*2 meses después*
—Pero, profesor, le juro que si me da otra oportunidad me va a ir mejor.—Ruego al profesor Billón, sosteniendo mi hoja de exámen. Mi hoja de exámen con una gran D en ella.
—Lo siento, señorita Hall, no hay segundas oportunidades en pruebas sorpresa.—Toma si ridículo maletín, donde estoy segura de que tiene artefactos de tortura de cachorritos o algo así.—Mejor busquese un tutor para antes de los finales, le aseguro que si saca una buena nota no afectará su promedio.—Me observa, viendo que estoy al borde del colapso.—Al menos no demasiado.—Este desgraciado.
—Pero...
—Que tenga buen día, señorita Hall.—Entonces me deja hablando sola.
Inhalo una gran cantidad de aire, tratando de convencerme a mi misma de que seguirlo y tirar mi dignidad a la basura en realidad no servirá de nada. Ese hombre tiene un corazón de piedra. Resignada, empiezo a caminar por el pasillo, que hoy parece más pequeño de lo usual debido a que todo el mundo parece tener con quien tomarse la mano.
Es el día de San Valentín, por supuesto.
Se que amargarme por un profesor insensible es algo que podría considerarse inmaduro pero no puedo evitarlo, después de haber trabajado tan duro estos últimos meses en mantener mi promedio, que un exámen sorpresa lo arruine todo me tiene demasiado triste.
No te desperes, escuchaste lo que dijo Villin, puedes mejorar tu nota en el final.
Trato de animarme, sin embargo es en vano, la cruda verdad es que matemáticas, física y química con mis peores materias, siempre ha sido así. De parte de física y química tengo profesores que ayudan mucho, reconociendo mi esfuerzo, pero Villin es una historia diferente.
Necesito desesperadamente un tutor y pronto.
Los pasillos de Crane están más inundados que de costumbre o mejor dicho, se sienten más apretados, ¿la razón?, es el día de San Valentín. Lo que se traduce en muchas parejitas yendo por ahí de la mano, muchas parejitas que en una semana no querrán ni verse la cara. Se que sueno un poco aguafiestas pero tengan paciencia, estoy teniendo un mal día.
Tratar de encontrar a mis amigos en este mar de gente no se me facilita para nada, pero tengo una ventaja: La única cabeza rosa que uno vería por aquí es la de Zoe.
Bingo.
La bajita cabeza rosa se encuentra sacando un libro de su casillero cuando la veo, acompañada de Mike.
—Hola.—Digo al acercarme.—¿Por qué te llevas tus libros?.—Pregunto, viendo que saca unos cuantos libros de su casillero.
—Tengo mucha tarea atrasada.—Explica, poniéndolos en su mochila.—Tome turnos de más en la cafetería, estoy ahorrando para comprarme un auto, ya sabes, algo usado, pero los finales están cerca y necesito ponerme al día.
—¿Estas ahorrando?.—Asiente.—¿Y cómo vas?.
—Bastante bien, de hecho.—Se encoge de hombros.—No tengo nada más que en gastarlo.—Me hecha un vistazo.—Tienes cara de cansada.
—Si, yo...
—¡Chicas!.—Cristina grita, corriendo hacia nosotras.—Necesito...Que me den una mano, es una emergencia.—Mira a Mike.—Es una charla de chicas. —El castaño la mira ofendido.
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Como sobrevivir al primer amor © EN EDICIÓN
Ficção Adolescente*¿Puede tu primer amor ser el amor de tu vida?* El primer amor es algo que no se puede olvidar. Y eso Yannise Hall, lo sabe muy bien. A pesar de sus esfuerzos no puede olvidar al primer chico que la hizo suspirar cuando tenía 12 años. Cuando de ur...