Abrí los ojos lentamente al oir las quejas de Dylan, miré hacia el otro lado de la cama y estaba vacío, había una nota en el lugar en el que estaba Tom que decía que lo habían llamado sus padres que acaban de volver de otro de sus viajes, y si os lo estáis preguntando no, todavía no conocen al bebé, si que llaman para saber como estamos y todo eso pero nada más, aunque bueno, no es algo que me preocupe aunque me molesta más por mi hijo que por mi.
-Buenos días pequeño.- le dije a Dylan que todavía se quejaba.- vamos abajo a tomar el biberón eh?.-
Baje y ya estaba mi madre en la cocina preparando café, me encantaba bajar y que hubiese ese olor.
-Qué haces tan temprano aquí?.- le dije a mi madre ya que era sábado y eran las ocho y media de la mañana.-
-Tengo informes que revisar, papeleo que hacer.. ya sabes, y tú a darle el biberón no?.-
-Claro.- suspiré mirando a Dylan con una cara de fingida molestia y al final acabe sonriendo por las caritas que ponía.-
-Dámelo, yo se lo doy, desayuna tranquila.- se lo di a mi madre.- café?.-
-Por favor.-
-Bueno, te has pensando lo de anoche?.- me pregunto con curiosidad.-
-Si, lo voy a intentar.- mi madre esbozó una gran sonrisa.-
-Ya verás como te sienta muy bien.-
-Eso espero, voy a la ducha vale?.-
-Ve tranquila, yo me quedo con él.-
Subí a mi cuarto, entré en el baño y llené la bañera con agua muy caliente, eché sales y mucha espuma y cuando estuvo todo listo me desnudé y me sumergí. Casi me da algo, hacia tiempo que no dedicaba ni cinco minutos para mi, realmente necesitaba relajarme. Cerré los ojos y me puse a pensar en algo que hacia tiempo que no pensaba, que me iba a poner esta noche aunque no me hizo falta pensarlo mucho, porque antes de quedarme embarazada o mejor dicho antes de saberlo me compre un vestido negro monísimo y muy sexy que me pensaba poner con mis taconazos negros, aunque claro, tantos meses sin ponerme tacones a saber como acabarían mis pies.
Salí de la bañera de un salto y me puse el albornoz, me soprendí al ver que había pasado una hora en la bañera, me puse un chandal, saqué a pasear a Kira, ordené la habitación, cogí la ropita limpia de Dylan y la coloqué, en fin, cuando acabé eran las once de la mañana asi que decidí llamar a Misty porque Delancy seguro que estaba durmiendo todavía.
-Estoy a sus órdenes señorita.- me dijo cuando me cogió el teléfono.-
-Tengo algo interesante que decirte.- Misty hizo un sonido mudo invitándome a continuar.- he pensado que esta noche podríamos salir todos juntos a algún sitio.- tuve que despegarme el móvil de oreja del semejante gritito que pegó.-
-Madremía! no me lo puedo creer! es...aahh!.- decía emocionada provocando mi risa.-
-Tranquilízate por favor que no nos ha tocado la lotería.- dije divertida.-
-Ya lo sé tonta pero es que hacía tanto tiempo que no salíamos todos juntos, te echaba de menos.-
-Lo sé, pero es lo que toca no?.-
-Ahora mismo si, pero tú piensa que cuando Dylan sea grande tú todavía serás joven y podrás disfrutar plenamente de tu hijo, y sobre todo informarle mejor de los riesgos y todo eso.-
-Lo he pensado, pero aún así las responsabilidades ahora mismo no me las quita nadie.-
-La semana que viene acabo con los exámenes de la uni asi que estaré cien por cien para lo que necesites, porque se que ultimamente he estado un poco desparecida.-
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Por primera vez.
Novela JuvenilCamila, 17 años, alegre, extrovertida, dinámica, inocente pero rebelde, se verá enredada por primera vez en situaciones que nunca habría imaginado.