❁ Capítulo 28 ❁

669 60 20
                                    

Ha pasado una semana y media, y ambos erizos ya habían salido del hospital. El único que aún no podía mover totalmente su cuerpo era Sonic, pues tuvo que usar la silla de ruedas, hasta que se recupere totalmente de la rodilla.

Amy, analizando la situación de su pareja, decidió quedarse unos días en la casa del erizo azul, para ayudarlo en todo lo que él necesite y no pueda hacerlo, como cocinar o traer cosas a la casa. 

Su amigo, no tuvo problema en cuidar y dirigir la empresa unos días más, y Tails, volvió a su jornada laboral. Y también decidió llamar una que otra vez a su mejor amigo para preguntar por su estado de salud. 

Antes de irse la eriza, Rouge la abrazó por un largo tiempo. La murciélaga estaba demasiado feliz que su mejor amiga regresara a casa, aunque se fuera a otra por unos días. Le agradaba saber que se encuentra bien y nada pasó.
Sonic, sentado en su silla de ruedas, no mostraba felicidad, su seriedad se presentó. Y es que después de saber los informes del médico, comenzó a formular demasiadas preguntas en su cabeza. Su mirada estaba perdida, si lo mirabas, no sabrías que estaría viendo.

— Amor, ¿pasa algo? — cuestionó Rose.

La mente de Sonic aterrizó en la Tierra y segundos después respondió.

— En absoluto.— contestó.

La eriza rosada cargó sus bolsas de todo lo que ocuparía estando en otra casa. Jalaba la silla de ruedas, y el azulado no se hallaba totalmente feliz, al contrario, su expresión mostraba que estuviera enojado, cuando no es así, solo se sentía inútil por no poder caminar sin ayuda.

— Me siento estúpido estando aquí, sentado.

— Pero es para que tu rodilla se recupere, y te dijeron que las muletas no las puedes usar ya que harías esfuerzo en tu rodilla y no mejorarías. Si todos pensaran así, más de 100,000 personas se suicidarían por ello.— dio su punto de vista mientras caminaban por las calles de la ciudad.

— Me vas a ayudar hasta para bañarme y me hace sentir más inútil.

— Ya dije que vas a mejorar, si sigues con esa actitud me regreso a mi casa y haces todo por ti mismo. 

— Vale, está bien.— bufó el erizo.

Rose se paró cerca de una banqueta, y esperó que un taxi se parara para que los llevaran al hogar de Speed. 
Mientras tanto, Sonic sacó su celular para hablar con Tails y preguntarle sobre su auto, pues no fueron los únicos en estar dañados.

— Tu auto ya está en reparación y te lo dan en un mes y medio, recibió bastante daño, y me avisaron que te cobrarán 2,000 dólares además por el auto que traes, es uno de los más caros.

— ¿2,000 dólares? Es demasiado para un auto, bueno, la marca que traigo no es nada barata. Está bien.— respondió sobando su cabeza estresado.

Su pareja notó esto, y en seguida que colgó Sonic, Rose decidió preguntar.

— ¿Pasa algo?

— Sí, es con respecto al coche, deberé pagar una buena cantidad por la reparación, y soltarlos al momento pues duele, y no es nada fácil.

🌸 Amy Rose 🌸

Me sorprendí al escuchar tremenda cantidad, el dólar ha subido demasiado con el paso del tiempo, y eso hace que todo suba de precio. Estoy de acuerdo que por ser un auto deportivo, un simple rayón gastes más de 80 dólares en solucionarlo.

Minutos después, logré parar un taxi para subirnos. Sostener a Sonic para subirlo fue un poco complicado, pues pesa demasiado. 
El taxi arrancó, y Sonic miraba por la ventana, ignorándome por completo, entiendo sus emociones, pero eso me hizo sentir un poco mal, quería hablar con él, Decidí sacar un tema de conversación para captar su atención.

— Quiero ir al psicólogo para recuperarme de lo que ha pasado hace más de una semana.

— Está bien.— respondió en seco.

Mi plan de captar su atención fue un fracaso.

Me resigné y me uní a mirar la ventana, había un silencio incómodo absoluto, creo que el taxista se sintió incómodo, pero no decía nada, solo hacía su trabajo. 

