Sunshine/Laureen.

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•Capítulo dedicado a todas ustedes. Lectoras que ya llevan tiempo y lectoras nuevas. ¡Las amo muchísimo!
-∆

Desperté gracias a los ronquidos de Martin, de nuevo. ¿Acaso no se ahoga? Es decir, nos separa toda una pared y él ni en cuenta. Pero aún así me hacía falta levantarme ya que me había quedado dormida en la mesita de noche. De nuevo.

Miré el reloj y eran las seis de la mañana. Me metí a bañar y me vestí. Cuando terminé de hacer todo aún seguían los ronquidos.

–¡Hey tu! –le dije a mi hermano.

Éste se sobresaltó y cayó al suelo.

–¡Oye!

–Sabes... Algunas chicas despiertan con alarmas o hasta por pesadillas pero ¿con los ronquidos de tu hermano? ¿En serio? –dije riendo.

–No es mi culpa estar tan cansado. –respondió parándose del suelo.

–Oye tengo hambre.

–¿Tienes escuela?

–Sí.

–¿A qué hora entras?

–Hoy tarde. A las dos.

–¿Te llevarás la moto? –preguntó. Él odiaba mi moto pero yo la amaba, además era mi único medio de transporte y digamos que mi moto no era muy femenina que digamos.

–Sí. No regresaré caminando Martin. –contesté.

El bufó y me miró mal. –Bien. Vamos con Nina. –dijo.

Nina era una señora de cuarenta años muy amable que tenía un restaurante cerca de nuestra casa. Nos llevábamos bien con ella, éste tiempo se había preocupado como si fuera nuestra madre.

Y en cuanto a dinero nunca sufrimos. Martin gana muy bien. Ya es jefe, y a mí Calvin me manda dinero cada mes. Así que nos podíamos dar algunos lujos de vez en cuando, aunque ambos preferimos ahorrar siempre.

No necesitamos el auto para ir a donde Nina, estaba muy cerca. Así que llegamos muy rápido.

–¡Nina! –dije cuando entré y la vi tomar café. Me recuerda mucho a mamá.

–¡Sunny! Te extrañé linda. –dijo.

Ah, olvidé decir que aquí no soy Laureen para nadie. Todos me conocen como Sunshine y solo le permito a Nina y a Martin decirme Sunny.

Mi vida a cambiado mucho, desde ese día en que me fui de Canadá y me enteré de la verdad nada ha sido fácil. Al principio era un poco duro escuchar que me dijeran Laureen, Lau o Lauri. No me gustaba. Así que decidí usar mi segundo nombre que hasta ahora odiaba: Sunshine.

Después comenzaron las persecuciones. Por lo que entiendo, esa bola de mafiosos y narcotraficantes con los que está metida Cassie me tenían bien vigilada. Tenía muy pocas opciones y decidí cambiar de look. Teñirme el cabello de negro y usar pupilentes azules.

Martin y Nina han sido mi familia estos tres años y sin ellos no se qué haría.

Comimos bien, contando lo poco que no sabemos de nuestras vidas y nos dio el mediodía. Recibí una llamada:

I'm walking on sunshine whooo

Cállate Natalie.

Perdón, no lo pude evitar, oye ¿nos vemos antes de clases? preguntó mi amiga.

Nuestro Presente (Chris Collins)®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora