En estos momentos se encontraba sujetando la soga que mantenía a Monte a su lado. Lo había sacado recién para que tomara aire y se alimentara de la hierba alta detrás de la casa.
Byul no tenía idea de cómo, pero la hierba había crecido más de lo normal esta temporada, era un verde realmente puro y encantador de ver; cómo el viento hacía bailarlo, y con el paisaje al fondo de las nubes grisáceas acomodándose por la montaña.
Le recordaba su infancia, siempre su padre le enviaba a sacar los caballos, a darles una vuelta, y eso le encantaba. Sentir la adrenalina, el viento en su rostro, las pisadas firmes de las suelas, todo le hacía sentir viva y no había dudado en aceptar el trabajo.
Pero ese sentimiento por la vida que desde pequeña le había demostrado la felicidad, simplemente se desvaneció.
Nada en este momento podía con la increíble sensación de que Yongsun estaba esperando a su bebé.
Tan solo pensarlo, una sonrisa se dibuja en su rostro, mientras que una y otra vez la voz tan asustada pero a la vez dulce de Yongsun le decía por primera vez aquello.
Se daba por hecho que no lo iba a olvidar nunca en la vida.
El sonido de un auto escandaloso llamó su atención. Sabía que trataba de su patrón, siempre era tan pretencioso que cada cosa que hacía tenía que recalcar sus dotes sanguíneos o exagerarlo. No es que lo odiara, simplemente le impactaba que una persona como él, existiera en este mundo.
Jamás se había imaginado ser así como Eric.
Le tenía un poco de respeto, pero solo por su padre, quien era un buen amigo del suyo hace bastantes años. Fuera de ahí se ha convertido en un hombre más del montón. Siempre mantiene su semblante engreído al pasar junto a los demás, y ni hablar de lo hipócrita que podía llegar a ser.
Su esposa...
Sacudió sus pensamientos en cuanto se dio cuenta lo mal que le ponía recordarlo. Cuando estaba con ella, ni siquiera estaba pendiente de su alrededor, ni del lugar, ni de lo tarde que se hacía para Yongsun y entonces ella tenía que regresar corriendo con miedo a la casa.
Se le congelaba el mundo con ella.
Miró hacia las montañas, en sus cimas se podía ver la nieve en abundancia, y como las nubes pasan tras ellas sin ninguna intervención. Parecía que se avecinaba una tormenta fuerte a juzgar por los leves relámpagos.
Cuando recién colocó el gancho de la soga en una de las vallas, las que separaban el inmenso campo con la casa, escuchó como la hierba era movida tras suyo, la llamarían loca, pero conocía la sensación de quien exactamente se acercaba.
Se giró sin ocultar las esperanza de que fuera Yongsun, y así fue.
Sus hermosas y lujosas sandalias no podían con la hierba, y su vestido blanco parecía querer salir volando por el viento que justo daba paso.
A medida que se acercaba la veía luchar contra el viento que desordenaba su cabello y, sin darse cuenta Byul del efecto que tenía cada vez que la veía, dio un paso hacia ella para no prolongar su encuentro.
— Espera... — le detuvo Yongsun a solo un metro delante suyo — Hyejin está en la oficina, puede vernos — Byul asintió y se quitó el sombrero con torpeza recordando que así era como Eric les había ordenado saludar a Yongsun. — Le dije que quería ver a Monte y de paso decirle Byul, que debe verificar el inmobiliario en los cobertizos... así que cuando se vaya, debe hacerlo.
Sí, a Yongsun se le daba mal ordenarle qué hacer a los trabajadores, en especial a Byul. No tenía la vocación de ser dura con nadie como lo hacía Eric.