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Julieta.

Tomás no me habla. Dejó de hacerlo desde hace dos semanas. Tampoco me mira en los pasillos y yo soy una cobarde que no se atreve a acercarse y pedirle perdón por la cantidad de estupideces que le dije. Me arrepiento pero él tiene razón; Simplemente tengo miedo de dejarme amar. Yo misma rompí mi corazón cuando siempre que creí que él lo iba a hacer, lo terminé haciendo yo.

Hoy es el acto de fin de año. A pesar del miedo y la vergüenza que llevo dentro decidí cantar. Me costó días escribir una canción pero pude hacerlo. Me muero de ganas de que Tomás venga a verme pero, hoy sale con Nicole. Lo sé porque ella me cuenta absolutamente todo cuando yo no quiero saber nada.

— Sigo sin poder creer que el chico que me escribió esa carta sea Tomás. — Nicole rompe el silencio, cierro los ojos ante su comentario, desde que salió con él, el anterior fin de semana no para de mencionarlo, me habla de lo lindo que es cuando yo sé hasta cuantos pelos tiene en la pestaña — ¿Por qué nunca me dijiste nada? Es tu amigo.

— Porque era su secreto no el mío. ¿No vas a ir al acto de fin de año?

— Me llevo todas las materias, eso es para la gente que se lleva menos de dos. — me responde, suelta una pequeña risa, bajo mi cabeza al ver a Tomás posado en el marco de la puerta de su curso, la está esperando — Tengo que irme; Espero que hoy se anime y me bese.

Le regalo una sonrisa falsa y la veo irse. Él planta un beso en su mejilla y la agarra de la mano. Cierro mis ojos, no quiero llorar, en treinta minutos tengo que cantar.

Los veo caminar juntos, a la par. Mi corazón se deshace lentamente. Tomás, realmente es un Romeo, pero yo no puedo ser su Julieta, ella lo va a ser y eso me rompe por dentro.

Me rompe el hecho de no poder estar con él pero, tengo que entender que a veces no hay finales felices. Que mi vida nunca fue un cuento de hadas pero espero que la de él empiece a serlo. Nadie más que él merece ser feliz. Ojalá Nicole sea la que pueda reparar su corazón yo, ni siquiera lo intente.

— Cazzuchelli, prepárate. En veinte minutos salís.

La voz de Miriam se hace presente. Asiento con mi cabeza y busco la guitarra para afinarla. Voy al patio del colegio donde todos están reunidos para el último acto del año.

Tengo la esperanza de que él venga; Que como en las películas a último momento aparezca y me vea cantar esta canción que hice para él y que al parecer, nunca va a escuchar.

Yo me voy a ir, pero él se fue primero; Y ya no quiere regresar.

Tomás.

Nicole camina junto a mí. Tiene una sonrisa en el rostro y su mano está entrelazada a mi mano, intento sentir por ella lo que siempre creí que sentía pero, nunca lo hice. Nunca sentí.

Julieta no sabe la verdad y yo fui muy cobarde como para contársela. Siempre me llamó la atención. Había algo en ella que me hacía mirarla a diario pero, también sabía que no era igual al resto de las chicas por lo tanto, acercarme a ella no iba a ser una tarea fácil; Y no lo fue.

Idear un plan en el cual tenía que convencer a todos que me gustaba la chica popular del colegio, era el más convincente de todos para poder acercarme a ella, a la morocha. Llegó un punto, que intenté convencerme a mí mismo de que en realidad sí, sentía cosas por Nicole pero no. Al parecer mi corazón siempre le perteneció a Julieta y ella nunca se dió cuenta.

Hace alrededor de cuatro meses, escuché una conversación de la morena junto a su profesora, a quien le contaba que había obtenido una beca para irse a estudiar a España. En ese momento me obligue a pensar una estrategia para poder acercarme a ella, porque supe que dentro de poco se iría y ahora; Ya es demasiado tarde, se va en cuestión de días.

Ella nunca entendió como descubrí su perfil en Instagram de escritos. Tampoco sabe que la miro desde el primer día que llego al colegio pero, siempre la vi como un imposible. Ella es una obra de arte expuesta en un museo y yo soy un simple adolescente que la observa y aunque trata, no puede comprenderla.

Creí que decirle que me escriba una carta para Nicole, iba a ser lo mejor para poder acercarme a ella sin saber que en realidad, eso arruinaría todo sin siquiera empezar.

— Entonces, no sé si estudiar diseño de indumentaria o comunicación audiovisual. Me gustan las dos pero no me decido ¿Vos que decís? — desde que salimos del colegio, Nicole no para de hablarme, juro que intentó escucharla, pero no logro concentrarme — ¿No me estás escuchando, verdad? — niego con mi cabeza, un poco apenado, me siento mal por haberla estado ilusionando, pero al fin y al cabo tengo alma de traicionero, intenté amar y me salió mal — No importa ¿Puedo hacer algo?

Pregunta, la noto un poco tímida. Asiento con mi cabeza y ella se acerca un poco a mi. Sus manos se posan en mi nuca y yo cierro mis ojos sabiendo que va a ocurrir. Sus labios se posan sobre los míos y yo la beso sin sentido.

Mi celular empieza a sonar y yo me alejo rápidamente de la rubia. Lo saco del bolsillo y veo un mensaje de un número desconocido.

"Buenas tardes, soy Joaquín de PanterMusic. Somos una discográfica en Neuquén. Escuchamos tus canciones y realmente estamos interesados en conocerte."

Mi cuerpo se llena de nervios. Levanto la cabeza, Nicole me mira sin entender y yo abro mi boca al darme cuenta lo que acaba de suceder.

"¿Qué haces si el día de mañana una discográfica te habla?"

— Me tengo que ir.

Le digo a la rubia, quien intenta saber porque me estoy escapando de sus brazos. Sin tener el valor para darle explicaciones empiezo a correr hacia el colegio. Hoy es el último acto escolar y Julieta va a cantar. Antes de pelearnos le prometí que iba a ir, sabía que el miedo la invadía antes de siquiera subirse al escenario.

Entro completamente agitado y casi sin aire, intentando llegar al patio del colegio. Abro las puertas de este y me quedo en el fondo mirando el escenario. Julieta está ahí. Sus manos tiemblan mientras intenta agarrar el micrófono. Como si estuviésemos conectados, de tanto mirarla, ella me descubre entre el público y fija sus ojos en mi. Uno de sus dedos se desliza por la guitarra y una hermosa melodía empieza a sonar.

— Yo sé que fallé. Que no fui lo que esperabas, perdoname. Vine a pedirte que...

Empecemos de cero.

Una carta para Nicole | cro y cazzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora