Julieta.
Odio al tiempo; Pasa tan rápido que nunca te terminas de dar cuenta de que lo hizo, que pasó. Pasó tanto que ahora me está presionando. Tengo que tomar una decisión pero, no puedo hacerlo. La opción que me haría feliz a mí, destrozaria a la única persona que tengo en mi vida. En algún libro leí que uno tiene que sacrificarse por las personas que ama y tal vez suene egoísta, pero sacrificarme significa echar a perder mi vida. O gran parte de ella.
Tengo solo tres meses para decidir si quiero empezar de cero en otra ciudad, lejos de todo lo que alguna vez llegue a conocer y pudiendo estudiar lo que a mí me gusta o; La otra opción es quedarme estancada en Neuquén para siempre.
— ¿Todavía no le dijiste, verdad?
Abro mis ojos. Miro a mi alrededor, el aula está vacía. Mi profesora de literatura me hace de psicóloga una vez más. Exacto, una mujer de cincuenta años es lo más parecido a una amiga que tengo y a la única que pude contarle los problemas que me atormentan día y noche.
— No puedo, si elijo irme, le voy a romper el corazón.
— Lo que no podes es vivir intentando hacer feliz a tu papá, Julieta.
Cierro mis ojos y suelto un suspiro. Sé que tiene razón, pero mi papá es la única persona que estuvo para mí cuando todo se derrumbó. Mi mamá murió y él podría haber caído en una profunda depresión cuando sin embargo, se quedó de pie. Me sonrió todos los días desde ese entonces. Nunca, me dejó caer. No puedo aceptar la beca que pude conseguir en una de las universidades más prestigiosas de España. Irme sería dejarlo, abandonarlo cuando él jamás lo hizo. Pero quedarme, significa perder la única oportunidad que tengo de salir de acá y conocer la felicidad.
— ¡Tucumana! — gritan cuando apenas salgo del salón, estoy cansada de tener mil y un apodos — ¿Hiciste mi tarea?
— Primero, soy de Jujuy no de Tucumán y segundo, tomá.
Respondo al pelinegro de quinto año que acaba de hablarme y le entrego su tarea, me paga lo que me debe y se va a su salón.
Supongo que me llaman de esa forma apropósito o tal vez, realmente no saben la diferencia entre las provincias.
Al morir mi mamá, mi papá eligió venir a Neuquen para empezar una nueva vida. Nunca se dió cuenta que en vez de avanzar, yo retrocedi.
Tomo aire y salgo de la escuela. Me pongo los auriculares y empiezo a caminar. Tengo veinte cuadras de distancia hacía mi casa. Podría tomarme un colectivo, pero a veces no tengo plata para eso.
— Julieta Cazzuchelli.
Una voz menciona mi nombre. Freno mis pasos y me quedo quieta en mi lugar. Escucho pasos acercarse de forma acelerada y tomo aire por segunda vez en el día antes de darme la vuelta.
Mis ojos se achican, mi ceño se frunce y yo no entiendo porque Tomás Campos, el repetidor número uno, está caminando hacia mi.
— Hace más de diez cuadras que te estoy llamando ¿sos sorda? — le muestro mis auriculares y él respira agitado — Necesito tu ayuda.
— Lo supuse.
Digo en un tono obvio, busco en mi mochila el folleto que me había hecho hace meses el cual dice los servicios que ofrezco y cuanto cobro cada uno.
1) De una a tres hojas: $50
2) De tres a seis hojas: $70
3) De seis a diez hojas: $100
4) No hago más de diez hojas.
5) Clases particulares: $100 por hora.— No quiero que me ayudes con la tarea, si me sigo copiando no voy a conseguir nunca salir de quinto año.
— A nadie le gusta, pero es el camino más fácil. — respondo sin importancia y opto por volver a guardar mi hoja en la mochila — Entonces ¿qué querés?
— Leí tu página de Instagram, los textos que subis, me gusta como escribis. — abro mis ojos, no entiendo como pudo descubrir mi blog, tiene cinco seguidores — Quiero que escribas una carta, lo intente pero soy un desastre.
— ¿Una carta? — pregunto, él asiente con su cabeza y una sonrisa llena de esperanza — ¿No es mejor que te de clases de literatura y aprendas a escribirla vos mismo?
— Quedan menos de tres meses de clases, aunque me dieras clases todos los días, no llegaría a tiempo para poder conquistarla. — niego con mi cabeza, ahora sé que es lo quiere que haga, vuelvo a darme la vuelta y empiezo a caminar — Me gusta Nicole, de verdad necesito tu ayuda.
— Una carta para alguien que querés tiene que ser escrita por vos, tenes que plasmar tus sentimientos en papel y yo no puedo hacer eso, Campos.
Doy por terminada la conversación y coloco nuevamente mis auriculares en mis oídos. Sigo escuchando música mientras camino hacía mi casa.
El amor no es algo que se pueda fingir, no puedo hablar de sentimientos que no tengo; Tampoco puedo intentar crearlos, mucho menos por una chica tan superficial como ella.
Mi celular empieza a sonar y lo saco del bolsillo, leo los mensajes, más deudas de mi papá. Necesito conseguir más clientes si las quiero pagar.
Tal vez, el plan de Tomás me puede beneficiar de alguna forma. No quiro hacerlo. Odio mentir. Llevo toda mi vida ocultando lo que realmente quiero, aunque puedo hacerlo una vez más con tal de salvar a mi papá. Al fin y al cabo, es solo una carta para Nicole.
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Hola. Vi una película con esta trama, (aunque tiene un desarrollo totalmente diferente al que le quiero dar a la historia) y se me ocurrió una vez más, un fanfic de ellos dos.
Espero que le den una oportunidad y les guste

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Una carta para Nicole | cro y cazzu
Fiction généraledonde Tomás le pide a Julieta que escriba cartas para la chica que le gusta.