Capítulo 21.

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Cuando iba a mitad de camino vi a Tom corriendo como alma que llevaba el diablo hacia mi, tenía que pensar bien lo que iba a decirle para que sonara creíble y pudiera cumplir la parte del trato que había hecho con Mike, solo esperaba que él si que cumpliese la suya.

Aceleré el paso, pero Tom iba mucho más rápido que yo, asi que me cogió del brazo y tiró de mi para hacerme quedar frente a él.

-Dime la verdad Camila.- tenía los ojos enrojecidos, y a mi se me encogía en corazón al saber todo lo que lo estaba sufriendo, pero lo hacia por su bien y por el de nuestro hijo.-

-No sé de que estás hablando Tom.- me giré para emprender mi camino pero volvió a tirar de mi.-

-Te conozco perfectamente, sé que pasa algo más, las personas no cambian sus sentimientos de la noche a la mañana.-

-A lo mejor mis sentimientos cambiaron hace tiempo y solo estaba contigo para disipar las dudas, no crees?.- pude ver una ligera mueca de dolor en su cara.-

-No te creo.- dijo con la voz quebrada.-

-Creételo Tom, la última vez nos hicimos mucho daño y aunque lo he intentado no he podido superarlo.-

-Pero si eso ya lo hablamos en su momento! pos dios Camila dime que esta pasando.-

-Tom por favor, deja que me vaya, es mejor así.-

-No puedo dejarte ir.-

-Tom! por favor, tienes que hacerlo.- dije suplicante.-

-Pasa algo verdad?.- no le contesté simplemente lo miré dejando entrever algo, no pude resistirlo.-

-Tengo que irme Tom, ahora.- para mi sorpresa él asintió así que me dispuse a irme pero antes me cogió de la cintura.-

-Te encontraré.- me susurró al oido, lo miré desconcertada y justo cuando iba a hablar salió corriendo.-

Miré la hora en mi reloj, las 22:50, si no me daba prisa llegaría tarde, corrí un poco, no demasiado, tampoco estaba tan lejos y lo que menos quería era llegar a donde había quedado con Mike. Me senté en un banco de la plaza, estaba aterrorizada, tenía ganas de echar a correr y volver con Tom y más cuando pensaba en Dylan, tan inocente y tan ajeno a todo, no sabía que su madre estaba a punto de abandonarlo, o mejor dicho, que ya lo había abandonado. Me costaba respirar y mantener las lágrimas retenidas.

-Buenas noches preciosa.- esa horrible voz me sobresaltó.- veo que has sido obediente.- me levanté.-

-Solo por ellos, no por ti, asi que deja de decirme preciosa.- le dije con asco y Mike se carcajeó.-

-Vámonos, no tengo tiempo para estas estupideces.- lo miré con odio y lo seguí.-

Nos montamos en un mercedes un poco antiguo, estábamos solos y obviamente conducía él.

-A dónde vamos?.- le pregunté un poco temerosa.-

-A recoger a tu mocoso.- dijo muy seguro y un escalofrío me recorrió la espina dorsal.-

-Cómo que vamos a por Dylan?.- no pude ocultar mi nerviosismo.-

-Así podré tenerte más controlada, además, seremos una familia.- dijo en un tono muy cínico.-

-Pero no crees que será una carga llevar un niño pequeño a todas partes?.- le dije intentando que cambiara de opinión.-

-No me digas lo que tengo que hacer.- dijo cortante pero no iba a permitir que mi pequeño sufriese ningún riesgo.-

-Por favor piénsalo, no tengo nada de él aquí, tendría que comprarle ropa, biberones, leche, mantas, pañales, toallitas y muchas cosas más, sería demasiado dinero, además de que un niño no es como un muñeco, lloran, se pone enfermos, y hay que estar muy pendiente de ellos.- cuando acabé me di cuenta de que no había respirado en todo mi discurso para convercerlo.-

Por primera vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora