Eric cruzó el umbral de la puerta y entró de forma decidida a la oficina de su padre.
Su padre dejó el bolígrafo a un lado de los papeles y al ver cómo su hijo se acercaba a su escritorio, se dejó caer en el respaldo de su silla.
Había recibido una llamada de su hijo antes de que llegara, se había dirigido a él con una voz impetuosa que nunca antes había escuchado de su hijo. Solo le había comunicado parte de lo que tenía planeado y lo demás estaba por aclararlo.
— Tenía razón.
— ¿En qué Eric?
Eric movía sus dedos con ligereza sobre el cuero del respaldar de la silla que tenía al frente suyo y de la que no tenía pensado sentarse.
Necesitaba tener claros sus objetivos y no andar con rodeos, eso se había planteado.
Observó al señor Nam, un viejo ya de cabello blanco producto de los años y con arrugas debajo de sus ojos. A pesar de verse delicado, era una persona de hierro. Eric estaba orgulloso de lo que había sido su padre, todo lo que logró viniendo de una familia humilde y sobre todo lo que le enseñó para llegar hasta donde él estaba.
Aunque era fácil, teniendo un padre que te estaba dando todo, a Eric le dificultó su débil manera de ser. Trabajó en su juventud por mejorarlo, a veces quería dejarlo porque teniendo a Seulgi de su lado, se le hacía difícil endurecerse o parecerlo. Con ella a su lado era muy amoroso.
Pero en vista de las cosas que ocurrieron con ella, los efectos en su persona se hicieron relucir en cuestión de meses.
Y su padre se estaba dando cuenta de lo que era Eric ahora.
La mirada estridente que poseía en su rostro, era algo nuevo.
— Le avisaré a Vanessa que deje pasar al abogado — el señor Nam levantó el teléfono y presionó el botón que le enviaba directo a llamar a la oficina de su secretaria.
Cuando le avisó, al colgar suspiró. Miró a Eric que estaba de brazos cruzados, sus cejas medianamente fruncidas y su mandíbula estaba apretada.
En lo único que pensaba, era en deshacerse de Moon Byul, como fuese.
No podía dejar que se saliera con las suyas y que le arrebatara a Yongsun, a su esposa.
Ya ni siquiera pensaba en Sunnie. La niña estaba en otro capítulo aparte, que si le pidieran negarlo, no lo haría. Aseguraba haber sentido una conexión antes, cuando estaba una bebé, porque estaba seguro de sus acciones y sentía que era su hija. Pero poco a poco, ese supuesto cariño que le había crecido ya no estaba.
Ni siquiera le importaba su bienestar, lo único que le importaba a Eric era que Yongsun le pertenecía y haría lo que fuera porque se quedara.
No por amor, ni por compromiso. Él no iba a dejar que alguien como Byul, que había salido de la nada, le quitara a su esposa descaradamente.
— No hagas un escándalo, te lo ruego Eric.
— Moon Byul-yi se llevó a Yongsun papá. No saben dónde están y tiene a Sunnie.
— ¿Un secuestro?
— No, pero se ha llevado a Yongsun.
— Seguramente ella le pidió algún favor.
— La empleada me dijo que había llegado Seulgi. Que todas subieron al coche con maletas. — dijo en un tono exclamado, parecía estar contando una salvajada de hecho.
El señor Nam lo miró incrédulo.
— ¿Por qué me estás contando eso como si no fuera la gran cosa?