°•06•°

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Capítulo muy, MUY largo

En un lugar lejano, en medio de la nada, había una edificación que se había levantado hace relativamente poco. Ese edificio estaba dividido en varias salas. Dentro de una de estas, en el piso, se encontraba un ser vivo acostado en pose fetal, casi no había luz, la única iluminación que había era la que entraba por la pequeña ventana que había, esta tenía barrotes.

Lo que había allí dentro era un niño pequeño, no superaba los 9 años, tenía el pelo castaño, su piel era pálida y sus ojos verdes. Tan solo estaba usando una polera agujereada blanca, la cual, más bien, era gris y un buzo que estaba en el mismo estado que la polera. Su cuerpo estaba cubierto de polvo y su pelo estaba totalmente desordenado y enredado. En su cuello tenía un grillete, el cual tenía una cadena algo larga por la parte posterior, esta se encontraba conectada al techo.

La habitación estaba sumida en un silencio que parecía de ultratumba, hasta que se comenzaron a escuchar unos pasos a la lejanía, estos se dirigían a donde estaba el niño. Lo único que hizo el pequeño fue mover unas orejitas peludas que tenía sobre la cabeza en dirección de donde provino el ruido.

El niño de ojos verdes no era como uno normal, ya que él no había nacido como todos. Él había sido producto de unos experimentos que se relacionaban con el juego con la genética. Por esa razón tenía las orejas de oso y una pequeña cola, la cual siempre ocultaba.

Hace bastante tiempo, un grupo de personas comenzaron a mezclar el ADN de los humanos con distintos animales con la esperanza de obtener híbridos. Los primeros fueron un fracaso total, estos no vivieron mucho o ni siquiera tenían vida en un principio. Hasta que, hace unos cuatro años, lograron crear un híbrido de oso, a este lo tenían fichado como 178, aunque algunos le llamaron Rubén. Él, al ser mitad oso y mitad humano, se desarrollaba mucho más rápido que cualquier niño.

Este, en un principio, era muy alegre y carismático, incluso hablaba con cualquier persona que pasaba cerca de él. Pero, como todo lo bueno no dura para siempre, sus creadores empezaron a hacerle pruebas y varios experimentos. Al comienzo, el experimento confiaba en sus cuidadores, aunque el miedo consumía su cuerpo. Sin embargo, mientras más tiempo pasaba, se iba volviendo más arisco e incluso agresivo. En más de una ocasión mordió a uno de los científicos, algunos terminaron con una pequeña mordida, pero otros no tuvieron tanta suerte y tuvieron que correr a urgencia para que le cocieran la mordedura, ya que casi les arrancó un trozo de carne. Por esa razón, lo aislaron y encadenaron.

Por la puerta, entró una mujer adulta con una bata blanca y un pantalón azul de jean. En sus manos tenía un plato con un trozo de carne. Ella se agachó y dejó el plato en el piso, ante eso, el híbrido se dio vuelta y se puso en cuatro patas, gruñendo, con la intención de alejar al invasor de su territorio. La mujer lo miró, seguido se levantó y abandonó el lugar, dejando al pequeño solo, otra vez.

Después de que la persona abandonara el recinto, Rubén se acercó al plato y comenzó a comer en estado de alerta.

°~🐻~°

No sabía cuánto tiempo había pasado, pero era bastante, cuando unos pasos se escucharon por el pasillo. El híbrido se sentó en el piso y comenzó a observar la puerta, siempre estando alerta.

Hace un rato había entrado un hombre de seguridad y le había puesto un bozal, a pesar de que se resistió, no hubo forma de evitar eso.

Se escucharon unas voces al otro lado de la puerta, pararon un momento y se escuchó como la puerta del lugar fue abierta lentamente. Rubén cerró los ojos un poco por la luz que entró al lugar repentinamente, cuando se acostumbró, observó a la persona que estaba en la puerta, era una joven de pelo anaranjado, piel clara y ojos azules. Vestía igual de la mayoría de las personas que había en esa institución, exceptuando de que, en su cabello, tenía dos cintas negras.

°~Mar y Arena~° (Fargexby)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora