Las garras rastrillaban contra su espalda. Las puntas afiladas desgarrando su carne expuesta en pedazos. Llamó con gran dolor, extendió su mano hacia alguien, cualquiera, pero no vio nada entre las llamas. El fuego ardía a su alrededor. Hizo lo que pudo para, lentamente, arrastrarse unos metros por el suelo sucio. Podía sentir la cascada de sangre corriendo por su cuerpo. Estaba perdiendo su fuerza, su vida rebosando por su espalda.
Miró hacia el cielo. Las estrellas brillaban intensamente, llamándola devuelta a casa. Podía sentir una pequeña sonrisa formándose en sus labios, sabía que podía dejarse ir, las estrellas la abrazarían. Se levantó hacia ellos tanto como pudo, esperando que el cielo la tomara. El mundo se desvaneció y todo se tornó negro. Un impulso la sentó en la cama. El sudor se aferraba en su cuerpo como una segunda capa de piel. Con una mano sobre su pecho, intentaba recuperar su aliento. Inmediatamente, pasó su otra mano por su cabello húmedo. Eran las primeras horas de la mañana y podía ver los primeros rayos del sol asomándose sobre la cima de las montañas. Esa fue la tercera vez este mes que tuvo ese sueño. Cada vez obtenía algunos detalles más, otra pieza del rompecabezas, una que no quería terminar porque la asustaba. Tenía que recordarse dónde estaba, quién era. Ella era Kim Yong Sun, también conocida en el reino como la princesa Solar. Ella estaba en su habitación la cual tenía una forma circular y paredes de piedra gris azulada. Estaba sentada en su cama de color rosa la cual podía acomodar a tres personas. Podía ver el espejo de su tocador frente a su cama, la expresión de miedo reflejada en ella. Su largo cabello castaño caía sobre su hombro en ondas, su camisón de encaje blanco estaba húmedo por el sudor.
La puerta de su habitación se abrió abruptamente a su izquierda. Yong Sun dio un salto en su cama, los brazos medio levantados en defensa. Una linda chica con cabello castaño claro atado en un moño la miró sorprendida. "¿Princesa?", Preguntó sonando insegura. "¿Está bien?"
El corazón acelerado de Yong Sun se calmó un poco cuando se percató quién era. "Hye Soo", dijo con un suspiro. Su doncella todavía parecía preocupada cuando entró en la habitación. "Sí, todo está bien. Me asustaste, eso es todo". Le respondió forzando una sonrisa.
Hye Soo asintió. "Su madre me envió para que la ayudara a preparase para el desayuno".
Yong Sun casi rodó los ojos. Con el sueño aun cerniéndose sobre su cabeza, se olvidó del desayuno muy importante al que debía asistir esa mañana con su familia. Se congregarían con la familia Nam, quienes reinaban las tierras justo detrás de las montañas. Más importante aún, debía conocer al hombre con el que ahora estaba comprometida, Eric, el hijo del rey Nam. Yong Sun miró a su doncella y asintió con su cabeza. "¿Comenzamos?" Hye Soo le indicó que se colocara frente al tocador. Yong Sun se sentó con gracia en la silla, su mente aun tratando de ahuyentar el sueño que había tenido.
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Pasos rápidos golpeaban el suelo. Debía darse prisa. Su corazón latiendo como un tambor en sus oídos. No tenía mucho tiempo, no podían descubrirla. Vio el campo de entrenamiento frente a ella, las siluetas de los hombres que ya se estaban preparándose para el día. Logró evadir línea de visión de los hombres y corrió hacia el edificio de ladrillo grises a su derecha; el cobertizo de almacenamiento.
Rápidamente se las arregló para abrir la puerta e intentó con todas sus fuerzas no cerrarla de golpe. Arrojó su saco al suelo sucio y cubierto de heno y se apresuró a prepararse. Ató su largo cabello rubio en un moño apretado, el cabello corto y falso que había hecho se deslizó por la parte superior de su cabeza. Luego sacó una tela larga y bronceada. Comenzó a enrollarla sobre su pecho, haciéndola lo más plana posible, no es que tuviera un pecho tan grande para empezar, pero era notable. Luego se puso el uniforme de cuero negro. Estaba tan ajustado a su cuerpo que a veces le costaba respirar con el pecho atado. Solo cubría sus hombros, dejando sus musculosos brazos desnudos, se puso unos guantes que dejaban la mitad de sus dedos al descubierto y comenzó a calzarse los pantalones apretados. Secretamente maldijo a la familia real por pensar que este era un atuendo práctico para un guerrero, para un caballero, y podría haber sido, si fuera un hombre.
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KNIGHT: TRAVESÍA HACIA UN NUEVO DESTINO
FantasyLa princesa Yong Sun del reino de Thaiston pronto se encontrará con el futuro que sus padres le han forjado. Sin embargo, los deseos de los padres de la princesa Solar, como siempre se la ha conocido entre su gente, no son los mismos que ella tiene...