3.

715 77 40
                                    

Julieta.

Niego con mi cabeza una y otra vez. Arrugo el papel y lo vuelvo a estirar, creo que así las palabras van a cambiar pero siguen ahí. Intento encontrar un sentimiento pero solo encuentro un enorme vacío en ellas.

— ¿Tan mal está? — rompe el silencio Tomás y levanto mi cabeza, lo miro a los ojos y él bufa — Te dije que no sé escribir.

— Nunca lo tome tan literal, realmente no sabes escribir, sos una bestia, lleno de horrores no errores, horrores ortográficos.

— Disculpa, Edison, por no saber escribir tan filosóficamente como vos.

— Edison fue inventor, no escritor o filósofo, con razón repetiste dos veces. — él golpea mi hombro y yo lo miro mal, el hecho de que esté intentando ayudarlo con una carta no le da la confianza para poner su mano encima mío, odio el contacto humano — ¿Cómo sabes que Nicole te gusta?

— Lo siento, me pongo nervioso cuando está cerca y me vuelvo un estúpido cuando pienso en ella.

— "Sos hermosa, la más linda de todo tu curso, verte a vos, es como estar comiendo pollo con la mano, osea, un paraíso." — leo una de las frases que escribió y vuelvo a negar con la cabeza — ¿Vos me estás jodiendo, no?

— Capaz esa no es la mejor frase, pero mira esta. — señala una oración en el papel y alzo una ceja, este chico realmente no entiende del arte de escribir — "Sos el puré que le falta a mis milanesas y el queso de la pizza que como encerrado en mi pieza."

— Muy bien, aprendiste a rimar, pero esos versos son de los más inmundos que leí en mi vida. — exagero un poco la situación y arrugo de nuevo el papel para tirarlo en el primer tacho de basura que encuentro en el camino — Nicole va a mi curso y puedo dar por seguro, que vomita si lee una cosa así.

— Deja de criticarme y ayudame, que me estás cobrando muy caro una simple carta.

¿Simple? ¿Con lo que cuesta inspirarse y escribir? Encima quiere que tenga como musa a la chica más popular del colegio. Odio los clichés y todo lo que tenga que ver con el romance.

Una vez leí que comer chocolate te genera el mismo sentimiento que cuando te gusta alguien y prefiero comer, antes que enamorarme. Aunque, no puedo juzgarlo por haberse fijado en Nicole, todos lo hacen.

Acordé con Tomás que me va a pagar el triple y además, va a intentar convencer a sus amigos de que me paguen por hacerles su tarea. Él quiere conquistar a una rubia plástica y yo, tengo que pagar las cuentas acumuladas de mi casa.

— ¿Qué es lo que más te gusta de Nicole?

— Su cara y su cuerpo.

— Entonces, no estás enamorado, te atrae físicamente y nada más. — digo, él me mira sin entender y se mete más de cinco papas fritas en la boca, lo miro con asco y entiendo que es un caso perdido — Mencionaste cosas superficiales, te atrae porque es una rubia hegemónica de ojos azules.

— Ojos verdes, te equivocaste Einstein.

Abro mi boca para responderle pero no tiene sentido. No puedo discutir con alguien que no entiende la literatura y encima quiere aprovecharse de ella para conquistar a alguien que solo va a querer por una noche. Porque la gente es así, se fija en alguien, se encapricha a tal punto de obsesionarse y cuando por fin consigue estar con esa persona, la dejan. Así funciona el mundo del capricho humano.

— Cuando la tengas, no la vas a querer. — opino, él no me presta atención o tal vez no me entiende pero no me mira a los ojos — Nicole para vos es como la pelota que seguro querías de chiquito, hasta que te la compraron y nunca la usaste.

— ¿Nunca te enamoraste, no?

— Gracias a Dios, no. — miro al cielo y junto mis manos agradeciendo al ser todo poderoso en el que alguna vez creí y con el tiempo dejé de hacerlo — Voy a escribir la carta para Nicole, pero necesito unos días.

— De verdad, me gusta mucho y sé que tiene novio pero es un imbécil y yo sé que soy mejor que él.

— No lo sé, él de seguro que sabe la diferencia entre ahí, hay y ay, además de que sabe que palabras van con b y cuales con v.

— Que graciosa que sos. — una vez más golpea mi hombro, apreto mis dientes para no terminar en una pelea y sigo caminando — Tengo problemas con literatura, matematica y filosofía, podrías darme clases.

— No lo dudo y sí, puedo darte clases. — él revolea sus ojos y suelto una pequeña risa ante su expresión, no lo culpo por no saber escribir, de seguro no tuvo la posibilidad de aprender, pero es divertido molestarlo — ¿Cuando estás libre?

— Ahora.

Me regala una sonrisa y sigue caminando a mi lado.

Tomás Campos, sos una pesadilla.

Una carta para Nicole | cro y cazzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora