11.- Primera vez.

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*suspiro*La primera vez, que lindo ¿No?, Es algo que, obviamente, recordarás toda la vida... Por más rara que sea.

—¡Ruben!, ¿¡Puedes quedarte quieto!?— el ojimorado veía mal a su pareja mientras tenía sus manos en la cadera contraria.

—¡No!, Déjame hacerlo Samu— el castaño estaba moviendo sus caderas de forma constante.

—¡P-Para-!... ¡Rubén!— el menor se había safado de su agarré.

Actualmente, el mencionado tenía su cara estrellada en el suelo de madera, había hecho (tratado de hacer) un Grand Jeté, algo que para un principiante de Ballet, como el, era imposible.

—¡Rubén!, ¿Estás bien?— el pelinegro se acercó al chico que estaba en el suelo, tomo su cintura y lo ayudo a levantarse.

—Si... Creo— se sobo un poco la nariz...de la cual salia sangre.

—No, no lo estás, vamos a la enfermería— el ojimorado tomo al más alto con delicadeza y lo saco del teatro.

¿Que?, ¿Acaso creían que...?, Por Dios, ¿Que clase de lectores tengo?... Pero bueno, quitando el hecho de lo puercos que son... Está es la primera vez que practicaban juntos y solos... y, como siempre (no importa la situación), apareció el Rubén necio y testarudo diciendo que podía realizar uno de los saltos más difíciles en el ballet.

—Buenos días, ¿Que es lo que desean?— la enfermera se encontraba en la (muy) pequeña recepción de la enfermería.

—Mi compañero se estrello contra el piso del teatro y le está sangrando la nariz— apenas se entendió por la rapidez en la que hablo, el ojimorado estaba asustado, nunca había liado con (tanta) sangre.

—Bien, síguanme— la enfermera, con una radiante sonrisa, tomo a Rubius y lo llevo a una camilla siendo seguida por Samuel —Vale, ¿Te sientes mareado?, ¿Te duele la cabeza?— preguntaba mientras buscaba el botiquín.

—Mareado, la cabeza no me deja de dar vueltas— el ojiverde parpadeaba despacio, se veía cansado.

—Bien— la enfermera había tomado una bolita de algodón y la empapó con alcohol —Te quedarás un rato aquí hasta que te recuperes—empezo a limpiar la sangre —Si quieres, puedes quedarte con el, puedo hacerles justificantes a los dos— dijo viendo con una sonrisa ladina al pelinegro.

Samuel pensó, está era la primera vez que estaba en la enfermería de la escuela, y todo porque su tonto novio era un necio.

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Ya había pasado un rato desde que Rubén tubo ese "pequeño" incidente; como la enfermera sugirió, Samuel se quedó con su pareja todo lo que restaba de las clases, mañana entregarían los justificantes a los maestros.

—¿Te sientes mejor?— el pelinegro estaba sentado al lado de la camilla.

—... Si, estoy mejor— el castaño trataba de acostumbrarse a la luz ya que se había dormido.

—Vale, ¿Quieres que le llame a la enfermera?— tomo una mejilla de su novio y con su pulgar la acarició.

—Solo... Ya me quiero ir— Rubén volvió a cerrar los ojos, estaba realmente cansado.

—... Ahora vuelvo— el pelinegro se levanto de la silla y camino hacia la recepción —¿Disculpe?— dijo estando ya delante de la enfermera la cual le estaba dando la espalda.

—¿Uh...?, Oh, hola, ¿Su amigo ya despertó?— la sonrisa ladina de la chica logro transmitirle algo de tranquilidad.

—Si, ya despertó... Quería saber si ya podíamos irnos— dijo peinando su cabello hacia atrás.

—Claro, pero antes le tengo que hacer un último chequeo— dijo con tranquilidad para después caminar hacia donde estaba el castaño.

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—¿Ya nos podemos ir?— la impaciencia de el ojiverde se notaba... Y mucho.

La pareja se encontraba sentada en unas sillas que estaban al lado de la puerta de la enfermería, estaban esperando a que la enfermera saliera con sus justificantes.

—Todavía, hay que esperarla chiqui— el pelinegro estaba tranquilo, al menos su novio estaba bien.

Rubén iba a hablar, pero se quedó con las palabras en la boca cuando la puerta a su lado se abrió dejando ver a la enfermera.

—Perdon por la tardanza, la impresora no quería encender— la joven rubia tenía un pequeño rubor por la vergüenza, en su mano tenía dos pedazos de papel los cuales fueron entregados a los chicos.

—Descuida... Y gracias, Ehh...— el ojimorado ni siquiera había preguntado el nombre de la que había curado a su novio.

—Akira, mi nombre es Akira— su radiante sonrisa era preciosa.

—Bueno, pues, muchas gracias pero nosotros ya nos vamos— ¿Celoso? Pffff, por supuesto que lo estaba, Rubén estaba celoso por la enfermera, aunque no tenía razón para estarlo.

—¿Eh?... Oh, claro, hasta luego Akira— el peligro comprendió lo que sentía su novio hací que decidió seguirle el juego.

—Claro, aunque prefiero no ver a ninguno de los dos en la enfermería otra vez— la enfermera se despidió de la pareja mientras se rascaba la nuca nerviosa, había sentido la mirada asesina del castaño.
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Palabras: 794

Hola Mis Gatit@s cómo están? Espero que bien uwu

Tarde, muy, MUY tarde, lo se.

Tenía examen ayer, por eso no publique, además estoy pasando por una situación (la cual no diré) muy difícil, así que espero que entiendan.

Grand Jeté: Paso de ballet en el que el bailarín da un salto en el aire para realizar un split (apertura de piernas).

Me dieron ganas de escribir una historia con este ¿AU?, No se, dígame si la lerían para que la escriba uwu.

Sin otra cosa por decir, denle ⭐ y comenten que yo los leeré.

Los quiero.
Chau~💜

#Rubegetta MonthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora