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Ya habían pasado dos semanas desde que Luzu se encontró con Willy en las rocas.

El tritón de cola bicolor se levantó de su cama y estiró sus brazos y espalda, quitándose un poco el sueño en el acto. Respiró hondo mientras miraba una de las paredes de la cueva, seguido volteó su cuerpo y posó su mirada en la cama. En el lado que estaba pegado a la pared estaba Manolo, durmiendo placidamente.

Borja sonrió y dirigió su mirada a otra pared, donde estaba colgada una mascara roja de calavera.

-Hoy toca usarla- murmuró para si mismo.

Al momento, oyó unos pequeños pasitos, estos eran de un crustáceo y provenian de abajo de su cama. El tritón se agachó para lograr ver lo que había debajo del mueble.

-Buenos días Muerte- dijo animado y estiró los brazos para agarrar al animal.

Se incorporó con un animal entre sus brazos, este era una langosta, la cual abrió y cerró sus pinzas de forma amigable.

Seguido dejó a Muerte sobre la cama y tomó la máscara entre sus manos, la giró un poco a la derecha y a la izquierda para ver si tenía alguna imperfección. Al no ver nada, se la puso.

Él sabia que lo podían reconocer, pero le encantaba usarla, así que no le dio mucha importancia.

Se acercó a Manolo, quien recién estaba abriendo un ojo y le comenzó a acariciar la cabeza.

-Ya me voy- le dijo y sonrió.

Seguido tomó a Muerte y comenzó a nadar hacia la entrada de su cueva. Salió de esta y se dirigió a toda velocidad a las afueras del reino.

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Nadó bastante hasta que llegó a un lugar bastante deprimente. Estaba más abajo que el nivel del reino y rodeado de piedras. No había peces de colores, a lo más uno que otro tiburón que había perdido su camino. Al centro del lugar había un cubículo de piedra bastante grande con ventanas muy pequeñas.

Luzu dejó a la langosta en su hombro y siguió nadando hasta lo que parecía una puerta. Esta estaba resguardada por un tritón peculiar. En vez de cola de un pez o tibiron, su parte de abajo era la de un pulpo. Esa característica le era bastante útil, ya que trabajaba en la cárcel del reino, en donde encerraban a los criminales más peligrosos y, algunos de ellos, tenían pena de muerte. Entre sus manos tenía un tridente y una tabla, la cual tenía los nombres de los distintos prisioneron.

El guardia levantó la vista y vio a Borja acercandose lentamente, obviamente entró en modo defensa. Sin embargo, cuando le vio la cola lo reconoció y le dijo que se acercara, cosa que Luzu hizo de inmediato.

-Hola Marco- lo saludó el de cola bicolor de forma amigable.

-Hola- respondió y se quedó un momento en silencio -¿Qué es lo que haces aquí?- preguntó con algo de curiosidad.

-Ya es el día- dijo con un tono de obviedad.

-¿Tan rápido?- preguntó sin esperar respuesta -Esta bien, hoy tenemos a alguien nuevo, se llama Manolo.

-¿No hay alguien más?- preguntó algo incómodo, le parecía algo raro utilizar a alguien con el mismo nombre de su mascota.

-Dejame ver...- dijo el de los tentaculos y siguió buscando en la lista -Aquí hay alguien que tenía pena de muerte, pero se la revocaron sin que él supiese, se llama Pedro.

°~Mar y Arena~° (Fargexby)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora