❁ Capítulo 9 ❁

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Bailamos demasiado, llegó el momento en que me dolían las piernas. Nos sentamos y por lo menos en mi caso bebía agua. No es que fuera especial, solamente con el agua se me quita la sed y no con otra bebida.

Miré a Sonic, yo solo veía como pedía más y más vasos de alcohol.

Me preocupé en ese momento porque él será quien va a manejar el auto. Bueno, no creo que sea así de irresponsable como para llevarnos a una muerte segura.

— No te preocupes Amy, yo puedo aguantar más de lo que tu crees. Sé que estás pensando en que yo voy a manejar, pero no estoy ebrio.— dijo tratando de calmar mis nervios e inseguridades.

Le creí, no puedo hacer más mas que eso. Después de un rato nos salimos, hacía demasiado frío, y él me dio su abrigo. Me quedaba un poco grande, pero eso no importaba, me calenté con ese abrigo.

Subimos al auto, él con demasiada confianza, hizo el asiento para atrás. Se acomodó y se acostó.

— Gracias por esta noche.— agradeció.

Contesté devolviendo una sonrisa grande.

Después de todo, decidió partir. Sin darme cuenta, me acomodé en el asiento, y mis ojos se estaban cerrando. Si, tenía demasiado sueño.
Me miró y dijo algo que hiciera que me levantara del asiento.

— Ya tienes sueño, y estamos un poco lejos de tu departamento. Si aceptas puedes dormir en mi casa.

— No, no quisiera ser una molestia.— y como lo imaginé, me sonrojé.

— No la eres, no vas a molestar a nadie, yo vivo solo y quisiera que esta noche me acompañaras.

Creo que no será tan malo quedarme en su casa, me estoy muriendo de sueño y solo quiero dormir. Tomé mi teléfono y le avisé a Rouge para que pudiera dormir.
Aún así, me acomodé y me dormí en el asiento.

Desperté y al abrir los ojos, los rayos de luz me lastimaron. Me quejé y al voltear estaba en una cama. Me tallé los párpados y estaba tratando de recordar que fue lo que pasó.
Minutos después, recordé que me quedé dormida en su auto. O sea que no me despertó y me llevó seguramente cargando, genial.

Me di cuenta que solo traía mi ropa interior.

— No puede ser...

Me levanté cubierta con una sábana de la cama. Me dirigí a la cocina y tomé un cuchillo, lo estuve buscando por todas partes y no lo encontraba.

Minutos pasaron y llegó. Escuché el sonido de la puerta y me preparé. Salí del cuarto, lo encontré en la cocina y me miró.

— Wow wow wow, baja eso por favor.— dijo señalando el cuchillo.

— ¿Qué me hiciste? ¿Por qué desperté semi-desnuda? — señalando con la mano donde sostenía el cuchillo.

— Te explico, te dormiste en el auto, te llevé al cuarto justo donde despertaste, te desvestí para que pudieras dormir más a gusto. Vamos, es más cómo descansar de ese modo.— mencionó cortando algunas frutas.- ¿Me crees capaz de tocar a una mujer sin su consentimiento? Pues la respuesta es no, mi papá me enseñó el respeto hacia ustedes y sé que tuve a una mamá alguna vez.— explicó un poco molesto por como había actuado.

Sonaba lógico, además si me hubiera violado, hubiese despertado, no estaba ebria como para no despertar con un movimiento. Además que estuviera soportando dolores de cuerpo.

— ¿Dónde está mi ropa?

— Nada de eso, compré ropa para ti, de acuerdo a la talla incluida en tu vestido, me guié con eso. Justo en esas bolsas se encuentra toda la ropa que necesitas. Y sin ningún problema, puedes meterte a bañar.

Y me di cuenta, que si él hubiese querido, me hubiera drogado para conseguir un objetivo. Eso sí, aún no puedo bajar la guardia solamente porque no me tocó y me dejó dormir en su casa sin ninguna condición. Empieza a agradarme.

Me metí al baño y comencé a bañarme. Todo funcionó normal, me vestí y con lo poco que podía, me arreglé. Fui a la cocina para ayudar a preparar el desayuno.

Estaba cortando fruta y sentí sus manos en mi cintura, me puse roja, y mis pómulos ardieron en fuego. Con su fuerza, hizo que me volteara y pudiera ver su rostro. Tragué saliva y todo estaba en silencio. Sentía demasiado cerca sus ojos, sus ojos color esmeralda.
Me estaban temblando demasiado las manos, al igual que todo mi cuerpo. No sé cuál sea su objetivo, si asustarme o solamente él se está dejando llevar.

Se acercó como la otra vez en el auto, podía sentir su respiración cerca. Ambos acercamos más y más nuestros labios, podía sentir su calor radiando sobre mi cuerpo. Hasta que por fin, nos unimos y nuestros labios se tocaron. Sentí demasiadas emociones explotar dentro de mi cuerpo. Sentí como si un globo de pintura hubiese explotado y batir toda la pintura.

Desde ese momento me dejé llevar, sentía toda la tensión que existía en ambos cuerpos. Mis brazos actuaron por su propia cuenta, y rodearon su cuello. Sin darme cuenta, me pegué más a su cuerpo. ¿Sus manos? Seguían en mi cintura, y poco a poco el beso se intensificaba, haciendo que mi cuerpo se esté haciendo para atrás. Me sostenía de su cuello, no sé si le molestaba, pero era de lo único que podía agarrarme.

Sentí sus manos subir sobre mi cuerpo hasta llegar a mis hombros. Varios minutos, él se separó jadeando, y yo también lo hice, ambos jadeamos.

El silencio invadió el lugar.

— Perdona por eso.- dijo mirándome.

— No te preocupes.

Después de todo, hablamos en la mesa y reíamos mientras comíamos. Estaba disfrutando el momento, me sentía tan bien, hace demasiado tiempo que no me sentía así con alguien más.

Fui por mis cosas al cuarto, lo que sería un vestido y zapatos. Estaba a punto de salir cuando miro el pasillo y vi que aún había otra habitación. Cuidándome de que no me viera, fui a ver, tenía curiosidad de lo que era. La puerta parecía de una película de terror, la puerta tenía un color rojo, por un momento pensé que había muerto y estaba entrando al infierno. Intenté abrirla pero estaba con seguro, mala suerte, yo quería revisar que había ahí.

Me volteé y él estaba parado mirándome, su mirada era fría a como realmente me ve todos los días.

— No puedes entrar ahí.- advirtió con una voz gruesa.

— ¿Qué hay ahí?

— Cosas.

Me agarraba de la espalda, tratando de darme el mensaje de que me aleje de ese cuarto. ¿Qué hay ahí? ¿Y si hay muertos ahí? Imaginé demasiados escenarios que técnicamente pueden ser irreales.

Subimos al auto y me llevó a casa. Cuando por fin vi mi departamento, me despedí pero esta vez le di un beso en la mejilla.

Salí y de reojo, vi como acariciaba su mejilla, y sonreí.

Continuará

Capítulo 9

❁ 𝟱𝟬 𝐑𝐎𝐒𝐀𝐒 𝐃𝐄 𝐒𝐏𝐄𝐄𝐃 ❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora