Capítulo 13. Pasión apagada

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El resto del día lo pasé con Mel en su casa viendo pelis y comiendo palomitas, al día siguiente había quedado con Alex por que según él “teníamos que hablar”. Estuve hablando con Mel de cuando éramos pequeñas e íbamos juntas a todos sitios y jugábamos horas y horas a las muñecas sin descanso ya que entre Mel y yo teníamos toda la colección Barbie (totalmente en serio) nos las pedíamos siempre (cumpleaños, navidad, santos, buenas notas…) así que nos lo pasábamos realmente bien ya fuera en su casa o en la mía ya que desde pequeña a mí eso de las bicicletas y poder partirte un brazo o rasparte la rodilla no me iba mucho… después me fui a mi casa algo tarde aunque quería irme antes para descansar pero nos quedamos viendo monólogos en Paramount y cuando ves uno, se convierte rápidamente en dos y en tres.. Y cuando te das cuenta te los vistes todos y son las tantas.

Asique me puse el pijama y me metí en la cama sin pensarlo dos veces, mis padres ya estaban dormidos así que no tuve que dar muchas explicaciones, justo antes de quedarme dormida le envié un mensaje a Alex diciéndole que nos veríamos mañana por la tarde.

Me desperté  muy descansada ya que cuando miré el reloj vi que eran las 13:00 y tenía varios mensajes de Alex preguntándome la hora a la que iba a ir, le respondí que a las cinco de la tarde cogería el bus, así que aproveché para recoger un poco el cuarto y después de comer me duché y salí al autobús corriendo porque ya iba tarde (para variar).

Al llegar Alex me dio un corto y suave beso en los labios, le conté lo que estuve haciendo el viernes y el sábado (guardándome algunas partes para mí) y a él se le relajó la cara cuando vio que no pasó nada “fuera de lo normal”.

Al llegar casi de noche a su casa para preguntar a su padre si podía llevarme, nos dimos cuenta de que estaba sola y una nota decía en la mesa del salón “Salimos a ver a tus tíos del pueblo y cenaremos por ahí, que Luce se quede a cenar y con este dinero pedís lo que queráis comer. Besos” y pisados con el mando de la televisión había algunos billetes y las tarjetas de sitios de comida a domicilio, cogí el teléfono fijo y llamé a mi madre para avisarle de el plan y ella aceptó pero con la condición de que mañana regresara después de comer.

Al girarme para coger los papeles me di cuenta de la mirada pícara que me dedicaba Alex desde el sillón dónde él estaba sentado, se levantó y vino directo hacia mí, rompió el espacio de nuestros labios, mis manos fueron a su cabello despeinándolo más de lo que ya estaba, sus manos estaban en mi cintura y me pegaban a él con fuerza, el beso se intensificó, en pocos segundos ya teníamos una guerra de besos que me daban sensaciones placenteras, el sin esfuerzo alguno tomó mis piernas y las enredé al instante en su cintura sin perder el contacto de sus labios en ningún momento, tenía un sabor a chicle de manzana, un olor a esa colonia que me gusta tanto, su piel suave ya erizada, sentí como mi espalda chocó con el colchón, fue entonces cuando me di cuenta que estábamos en su cama y habíamos llegado a su cuarto inconscientemente, mis piernas no lo dejaban, sus labios fueron de mi boca a mi cuello, se sentía muy bien. Sus manos fueron a mis piernas ya descubiertas debido a que el pantalón corto estaba subido hacia arriba, tomo uno de mis muslos y apretó con fuerza, no pude evitar soltar un leve gemido, mis manos ahora recorrían su trabajado y ahora descubierto abdomen y su espalda musculosa, sentí como el aire se me agotaba, me separé para recobrar el aliento pero no paso ni un segundo cuando Alex volvió a unir nuestros labios de nuevo en otro apasionado beso, lo tomé del cuello y lo giré quedando yo encima de él y lo besé con fuerza, entonces mi móvil comenzó a vibrar en mi bolsillo trasero del pantalón, Alex gruño y lo sacó rápidamente, miro la pantalla y vio justo lo menos oportuno “Llamada entrante de: Ed Vennet” …

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