Capítulo 24.

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Me dolía todo el cuerpo y no quería ni por asomo levantarme de mi cama, pero Dylan estaba lloriqueando y Tom se había ido hacía unas horas a su casa, asi que no tuve otra que levantarme y consolarlo, ya que mi madre me había hecho el favor de darle su biberón, miedo me daba cuando empezase con los potitos. Lo cogí y lo mecí un poco, al parecer se había hecho caquita asi que me puse a cambiarlo.

-Cómo ha ido la noche?.- me preguntó mi madre mientras debaja mi rompa limpia encima de la cama.-

-La verdad es que muy bien, ha sido una noche interesante, aunque estoy molida.- mi madre me sonrió.-

-Sabía que te iba a hacer bien salir.- yo asentí mientras terminaba de cambiar al bebé.- Y Tom?.-

-En su casa, luego por la tarde vendrá, saldremos a pasear a Dylan y a tomarnos un caé o algo por el estilo, lo de siempre, ya sabes.-

-No volváis tarde, me gustaría que cenáseis con nosotros, hay algo que tenemos que deciros.- dijo con voz misteriosa.-

-Algo malo?.- mi madre rió.-

-No cariño, es algo bueno, muy bien en realidad, esta noche lo sabréis.-

-Es malvado eso de dejar a alguien con la duda sabías?.- mi madre se encogió de hombros divertida y salió de mi habitación.-

-Qué dirán ahora los locos de tus abuelos?.- le pregunte a Dylan, aunque más bien me lo pregunté a mi misma.-

Después de comer hice una videollamada con las chicas para contarles todo, que no paraban de soltar silbiditos, al parecer ellas también habían tenido su momento romántico con sus respectivos novios.

No me podía concentrar en nada, mi madre me había dejado muy intrigada con lo que me tenía que decir, por suerte era algo bueno, lo primero que se me había pasado por la cabeza era algo sobre Mike, y no, eso otra vez no, directamente me voy del país, pero vamos, de cabeza.

El sonido de mi móvil me sacó de mis pensamientos

-Hola preciosa.- me sonrojé, era tonto porque hasta teníamos un hijo, pero desde lo de anoche no habíamos hablado mucho, y la verdad es que fue una locura, en la parte de atrás de su coche, con unas copillas de más y a lo salvaje.-

-Hola.- dije tímida con una sonrisa tonta.-

-A qué hora paso a por vosotros?.-

-A las cinco, mi madre quiere que cenemos en casa, nos quiere decir algo.-

-Ha pasado algo?.- dijo preocupado.-

-No, tranquilo, me ha dicho que es algo muy bueno.- pude nota como suspiró aliviado.-

-Bueno y te has recuperado ya de anoche?.- dijo en tono pícaro dándole un claro doble sentido a la frase.-

-No seas tonto.- sentía arder mis mejillas.- pero no, la verdad es que estoy molida.-

-Tenemos que repetirlo de vez en cuando, me lo pasé muy bien.- dijo otra vez en tono seductor.-

-Ugg! estás hoy graciosillo eh?.-

-No estoy diciendo nada del otro mundo, es normal que no pudieses resistirte a mis encantos, por cierto, tengo tu sujetador ahora mismo justo delante de mi.- me quedé completamente muda y Tom soltó una gran carcajada.-

-No hay quien te soporte hoy, egócentrico, mente sucia!.- dije fingiendo enfado aunque estaba bastante avergonzada.- A las cinco en punto te quiero aquí clavado.- colgué el teléfono antes de darle tiempo a contestar.-

Me eché las manos a la cara, roja como un tomate, y solté una risa nerviosa, espero que sus padres no hayan visto el sujetador en el coche, aunque lo dudaba mucho, pero solo de pensarlo me daban ganas de que la tierra me tragase.

Por primera vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora