Yongsun estaba recostada en la cama, Sunnie junto a ella con un chupete en la boca y jugando con un peluche rosa con estampados de estrellas más grande que ella misma.
Empezaba la madrugada, Sunnie se había levantado ya para su suerte.
Ella le había cambiado el pañal y dado de comer. Ahora se hacían compañía.
Después de esperar mucho, Eric se había salido con la suya y había certificado a Sunnie con su apellido.
Era algo de lo que no podía dejar de pensar, porque Yongsun en todo el trayecto había estado esperando que algo lo evitara.
Ella daba por hecho que este día llegaría y que no lo detendría nadie.
Pero ya cuando había leído Nam Sunnie, unas inmensas ganas de llorar la había amenazado y se sentía decepcionada de ella misma por no interferir o al menos hacer el intento.
Afirmaba amar a Byul con toda su alma, y por otro lado dejaba que todo esto sucediera y le hiciera daño. Y no podría decirle aquello, por eso había pasado todos los días sin salir a pesar de las ausencias de Eric.
Después de aquella discusión con Eric, ambos se ignoraron por dos días hasta que él la llevó sin avisar al Tribunal y se dio todo tan rápido.
Algo que le había llamado la atención fue la manera casi espeluznante con la que Eric la observaba, como si quisiera encontrar reacciones en ella.
La había vigilado en todo el camino.
Cada día que pasaba, lo notaba más extraño, tenso, con gesto enojado y realmente temía por su familia, Byul y Sunnie.
Se sentía fatal.
Por un lado quería escapar de esa vida, no soportaba vivir con Eric ni un minuto más, lo estaba empezando a odiar aún cuando ella era la culpable de todo lo que se estaba aconteciendo.
Pero, sí, era cierto que cada vez que pensaba en un escape, no tenía idea de dónde iría ni cómo sustentar a su hija.
Sus padres hablarían de ella como la hija sin fundamento y tonta por dejar a Eric; eso sin que todavía supieran que Sunnie no era hija de él. Ella quedaría fuera de la familia, eso seguro.
Su madre seguramente hablaría de ella a sus espaldas con sus amigas, y no precisamente cosas buenas porque la conocía. Yongsun no podía imaginarse eso porque lo único que había hecho toda su vida era hacerle caso a su madre y hacerla feliz.
Sentía ganas de llorar, parecía que con cualquier cosa ella no estaba satisfecha. Yongsun había querido demostrar lo buena mujer que era al casarse con Eric, y se había prometido ser toda la dama que su madre en momentos de rabia le afirmaba no ser.
Si fue un matrimonio arreglado, pero cuando empezaron a conocerse mejor, veía en Eric algo bueno, podía decir que estaba casi enamorada y ella apostaba que él de ella también.
Cuando él se mezcló con los negocios, dejó de ser el mismo joven apuesto y amable.
Mientras Yongsun se perdía en sus pensamientos con ojos en Sunnie mordiendo el peluche, recordó como en una de sus citas Eric le confesó haber estado enamorado de su mejor amiga y que esta llegó a ser su novia.
Habían hablado de todo un poco, pues estaban conociéndose y el tiempo era fundamental.
Antes el asunto entre ellos se había desvanecido y solo se hablaban para lo justo y necesario. Se sentían raros en ese matrimonio pero ahora, quien podía imaginarse que empezaba a sentir miedo de él.
Yongsun estaba pensando también en las palabras de Byul que se repetían una y otra vez. Ella le había confesado tener un lugar para vivir y dinero. Yongsun trató de imaginarse el lugar y viviendo en él.