Julieta.
— ¿Dónde estabas? Son las seis de la mañana. No son horas de llegar.
Cierro la puerta de entrada y mi papá me invade con preguntas. Escucho el ruido de la moto de Tomás alejarse y suelto un suspiro. Cada día odio más el tiempo porque se encarga de arruinar absolutamente todo en cuestión de segundos.
— Perdón papá. Pensé que estabas trabajando.
— No fui a trabajar después del disgusto que me diste.
Bajo mi cabeza. Lo que más me duele es lastimar a mi papá con mis decisiones. Pero; Tengo que empezar a vivir. Dejar de priorizar a los demás y elegirme a mí. Como leí alguna vez: La única persona que me va a acompañar hasta el final de mis días, voy a ser yo. Tengo que cuidarme un poco más. Aunque me resulte imposible.
— Yo sé que te duele el hecho de que me vaya pero, nada es para siempre. Voy a volver.
— No me duele que te vayas. Me duele que me lo digas tres meses antes de hacerlo.
— ¿Entonces, no te molesta que me vaya a estudiar a España?
— ¿Quién soy yo para cortarte las alas?
Aunque pensé que no tenía fuerzas para hacerlo; Muestro todos mis dientes. Mi papá también me sonríe y abre sus brazos para que corra hacía ellos como si tuviera tan solo cinco años. Lo hice. Lo abracé como si fuera la última vez y en sus brazos me sentí la persona más pequeña del mundo.
Mi celular empieza a vibrar en mi bolsillo y apreto mis ojos. Supongo que se trata de Tomás porque él era la única persona que me enviaba mensajes y por pensar en él; Una lágrima recorre mi mejilla. ¿Cómo no voy a odiar al tiempo? Hizo que el mejor día de mi vida tenga un final trágico. Pero, no puedo culparlo a él. Yo fui quien accedió a escribir una carta para Nicole.
— ¿Te peleaste con él, no?
Me pregunta mi papá y asiento con mi cabeza. Me separo lentamente de él y saca la lágrima que acaba de caer por mi mejilla.
Decido agarrar mi teléfono y mi ceño se frunce al ver que Nicole es quien me envió mensajes y no Tomás.
Rubia hegemónica.
Te odio por mentirme pero también sé que vos no tenes la culpa de nada. Capaz lo que me molesta no es que él me haya usado para llegar a vos sino, que te eligió.Julieta.
Te lo regalo con moño y todo si querés.
Como le dijiste, yo me voy a ir y vos te vas a quedar acá. Es todo tuyo.Rubia hegemónica.
Dije eso porque quería aunque sea tenerlo por única vez y sé que me equivoqué. Pensé en mí y no en vos.
No quiero que Tomás se quedé conmigo porque siempre va a estar pensando en vos.
Hace de cuenta como si nada hubiese pasado entre nosotros porque así fue. No paso nada. Él te ama a vos.Julieta.
Él no me ama, Nicole. Si lo hiciera no se habría acostado con vos.Rubia hegemónica.
Entonces enséñale vos a amar. Merece ser amado y vos también.
Gracias por escribir la carta. Al fin y al cabo, fuiste vos quien dijo todas esas cosas lindas sobre mí.Apago la pantalla del celular al leer los últimos mensajes de Nicole. Cierro mis ojos y suelto un suspiro olvidandome por completo de que mi papá sigue parado en frente mío. Lo recuerdo cuando sus manos se posan en mi mentón y me obligan a fijar mis ojos en él quien no deja de sonreirme.
— Te quedan tres meses en Neuquén y no quiero que te quedes encerrada en tu habitación. Quiero que vivas. No sabes cuando vas a volver exactamente y lo mejor es que te lleves con vos el sentimiento de haber sido amada aunque sea una vez.
— No sé si Tomás sea capaz de amarme, papá. La chica más popular del colegio también gusta de él y yo en poco tiempo me voy.
— Creo que fui bastante claro el otro día. Él siempre te miró a vos. Te eligió a vos no a la chica más popular del colegio. Al menos regálale tus últimos días. Además; ¿Quién no sería capaz de amarme?
— Tengo miedo de que me rompa el corazón.
— Te lo vas a romper sola si no vas ahora y decidís pasar tus últimos días con él: Tu primer amor.
Mi papá se queda con la última palabra y después de darme un beso en la frente se encierra en su habitación. Levanto mi cabeza y me quedo quieta por unos minutos. Es verdad; Desde el principio esta historia me dolió pero no por culpa de Tomás sino por mí. Yo siempre intenté alejarme de él porque tenía miedo de enamorarme sin darme cuenta de que ya estaba perdidamente enamorada de él y que ese miedo, me estaba arruinando a mí y la posibilidad de amar y poder ser feliz.
Aunque sé que solo voy a estar un tiempo a su lado y a pesar de que la despedida nos va a doler a ambos. Nadie nos va a poder sacar lo que quiero que vivamos este verano. Ni siquiera mi enemigo; El tiempo.
Abro la puerta de mi casa y empiezo a caminar las pocas cuadras que me separan de la casa de Tomás.
— ¿Qué haces acá?
Pregunto al verlo sentado en la vereda con su cabeza entre las piernas y completamente muerto de frío. Al parecer, se había quedado dormido en la puerta de su casa. Levanta rápidamente su cabeza y fija sus ojos rojos en mí.
— No me dejó entrar y no quería molestar a mis amigos. ¿Y vos, qué haces acá?
— Ya cambié mi boleto de avión ¿No?
— ¿Qué?
— Quiero pasar todo el verano con vos, Tomás.
ESTÁS LEYENDO
Una carta para Nicole | cro y cazzu
Ficção Geraldonde Tomás le pide a Julieta que escriba cartas para la chica que le gusta.