[CITRUS] - Smut Stories

𝙿𝚎𝚛𝚍ó𝚗𝚊𝚖𝚎

—Son las tres de la mañana, y estoy en tu ventana. Buscándote amor, escucha por favor.

—¿Y tú qué estás pensando llegando aquí tomando? —La chica de cabello oscuro frunció el ceño mirando los orbes verdes de Yuzu con fastidio—. Vete ya de aquí, déjame dormir.

—¡Pero! —Ella sostuvo su muñeca con cuidado, logrando que Mei voltease a verla con una ceja levantada—. P-pero yo no puedo irme sin un beso...

Mei sonrió irónicamente al escucharla, soltándose de su agarre para después ladear la mirada.

—Pero ya es muy tarde, no te quiero ver.

Ella estuvo a punto de cerrar la ventana de su habitación, pero la rubia insistió y se inclinó un poco más, logrando casi perder el equilibrio y así preocupar a Mei.

—Hago lo que quieras, perdóname mi nena. —Susurró mirándola con culpa, haciendo que la chica más joven frunciera los labios.

—Yo no te lo creo, ¿Qué no tienes pena? —Dijo acercándose peligrosamente a ella.

—Per-dó-na-me.

—Mei soltó un suspiro al ver a su novia sonriéndole nerviosamente—. No vas a lograr nada con eso, ¿Qué más puedo esperar de ti?

—Te estoy diciendo-

—Tú no sabes todo lo que yo sufrí —Ella colocó un dedo sobre sus labios, impidiendo que siguiera hablando.

—Sal un ratito. —La mayor suplicó poniéndole ojitos de cachorrito abandonado—. Deja te explico lo que pasó...

—Lo vi todo, y fue suficiente. Ya no te creo, ¿Crees que lograrás algo con esa mirada y esa sonrisa tan encantadora?

—Yo te amo, perdóname.

—Guarda silencio y ve a casa, lograrás preocupar a nuestra madre.

—¡M-mei!

—Buenas noches.

Fue lo último que dijo, antes de cerrar la ventana bruscamente haciendo que Yuzu ensanchara los ojos con sorpresa.

"Sería una completa idiota si me quedase de brazos cruzados."

Yuzu sacó el teléfono de su chaqueta gris y empezó a marcar el número de Mei, mientras observaba a la chica de cabello negro mirarla con enojo a través de su ventanal.

Ella hizo un ademán con las manos mientras esperaba que le contestara, pero vio cómo apagaba su celular y lo metía en un pequeño cajón antes de acercarse lentamente y cerrar las persianas.