Llegamos y le pagué. Nos bajamos, esta vez fue más fácil que subirlo. Lo acomodé y entramos a la casa. Dejé mis cosas en la habitación donde duerme Speed. Volví y lo coloqué en la mesa, no iba a complicarme, así que moví una silla y lo dejé ahí.

— ¿Qué quieres de comer? — pregunté desde la cocina.

— Empecemos desde la pregunta inicial. ¿Quiero comer? No, no quiero comer.

Quité de mis manos los platos que agarré y me dirigí a donde estaba Sonic.

— Tienes que comer, no te quedarás sin comer, desde que salimos del hospital has estado raro, eres serio y además me dices que no quieres comer. Vas a comer sí o sí.

Regresé a la cocina enojada, y para que lo disfrutara, decidí hacerle ese arroz que tanto le encantó la última vez.

Mientras cocinaba, escuchaba las teclas de la computadora, creo yo que Sonic está trabajando por línea. 

Minutos más tarde, la comida ya estaba lista. Serví dos platos y uno se lo di a Sonic. Me senté a un lado, relajándome un poco y estar bien con mi novio. 
Pasaban los segundos y minutos, y no comía. Me preocupé y lo miré, y al parecer no notaba que lo observaba. 
Acabé de comer, y me limpié con una servilleta los labios y enojada, aventé la servilleta a la mesa.

— Oye, hice el arroz por ti, porque sé que te gustó la última vez que estuve aquí. 

Tomé mi plato y mi vaso, los llevé al fregadero y los lavé. Por último, me fui a la otra habitación, que desde un principio había dormido ahí la primera vez. Junté mis dos piernas y mis lágrimas cayeron, pensé que después de salvarme, seríamos la pareja que fuimos antes de eso. 
Noté como si algo e quisiera decir, como si su garganta estuviera cosida y no pudiera hablar sobre eso. 

Entre mis sollozos, no escuché que Sonic me estaba observando desde la puerta. Me di cuenta cuando me iba a parar al baño. Lo miré, pero seguí mi camino como si él no estuviera en ese lugar. Cerré el baño y me limpié con algunos trozos de papel. 
Salí minutos después, y regresé al cuarto donde lloré. Sonic había vuelto a su computadora. Pero esta vez hablaba con alguien. 
No es que fuera chismosa, pero algo me daba mala espina, así que me oculté en un muro, cerca de donde él estaba. 

— ¿A qué hora son las visitas?... Ah, entiendo... ¿Entonces los horarios depende del día?... Desearía que fuera un Martes, pero por ahora no me encuentro estable y no quiero que mi pareja me acompañe, sería una sorpresa para ella... Bien, perfecto, yo le hablo cuando mi rodilla esté bien... Hasta luego.— colgó la llamada y siguió tecleando en la computadora.

¿Que no lo acompañe? ¿Horarios? Eso no suena para nada una cita. 

Observé que su plato donde le había servido el arroz, lo llevó al microondas para calentarlo. Y segundos después, lo comió. 

Volví al cuarto para analizar la situación.

La voz de la otra llamada sonaba que era un hombre. Y si fuera a visitar un lugar, los horarios por lo general son los mismos, además que tú puedes decidir el día que puedas ir. Esto es demasiado extraño.

Me metí demasiado en mis pensamientos, que no escuché que Sonic gritaba mi nombre, y supongo, me quiere para ayudarlo. 
Fui con él y me dijo que lo ayudara a llevarlo a la tina.

— Quiero refrescarme un poco.— dijo concluyendo su oración.

Lo desvestí de las piernas para abajo, y lo ayudé a que se sentara en la tina.

Estaba a punto de irme, pero me sostuvo de la muñeca.

— Quédate aquí.

— ¿A verte? No creo que tenga mucho chiste.— hice fuerzas para que me suelte, pero no lo logré.

— Nunca dije que me veas, te estoy diciendo que te unas.

Mis mejillas se ruborizaron. 

Continuará

Capítulo 28

❁ 𝟱𝟬 𝐑𝐎𝐒𝐀𝐒 𝐃𝐄 𝐒𝐏𝐄𝐄𝐃 ❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora