Una carta para Nicole | cro y cazzu

10.

Julieta.

— ¿Vas a pasar o te vas a quedar todo el día ahí afuera?

Pregunta Nicole cuando me abre la puerta; Tiene una sonrisa en el rostro. Yo sigo mirando el camino por el que se fue Tomás. Pienso en él y vuelvo a mirar a la rubia. Son el uno para el otro. No puedo estar en el medio y ya lo estoy.

Entro a su casa detrás de ella, quien me conduce hasta su cuarto. Es enorme, al igual que toda su casa. Nunca estuve en un lugar así. Con una pileta en el patio trasero y con dos mucamas limpiando el comedor. A Nicole, lo único que le faltaba era amor. Como a mí.

— Lo busqué en Instagram, no tiene foto, ni seguidores. — obvio que no, se lo creo hace apenas dos días, pienso, ella no sabe que yo soy la mensajera entre los dos — ¿Le escribo?

— Para eso vine ¿No?

Le digo en un tono obvio. Ella se encoje de hombros y yo odio mi mal carácter pero, no puedo cambiarlo. O tal vez, no quiero hacerlo porque ahora ella quiere ser mi amiga y yo no tengo interés. Me di cuenta hace apenas minutos que siento cosas por Tomás — aunque todavía no sé muy bien que — y Nicole es la chica que él quiere. Capaz lo mío, no es mal carácter sino, celos.

— "Hola, yo tampoco sé como empezar a escribirte, dude mucho en hacerlo pero no podía no contestarte... — la rubia saca su teléfono y empieza a leerme lo que escribió para Tomás — Nunca voy a poder escribir algo tan lindo como la carta que me hiciste vos." — error, pienso, si tan solo ella supiera que la que escribió esa nota fui yo y no él único chico que podría quererla de verdad — Ahora no sé como seguir.

— ¿Puedo leer la carta? — pregunto, aunque ya me la se de memoria, ella asiente con su cabeza y me entrega el papel, finjo leerla y vuelvo a mirarla a los ojos — Podes decirle que tiene razón, que es el único que pudo ver como realmente te sentís y que ahora lo querés ver vos a él.

— ¡No lo quiero ver! — exclama, me arrebata la carta, subo una ceja y ella suelta un suspiro — Tengo miedo de verlo.

— ¿Qué es lo peor que puede pasar, qué te enamores de alguien que al parecer realmente te quiere?

— Lo peor que me puede pasar es que sea feo. — créeme que no lo es, para nada de hecho — Mira si es uno de esos chicos con lentes y llenos de granos, me muero.

— Yo me voy a morir en cualquier momento si sigo escuchando las cosas superficiales que decís. — respondo, de muy mala gana de hecho, ella frunce el ceño y me mira sin entender — Todo el mundo te contó el cuento de que sos una princesa que al final te lo terminaste creyendo. — ella baja su cabeza, intento entenderla pero no me sale ponerme en el lugar de los demás, sé que fue criada como tal y que no tiene la culpa de pensar que lleva corona pero, por fin alguien quiere salvarla de la torre ¿qué importa como es? — Lo importante es que te quiera, no que sea lindo, ponele que vos también lo querés conocer y listo.

— ¿Y qué se supone que haga con Ivo?

— No te vas a casar con el chico de la esquina, lo vas a conocer y nada más Nicole, además no te veo muy feliz con el superficial de tu novio.

Una vez más se encoje de hombros. Pongo mis ojos en blanco y le saco el teléfono de las manos, el chat del perfil de Tomás — el falso, claro — está abierto.

nickicucco

hola, yo tampoco sé como empezar a escribirte, de hecho dude mucho en hacerlo pero no podía no responderte.
además de que nunca voy a poder escribir algo tan lindo como la carta que me diste vos.
tenes razón, sos el único que logro verme pero ahora, yo te quiero ver a vos.
te quiero conocer.

— ¡¿Estás loca?! — prácticamente grita, suelto una pequeña risa y le devuelvo el celular — ¡¿Cómo le vas a poner que lo quiero conocer?!

— ¿No entendiste nada de todo lo que hablamos, nena? — niego con la cabeza, me levanto de su cama y me acerco hacia la puerta de su habitación — Cuando te conteste, me avisas.

— No te vayas, no me dejes sola por favor. Estoy muerta de miedo.

Me suplica, cierro mis ojos y tomo aire, no puedo ser tu amiga Nicole; No puedo romper mi propio corazón. Me costó mucho armarlo después de la muerte de mi mamá como para dejarlo partirse tan fácilmente.

Mi celular suena y bajo la mirada, una notificación de Tomás.

Insoportable.
me habló.

— Julieta, me contestó.

¿Quién me manda a meterme en un juego tres meses antes de irme? Yo no quiero jugar pero, la partida ya empezó y la única perdedora, voy a ser yo.