— En serio me enoja que aparezcas sin avisar.
Eric se sentó en la silla frente al escritorio de Seulgi, se acomodó el traje y se cruzó de piernas con elegancia.
— Solo hago una visita casual.
— Casual. Parece que viniste a negociar. — comentó mirando su traje azul.
— Tendré una reunión más tarde.
— Entiendo — Seulgi se acomodó en su silla y se inclinó para posar sus codos en la mesa.
Había hablado con Eric hace unas semanas y otra vez lo tenía en su finca. Seulgi estaba enfurecida por la forma en que Eric la trataba como colega y por supuesto a como se refería tan mal de Byul. Esa tarde lo largo a gritos de su oficina y de su casa.
Ahora estaba de nuevo ahí.
— ¿Qué se te ofrece esta vez?
Eric suspiró y la miró serio.
Llevaba el cabello en gel peinado hacia un lado y ella no pudo evitar recordar su adolescencia.
— No ha cambiado nada desde aquel día.
— Y sigues con eso...
La mujer, que vestía una simple camisa blanca con mangas a los codos, y un jeans ajustado con botas marrón, se levantó de la silla giratoria de cuero negro para dirigirse al estante donde guardaba pequeños vasos y botellas de alcohol.
— Pensé que harías algo al respecto. — él empezó a golpear con sus dedos la mesa.
— Y yo pensé que ese día te había dejado claro que no te metieras con Byul.
— No puedo evitarlo cuando la veo comerse con los ojos a mi mujer en mi propia casa.
Seulgi le ofreció un trago, él asintió y ella lo colocó en la mesa frente a él.
Volvió a su silla.
— ¿Y qué más da? Te voy a ser sincera, Byul no es de esa clase y también te diré otra cosa, si tu esposa le sigue la corriente, es ella la que está haciendo mal.
Eric le miró casi sorprendido.
Desde que se había ido con su padre, y no estuvo en casa por tres días contando el de hoy, no se había planteado esa opción.
Que se lo estuviera diciendo sin preámbulos y sin tacto le asombraba. Él conocía a Seulgi más que a nadie y ese tono que usó le daba indicios que estaba tratándolo con seriedad y cabeza, no por querer salvar a su hermana.
— ¿Le preguntaste sobre eso?
Ella frunció las cejas y se dejó caer en el respaldo de su silla.
— Por supuesto que no.
Seulgi había indagado en el terreno, pero no podía simplemente preguntarle eso a su hermana. Tampoco le diría a Eric la verdad si lo hiciera.
Su asunto familiar no era el de ella, y estaba segura de que Byul no se metería en eso.
— Te pediría ese favor — habló Eric luego de terminarse de un trago la bebida. — Pero no lo harías ¿o sí?
Seulgi se encogió de hombros y sonrió.
— Ya te dije, tus asuntos no son mi problema.
Entorno avanzaba el tiempo, Eric se daba cuenta que no obtendría nada buscando ayuda de parte de su ex.
Era un caso perdido.
Pero sin lugar a dudas, él sabía que algo andaba mal y que si insistía, Seulgi podía ayudarlo a salir de ese conflicto mental y vergonzoso que le estaba haciendo tener Moon.