Capítulo 34

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POV Rei:

Me encontraba en el palacio de Marte, en mi habitación, sola como siempre.

Practicaba mis habilidades espirituales, mi fuego y mi concentración.

-Princesa, su padre desea verla-me informó alguien desde afuera de mi habitación y escuché sus pasos alejarse.

Me dirigí a la sala del trono que era el lugar en el que debía estar mi padre y, en efecto, ahí estaba.

-¿Me mandaste a llamar, padre?-pregunté.

-Sí, hija-me vio-Debes salir al reino y encontrar al candidato que vas a presentar a la Reina Serenity-

-Claro, padre-no me gustaba la idea, pero debía hacerlo.

Iba disfrazada para no llamar la atención, no me gustaba. Evaluaba a todos los hombres o chicos con los que me cruzaba, pero en ninguno veía el potencial que necesitaba.

Vagué sin ver nada interesante y me detuve a descansar en un parque de fuego, vi a los niños jugar y, de la nada, un chico llamó mi atención...era rubio, de ojos celestes y estaba acompañado de una niña quien lloraba, me acerqué sigilosa para ver qué pasaba.

-Pequeña, seguro tu madre ya te está buscando-su voz era grave, pero muy dulce y tranquila.

-Es...que...-la niña lloraba, seguro se había perdido.

-Ya sé, ¿y si jugamos?-le propuso el chico-Juguemos a hacer remolinos en el fuego-le explicó creando uno pequeño en la palma de su mano, eso sorprendió a la niña y a mí.

-Wow, no sabía que se podía hacer eso-dijo la niña.

-Es una de mis habilidades-el chico le guiñó el ojo y se pusieron a jugar hasta que una señora se acercó a ellos y la niña corrió a su encuentro.

-Princesa, es hora de volver a casa-uno de mis cuervos se paró en mi hombro, Fobos, y asentí.

Regresé a casa pensando en ese chico, tal vez, él tenía lo que se necesitaba para ser candidato.

Tres días después volví a ese parque y vi al chico leyendo un libro en una banca.

Deimos voló hasta él, pero una pelota lo derribó, me paré en seguida y el chico también, él llegó antes que yo a Deimos y lo revisó.

-Deimos-dije y el chico me vio con su mirada celeste.

-¿Es tuyo?-me preguntó.

-Sí, es mío-confirmé.

-Sólo fue el golpe, no hay nada de lo que haya qué preocuparse-me dijo y me sentí aliviada-Sólo un poco...de fuego...-creó una llama y la introdujo en Deimos-y ya-Deimos volvió a alzar el vuelo.

-Muchas gracias-le dije viendo a Deimos volar con Fobos.

-Me gustan los animales-se encogió de hombros.

-¿Puedes crear fuego de la nada, verdad?-le pregunté.

-Sí, soy uno de los muy pocos que pueden hacerlo-me respondió.

-¿Cuál es tu nombre?-

-Jedite-estaba confundido.

-¿Cuántos años tienes?-

-16 años-vaya, era mayor que yo-¿A qué viene esto?-se puso a la defensiva.

-¿Nunca has pensado unirte a alguna guardia?-

-No, la guardia de aquí no me gusta...dicen ser buenos como la Princesa, pero sólo son unos egoístas, hipócritas-eso me sorprendió.

-¿Incluida la Princesa?-

-No, ella es buena, a pesar de que nunca sale de casa, todos sabemos que ella no es como la guardia-

-¿Y no te gustaría ser parte de la guardia del Príncipe de la Tierra?-me vio sorprendido.

-¿Qué?-

-Tus habilidades son extrañas y me parece que serías un magnífico miembro en la nueva guardia del príncipe-le dije-Si aceptas, preséntate mañana en el palacio a primera hora-y me retiré.

Al día siguiente, él asistió puntual.

-Eres...quiero decir...-dijo al verme.

-Tranquilízate-le dije y subí al carro, él subió también y nos dirigimos al reino lunar.

-Su majestad, Princesa-saludé con una reverencia y Jedite me imitó-Le presento a Jedite, mi candidato para la guardia del Príncipe-lo señalé.

-Un gusto-Jedite volvió a dar una reverencia.

-Debería acostumbrarme a esto, ¿verdad?-cuestionó la reina a Serenity quien rió asintiendo.

-¿Su majestad?-pregunté confundida.

-Nada, Mars, tranquila-me respondió la Princesa y asentí.

Jedite fue aceptado y comenzó su entrenamiento al siguiente día.

Sólo Deimos y Fobos lo visitaban de vez en cuando. Cuando se graduó junto a los otros generales, me presenté y ahí comenzó lo nuestro.

Recordar me llenaba de dolor, mi relación con él había sido hermosa a pesar de ser a escondidas, a pesar de ser un amor clandestino.

Suspiré y negué, no debía pensar en eso...recordar no me ayudaba en nada y no podía perderme en esos recuerdos cuando la guerra se aproximaba.

-¿Por qué siento que tu preocupación no tiene nada qué ver con la batalla?-me sobresalté al escucharla, ella rió por mi reacción.

-Karmesite-me quejé.

-Ay, linda, créeme que no te asustaste por mí sino por tus pensamientos-me sonrojé al saber que era verdad-¿Es por uno de ellos, verdad?-

-No me sirve de nada recordar-volví a negar y miré al cielo.

-Deberías hablar en lugar de sólo recordar...tal vez, lo mejor sea no huir más-me aconsejó.

-Tal vez...-dejé que las palabras flotaran en el aire.

-Te dejo-asentí y la vi entrar a la casa, luego volví a ver al cielo.

Bajé la mirada cuando sentí la presencia de alguien más y era él...estaba a unos pasos de mí observándome con esa mirada celeste.

-Jedite-pronuncié.

-Rei-dijo él a su vez.

Nos quedamos en silencio, el atardecer llegó...no hacían falta las palabras, tan sólo una mirada era suficiente para decirnos todo lo que sentíamos...siempre había sido así.

El único enemigo de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora