de un siglo. - Mencionaba Martín con asombro por la belleza y tranquilidad que transmitía el lugar.
- Le hemos dado mantenimiento, hemos sembrado algunos vegetales y criado unos cuantos animales para sobrevivir. - Decían los hermanos.
-¿Quiénes son ustedes? - Preguntó Mateo y Nanli pronto le respondió que eran fugitivos.
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La Zona Quimérica
PertualanganEn una isla donde se divide a la población según su clase social. Se pretende crear un proyecto donde las personas puedan vivir la vida que siempre han anhelado por medio de un sueño eterno. Martín siendo un joven privilegiado de la zona más poderos...