- El que no lanza pullas ni juega con los demás y el que me trae café y me acompaña a casa después de los ensayos.
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- No sé - comenzó él - creo que me di cuenta de que comportarme como lo hacía no era la mejor manera de conseguir mis objetivos. - ¿Qué objetivos? - Ah... - Vamos Chuck... - Te los diré cuando los consiga. - Vale.
- ¿Me abrochas la cremallera?, creo que se ha atascado.
Mientras subía la cremallera sin dificultad iba tocando mi espalda lentamente haciendo que me estremeciera por completo. Al terminar me cogió la mano y preguntó:
- ¿Preparada?
Asentí.
El musical fue de maravilla, pero durante la representación no pude quitarme de la cabeza al único chico que me hacía sentir en las nubes solo con el roce de su mano.
