Capítulo 13. "El Coliseo De Las Bestias"

10 1 0
                                    

El río movilizaba escombros, materiales del edificio y principalmente material envuelto en llamas. Los tres chicos que habían sobrevivido a la explosión lograron sujetarse a una roca a la orilla del río y se sentaron con una expresión traumatizada por el evento que habían vivido. Aunque se encontraban un poco lastimados habían sobrevivido al derrumbe y la explosión. Naomi, empezó a arrastrarse por el suelo mientras sollozaba. Mateo y Martín, trataron de conversar con ella, pero, la chica había perdido a su hermano y con él su felicidad. Después de un tiempo los chicos empezaron a caminar en dirección hacia el sitio de reunión que frecuentaban las Ruinas. Naomi, se detuvo y llorando comenzó a decir que lo únicos culpables de lo que había pasado eran Mateo y Martín, para desesperadamente comenzar a gritarles, golpearlos y amenazarlos.

Los chicos se encontraban cruzando por un puente que se ubicaba justamente sobre el río en el que habían caído. Naomi, se detuvo frente a Mateo y a Martín, y los apuntó con un arma que había guardado en uno de sus bolsillos.

-Todo esto ha sido culpa de ustedes dos, ocasionaron esto desde un principio. Rojo, tuviste que haber muerto en lugar de mi hermano ¿Por qué, no cruzaste ese maldito camino en lugar de Nanli? - Gritaba Naomi casi ahogándose en su llanto.

-No ha sido culpa de nadie, el techo se le vino encima. No somos los culpables ni mucho menos Mateo, por el contrario no arriesgaron a que muriéramos todos. Contestaba Martín a lo dicho por Naomi.

-Él era mi hermano pequeño, cuidé toda la vida de su enfermedad mientras nuestra madre trabajaba, solo necesitaba medicamento para calmar los dolores de cabeza tan fuertes que tenía ¿Por qué murió mi hermano lleno de inocencia y no ustedes? - Continuaba gritando y apuntando con un arma Naomi.

La chica desesperada disparó al cielo en repetidas ocasiones mientras sus lágrimas caían al suelo. Naomi, apuntó la pistola a su cabeza, se acercó al vacío del puente y se disparó. Los chicos gritaron tratando de persuadir a Naomi, pero, no fue suficiente. La sangre se esparció por el suelo y el cuerpo cayó en el centro del río en movimiento. Su cuerpo se movía en el río alejándose del puente en el que se encontraban. Martín cayó de rodillas al suelo sorprendido por lo ocurrido y Mateo llegó a consolar a su amigo.

-Entiendo, que lo que acaba de pasar es complicado. Pero, ella tomó su decisión, no fue nuestra culpa el accidente en el edificio.

-Ya es cansado vivir tragedia tras tragedia, no sabes lo que he experimentado desde que salí de mi hogar. - Decía Martín entre lágrimas.

-Hay algo que no te he contado. Vengo de la Zona Blanca, soy privilegiado, debido a que nací en ese lugar y soy hijo del gobernador, soy todo aquello a lo que ustedes se enfrentan, todo lo que odian y todo lo que les ha quitado por años la oportunidad de vivir una vida digna. - Detallaba Martín sus experiencias de vida y secretos a Mateo.

- Ahora entiendo porqué estaban ahí. - Mencionó sorprendido Mateo susurrando. Martín pronto le pidió al chico que repitiera lo que había dicho porque no había escuchado bien.

- Antes de que el edificio colapsara observé por medio de una ventana un ejército de la Zona Blanca, lo cual me sorprendió bastante porque nunca los había visto en las Ruinas. - Relató Mateo.

- Eso significa que mi padre ya sabe que estoy aquí, y no parará hasta encontrarme. - Decía un preocupado Martín. Mateo, levantó a su amigo del suelo y trató de alentarlo.

-¿Quién lo diría no? Uno de los chicos más privilegiados del archipiélago al lado de uno de los más pobres, y aún así hemos demostrado que juntos somos fuertes, y que entre nosotros no existe ninguna barrera o división. - Trataba de animar Mateo a su amigo.

Tenemos que huir rápidamente y encontrar a tu grupo. - Decía Martín, pero, Mateo no se veía muy convencido del todo. Mateo mencionó que tenían que viajar al lugar de reunión de las Ruinas.

- Probablemente van a estar en un antiguo coliseo que se encuentra muy cerca del Gran Bosque, tenemos que partir hacia ese lugar. - Explicaba Mateo. Posteriormente, los chicos se marcharon del lugar. Caminaban por media ciudad en ruinas, el lugar donde el gran enfrentamiento de la guerra de la división ocurrió. Los chicos ingresaron a una vivienda destruida que mantenía el techo y algunas de sus paredes.

-Es mejor que pasemos lo que resta del día aquí, mañana tendremos que caminar bastante para encontrarnos con mi grupo. - Mencionó Mateo.

- Pues no habrá problema por mi parte, este lugar tiene una excelente vista a la ciudad, creo que esta vez te has lucido. - Decía entre risas Martín. Sin embargo, Mateo estaba serio con una expresión de angustia en su rostro.

Martín incómodo por el cambio de actitud repentino de su compañero no aguantó más y soltó un comentario para llamar su atención. - Se que hemos pasado por mucha mierda. Y se que probablemente no soy lo que esperabas. Hace unas horas vimos a una chica dispararse en la cabeza por haber perdido a su hermano, evidentemente eso fue difícil, pero, cambiaste justo en el momento que te mencioné mi origen.

Mateo rápidamente respondió que no se trataba de eso.

-No es de donde vienes, es hacia dónde te diriges. También te oculté algo Martín, no te encontré por casualidad. Mi hermana Esmeralda me mandó a una misión, me ordenó encontrarte, salvarte, cuidarte y llevarte con ella. Quiere usarte como parte de su plan. Ahora lo entiendo todo, te quiere usar como estandarte de batalla en contra de la Zona Blanca. Su plan está saliendo como ella lo desea. Cuando llegues es muy probable que te tome como prisionero y te fuerce a entrenar y batallar contra tu propio pueblo. - Martín, sorprendido, no pudo decir palabra alguna.

Mateo se levantó rápidamente y cruzó una puerta que se encontraba cerca del lugar.

-No quiero que sufras más de lo que has sufrido, quiero que sepas que te estoy dando la libertad de huir, le diré a mi hermana que el edificio que colapsó te aplastó, y puedes así regresar con tu familia y a tu zona. Si cruzas esta puerta segurimos con esto hasta el final, pero, te cuidaré hasta el último momento, solo quiero que tengas la oportunidad de elegir tu destino. - Decía Mateo, para después, cruzar por la puerta y dejar a Martín solo en la habitación. Mateo sentado en una esquina, al cabo de una horas observó a Martín cruzar por la puerta.

- ¿Crees que todo este tiempo he estado como prisionero? - Dijo Martín a su amigo, mientras este corrió a abrazarlo.

- Quiero que terminemos esto como lo empezamos, juntos. Muchas personas han muerto desde que llegué a este lugar, muchos me apoyaron. No puedo abandonar mi objetivo. - Comentaba Martín mientras veía a los ojos a su amigo.

Ambos se sentaron en el techo de la vivienda destruida mientras atardecía.

- Mañana nos encontraremos con las Ruinas ¿Estás listo para lo que sea que vayamos a enfrentar? - Preguntó Mateo.

Martín solo respondió. - Disfruta de este atardecer, olvidemos todo lo que ha pasado.

-Solo quiero hacerte una última pregunta tediosa. Se que tu objetivo es destruir el proyecto de tu padre, lo de quimérico, pero, si tuvieras la oportunidad de vivir una vida eterna a través de un sueño ¿Cuál sería? - Pregunto Mateo curioso.

Martín sonrió y dijo.

-Mi sueño quimérico sería justamente este momento, viendo al atardecer de una ciudad en ruinas a tu lado ¿Cuál sería el tuyo? - Mateo sorprendido y con sus ojos brillantes dijo que su sueño eterno lo estaba viviendo en ese preciso instante.

Al día siguiente los chicos se dirigieron al coliseo que mencionaba Mateo.

- Es enorme. - Comentaba Martín sorprendido. Mateo, dijo que por dentro era igual. Los chicos al adentrarse, se encontraron rodeados de completa oscuridad y observaron en el centro del coliseo unas bestias llamadas Kornibus. Una especie de ave de al menos unos cinco metros de altura, sus ojos son de color rojo, poseen unas garras afiladas, unas alas y un pico de gran tamaño.

-Las Ruinas deben estar en este lugar, pero, no tengo idea porque han colocado Kornibus aquí. Están amarrados al núcleo del coliseo, tenemos que ingresar a la profundidad del lugar para reunirnos con las Ruinas, pero, sin que esas cosas nos maten. - Explicaba Mateo a un nervioso Martín.

La Zona QuiméricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora