Cerré la puerta de casa y me acurruqué con Joaquín en el sofá. - Me lo he pasado genial - dije - Yo también, aunque la próxima vez elijo yo la peli que vemos - dijo él con una sonrisa. - Vale - reí yo.
De repente se escuchó un ruido arriba y vi a mi padre bajando por las escaleras. Me levanté de golpe.
- Papá creía que volvías mañana. - Veo que aprovechas que no estoy para salir con ese macarra. - No es como piensas, es cariñoso y... - ¿Es un serpiente no? - me cortó mi padre. - ¿Eso que tiene que ver? - dije subiendo la voz. - ¿Lo es o no? - preguntó muy enfadado. - Sí, lo soy - dijo Joaquín - Escuchame bien chico, no quiero que te vuelvas a acercar a mi hija, no me fío de los chicos como tú, solo buscáis problemas. No voy a permitir que te la lleves al mundo de mierda en el que vives. ________ no se merece a escoria como tú. Así que aléjate o no me voy a cortar un pelo contigo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- Tiene razón, su hija se merece a alguien tan increíble como ella - dijo él - ¿Qué dices? - pregunté sin poder creerme lo que estaba viendo.
Y sin decir nada más el pelinegro salió por la puerta. Aunque mi padre me intentó retener conseguí zafarme y correr hacia él.
- No te vayas por favor - supliqué con lágrimas en los ojos. Me acarició la mejilla apartando las gotas que corrían por ella. No pude contenerme y lo besé. A los pocos segundos me apartó lentamente. - No pienso renunciar a ti hasta que tu me digas que me vaya, pero tenemos que tener cuidado con tu padre. Te enviaré un mensaje mañana. - Vale, fingiremos. Lo que sea por volver a verte. - Te quiero - susurró antes de subirse a su moto.
Entré a casa como un tornado sin hacer caso a las palabras de mi padre y entré en mi cuarto con un portazo. Estaba tan casada después de todo lo ocurrido en tan poco tiempo que me quedé dormida sin dejar de pensar en la sonrisa cautivadora de Joaquín DeSantos.
