Capítulo 22

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Navidad en la sala reservada

     -No deberías de escuchar conversaciones ajenas -mencioné mientras cerraba la puerta tras de mi.

     Y no solo porque no debían escuchar, sino por el bien psicológico de Harry. Ahora pensaría que Dumbledore temía que el verde intenso de los ojos de Harry se tornara de pronto rojo, y que sus pupilas se convirtieran en dos rendijas felinas.

     -¿Vamos a por un café? -preguntó Fred para aligerar el ambiente.

     Todos seguimos a los gemelos. Harry y yo éramos los últimos.

     Y luego estaba el idiota de Moody que no confiaba en mi y que hizo a los otros empezar a mirarme recelosamente. No le di importancia, nunca me importaba lo que la gente pensara de mi.

     "Si eso fuera cierto, yo no existiría."

     Cállate.

     "Claro que te importa lo que dice la gente. Eres débil. Si no fuera así, no te alterarías tanto ante la palabra mágica, ¿verdad?"

     "Monstruo"

     Recordé cómo en una ocasión la cara de serpiente de Voldemort había salido de la parte de atrás de la cabeza del profesor Quirrell, y me pasé una mano por la nuca, y me hizo gracia la idea que Voldemort saliera de pronto de mi cráneo, pero me lo guarde para mi.

     Vi a Harry, estaba asustado, pero intentaba aparentar serenidad. Parecía que se sintiera culpable, como si pensara que todo era su culpa, como si no quisiera volver en el mismo vagón de metro que la otra gente inocente.

     Recordé lo que el había dicho. Él no sólo había visto la serpiente: él era la serpiente, ahora lo sabía... Entonces se le ocurrió algo verdaderamente terrible, un recuerdo que surgió de su mente y que hizo que las entrañas se le retorcieran como si fueran serpientes. 

     Todos estaban por un vaso de agua cuando Harry y yo nos quedamos solos. 

     -Lily -me llamó mirando hacia abajo-. Sirius dijo que Voldemort buscada más cosas aparte de seguidores, una cosa que sólo puede conseguir furtivamente, un arma que no tenía la última vez. 

     Me quedé callada. 

     -Tu estás en la orden, necesito saberlo -se le quebró la vos-. ¿Soy el arma?

     -No -contesté sin mirarlo, siguiendo con la vista fija en el profeta.

     Vi de reojo a Harry, no se había creído mis palabras, aunque eran ciertas. Estaba segura de lo que estaba pensando Harry. Que Voldemort intentaba utilizarle, por eso le ponían vigilantes adondequiera que fuera, pero no para protegerle, sino para proteger a los demás.

     -Deja de ser egocentrista -le dije sin levantar la vista-. No todo gira a tu alrededor. 

     -¿No soy el arma? -preguntó con recelo.

     -¿No te acabo de decir que no?

     -¿Entonces porque me vigilas en Hogwarts? -me preguntó amargado, como si yo tuviera la culpa de todo.

     -Eres tu el que se ha acercado con tus amigos con eso de se "supuer amiguis" -tercié-. Deja de echarme la culpa, que eres tu quien querías que yo ayudara con las clases del ED.

     -No te creo -dijo en un murmuro-. Alguien se chivó a Umbridge, y tu eres la única que no firmo, pero que si asististe a la reunión. El pergamino estaba embrujado, de haberse chivado, algo malo hubiera pasado. Pero no sería en tu caso.

Lilianne y la Orden del FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora