24.

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Tomás.

— Fue un error; Nunca tuvo que haber pasado esto.

Rompo el silencio mientras trato de abrochar mi camisa nuevamente. Nicole está tapada con sus sábanas blancas, sus hombros se encogen y desvía la mirada hacia la ventana. Mi celular empieza a sonar y cierro los ojos al ver que se trata de Julieta.

— Cuando ella se vaya, a la primera que vas a buscar va a ser a mí y capaz, sea demasiado tarde.

— ¿Te puedo pedir un favor? — pregunto, ella levanta su ceja y clava sus ojos en mí — No le digas a Julieta lo que pasó; Se lo quiero decir yo.

— Ella se va en una semana ¿Crees que le importa con quién te acostaste o no? — pregunta, de mala gana, sus ojos me demuestran enojo, yo por mi parte suelto un suspiro y con la mirada le suplico que cumpla con lo que le pido — Cómo sea, No le voy a decir nada.

— Nicole, podes tener al chico que quieras. De verdad, esto no puede volver a pasar.

— Vos empezaste con toda esta historia; No te olvides, Tomás.

Es lo último que le escucho decir a la rubia antes de irme de su habitación y de su casa.

Saco mi celular del bolsillo y veo la cantidad de mensajes que me dejó Julieta.

Morocha.
se lo dije.
no quiere hablarme.
se encerró hace una hora en su cuarto.
¿podes venir?

Tomás.
estoy yendo para allá.
te amo, reina.

No responde. Lo lee pero no me dice que ella también me ama. Tal vez, no lo hace. Julieta siempre me dijó que tengo que quedarme con Nicole y ahora la rubia también me lo repite pero, no puedo engañar a mi corazón.

Empiezo a caminar por las calles que de a poco se van oscureciendo. Muchas cuadras son las que me separan de la casa de Nicole a la de Julieta. Demasiadas. Dos mundos completamente distintos.

Paso por la puerta por mi casa y pego un salto al encontrarme con la morocha sentada en la vereda. Su cabeza está hundida en sus piernas y en completo silencio puedo oírla llorar.

— ¿Reina? — la llamo, un poco confundido, no entiendo que hace en la puerta de mi casa, ella levanta su cabeza y noto sus ojos llenos de lágrimas, se levanta del suelo y corre a abrazarme, me demuestra cuanto me necesita y yo me siento completamente culpable por haberla traicionado de esa forma — Está bien; Todo va a estar bien.

— ¿Podemos irnos? — me pide, se aleja un poco de mí y fija sus ojos tristes en mí — Llévame lejos, por favor.

Digo que sí con mi cabeza. Vuelve a esconder su cabeza en mi hombro y yo cierro mis ojos. No puedo dejar de pensar en el hecho que hace horas atrás estaba desvistiendome con Nicole. Mis ojos no tardan en llenarse de lágrimas por la culpa que siento. Las sacó rápidamente antes de que caigan por mis mejillas.

Después de unos minutos, Julieta se separa lentamente de nuestro agarre. Me acerco a mi moto, veo que adentro de mi casa está mi padrastro tomando alcohol, como siempre. Me subo a la moto y al entregarle el casco a la morocha; Ella también se sube.

Empiezo a conducir en silencio y sin rumbo alguno. Me pierdo entre las calles, ya oscuras del todo. Una sonrisa se forma en mi rostro al sentir a Julieta aferrarse a mi espalda. Rodea mi estómago con sus manos y me siento completo.

Recuerdo que hace años solía escaparme a un parque de diversiones. Cambio de ruta y decido manejar hacía el lugar donde hace tiempo me perdía.

Al llegar, me doy cuenta que el lugar está completamente abandonado y en ruinas. Tal y como nosotros dos, en estos momentos.

— Antes era un parque de diversiones.

— ¿Entramos?

Me sorprendo ante su propuesta  y en cuestión de segundos estamos intentando saltar una pared.

Por fin después de varios intentos fallando, podemos entrar. Me encuentro con los juegos impregnados de telarañas. Julieta me toma de la mano y como si conociera el parque me obliga a seguirla. Se para bajo un árbol y se sienta en el césped sintético.

— ¿Qué fue lo qué te dijo?

— No me dijo nada; Solo se levantó del sofá y se encerró en su habitación pero, no quiero hablar de eso.

— ¿De qué querés hablar?

— No quiero hablar.

Los nervios invaden mi cuerpo al ver a Julieta acercarse lentamente a mí. Sus manos se posan en mi nuca y me atrae a ella. Captura mis labios y cierro mis ojos. Por fin, beso los labios correctos. Los únicos que quiero besar. Los que encajan perfectamente con los míos. Los que me complementan. A los que pertenezco.

— Quiero que me hagas el amor antes de que me vaya, Tomás.

Una carta para Nicole | cro y cazzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora