Suspiré cansada y enterré mi rostro entre mis manos.
— Ha sido horrible — dije. — Eso no es verdad — me respondió Reggie. — Tenía toda la noche planeada al milímetro y por culpa de Lodge se ha ido al garete. — Que no saliera como planeabas no quiere decir que haya salido mal. La gente se lo ha pasado muy bien, menos tú parece ser. — Estaba tan pendiente de que saliera genial que no lo he disfrutado, ni siquiera he bailado una sola canción.
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— Eso se puede arreglar.
Pulsó su móvil un par de veces y empezó a sonar una canción lenta.
— ___________, ¿me concederías el honor de bailar conmigo?
Levanté una ceja.
— ¿De verdad? — Por supuesto, a no ser que tengas miedo de comprobar que bailo mucho mejor que tú.
Reggie me conocía demasiado bien, sabía que no podía negarme a una competición por muy estúpida que fuera.
Coloqué mis manos en sus hombros y el puso las suyas en mi cadera. Mientras nos íbamos moviendo me fui relajando y acabé apoyándome en su pecho.
— Gracias. — ¿Por qué? — Por conseguir sacarme siempre una sonrisa. — Gracias a ti por darme la oportunidad de hacerlo.
