°~Mar y Arena~° (Fargexby)

°•07•°

Después de la pregunta de Fargan, los dos guardaron silencio y fijaron sus miradas en las olas. 

-Y...- habló de nuevo el mayor después de un largo rato de silencio -¿Cómo te estas llevando con Akira?

-Cada día un poco mejor- contestó algo frío sin despegar su mirada del mar.

David volvió a cerrar la boca, quizás no fue el mejor momento para preguntar eso. Él sabía que Rubius había sentido, y sentía, cierta atracción hacia su "dueña" -los híbridos son como mascotas, pero Rubén, al ser el primero que no tuvo fallas y ser liberado por Sølvi, no fue adoptado por nadie. Además, no le gusta decir que Nieves es su dueña, porque no lo era-. Apenas se enteró de que la mujer sentía atracción hacia otra persona, el híbrido se puso celoso y no quiso saber nada de Akira o de la relación entre ambas mujeres hasta hace un mes o así.

Estuvieron en silencio durante bastante tiempo, de pronto, el híbrido comenzó a olfatear algo en el aire, movió la cabeza de lado a lado, intentando descifrar de donde provenía el olor. David se limitó a observarlo, él no olía nada fuera de lo normal.

-Pescado- fue lo único que dijo el híbrido antes de levantarse y caminar algo apresurado hacia la piedra en donde Fargan se había golpeado hace dos días. El de ojos cafés se paró y lo siguió.

Llegaron a la roca y, como el mayor sospechaba, no había nada. Sin embargo, Rubius no se rindió y siguió buscando. Este estaba cerca de la piedra, cuando escucharon un ruido raro, este era como un aletazo que dan los delfines al agua, pero ellos no están tan cerca de la orilla. Apenas sonó ese aletazo, el híbrido volteó una oreja hacia donde había sonado.

-¿Lo oíste?- preguntó el peliblanco volteando a ver al contrario, este asintió. De inmediato, el ojiverde volvió su mirada al agua.

Buscaron con la mirada lo que provocó el sonido.

-¿Qué tanto buscan, gorrinos?- preguntó un hombre que estaba detrás de ambos.

El híbrido y el humano se dieron vuelta hacia donde provino la voz, quien estaba detrás de ellos era un hombre de estatura promedio, su cabello era negro, exceptuando un mechón naranjo, tenía ojos cafés, usaba dos aros negros y un piercing en la ceja. Por último, su cara era adornada por una barba corta, pero bien cuidada. Vestía un poleron blanco, muy parecido al de Rubius, pero el elástico que tenía al final de las mangas era negro, unos blue jeans y unas zapatillas negras con cordones naranjos.

-Eh puerco- saludó Fargan al azabache con una sonrisa y comenzó a caminar hacia él, en un momento estuvo a su lado y le pasó un brazo por detrás del cuello -No pensé verte tan temprano- se sinceró.

El de mechón naranjo se llamaba Raúl, aunque le gustaba que le dijeran Auron. Él era un psicólogo bastante reconocido en la ciudad por su excelente trabajo con cada paciente que había atendido, unos de sus numerosos pacientes era el dúo que estaba en la playa.

-Hoy tuve un par de pacientes solamente- confesó con una sonrisa.

-Me había parecido haber olido un pescado por aquí- dijo el ojiverde para sí mismo y se volvió a voltear para ver de nuevo el mar.

-Pero si que en este lugar hay peces, es normal- dijo el azabache.

-Pero era uno enorme- reclamó.

Rubius se quedó un tiempo más mirando el océano, intentando encontrar al pez. No encontró nada. Al momento de que el castaño se rindió de buscar, fue donde estaban los otros.

-Vamos a mi consulta- ofreció Auron. Rubius y Fargan asintieron con entusiasmo.

Los tres comenzaron a caminar hacia el lugar, conversando animadamente. Sin embargo, en la cabeza del mayor tan solo rondaba un pensamiento, lo que había visto en la roca antes de golpearse. La imagen de ese momento estaba algo borrosa, lo cual hacía dudar al de ojos cafés de lo que vio fuera real.