Tenía cinco años cuando conocí a Kakashi. Su padre y mi madre eran compañeros de equipo así que había noches en la que los dos venían a cenar a nuestra casa. Siempre conversaban animadamente mientras bebían sake, nunca me quise meter en sus asuntos de adultos pero tenía cinco años, mi cabeza era una esponja, escuchaba sus historias sobre las misiones que llevaban a cabo y deseaba poder llegar a ser una kunoichi tan genial como los dos lo eran.
Mi relación con Kakashi no empezó muy bien, era un niño callado, siempre que terminábamos de cenar decía que se iba a ir a entrenar, a veces mamá me decía que me fuese con Kakashi también a si que no me quedaba más remedio que coger los shuriken que mamá me regaló y tratar de alcanzar a Kakashi.
—Etto.. Kakashi— Le dije en voz baja saliendo detrás de un poste, inmediatamente un kunai se clavó a centímetros de mi cara, caí al suelo asustada.
—¿ERES TONTA O QUE TE PASA?—Gritó Kakashi sobresaltado.
—Pensé que alguien me estaba atacando.. Idiota. Podría haberte hecho daño.— Dijo Kakashi mirándome desde arriba con los brazos cruzados. Después de negar con la cabeza, haciéndo que me sintiese juzgada, me tendió la mano. Pude levantarme pero me costó encontrar su mano, era de noche pero eso no era lo único que me impedía ver, unas lágrimas emborronaban la mano de Kakashi.
—¿Tu padre te deja jugar con kunais?— Le pregunté sorprendida, el me miró con aire de superioridad y me contestó.
—No estoy jugando, estoy entrenando, ser shinobi no es un juego, ahora quítate de en medio o el siguiente kunai te lo clavo a ti y no al póste.—
—Entonces.. Kakashi san, ¿puedo entrenar contigo porfa?.—
—Lo que sea pero apártate del medio.—Así es como empecé a hablar con Kakashi, le pedía consejos para mejorar mi puntería, incluso tuve mis primeros contactos con el uso del kunai, claro que no se lo dije a mi madre, para mí era un secreto que sólo Kakashi y yo teníamos, una garantía para seguir jugando con ese niño en vez de quedarme a solas cuando ella se pasaba las noches con Sakumo.
Una noche mientras cenábamos con los Hatake Sakumo nos preguntó.
—Bueno niños, ¿no estáis felices de que mañana empecéis la academia?— Ambos contestamos en entusiasmo pero yo era la que más feliz estaba.—¡Si Sakumo-san pronto podré demostrar todo lo que he aprendido con Kakashi!— El mayor se rió y miró a su hijo.
—Asi que ya te crees un experto eh enano?— Le revolvió el pelo a lo que Kakashi gruñó y frunció el ceño.
—No es que me crea un experto papá, es que TN es una pesada y dice que quiere jugar todo el tiempo.— Lo que dijo Kakashi le hizo gracia a los dos adultos.
—La semana que viene tenemos una misión importante y tanto Sakumo como yo nos tendremos que ir a una misión por unos días, por favor cuidaos entre los dos, si tenéis algún problema muy serio hablad con el sensei de la academia.—
—No pasa nada mamá ya tengo seis años me puedo cuidar yo solita.— Dije orgullosa recordando cómo esa noche hice yo los onigiris y aprendí a freír el pescado.
Kakashi y yo salimos a entrenar como solíamos hacerlo desde hacía un año, esta vez no había kunais de por medio.
—Tn quiero probar algo nuevo.—
—¿El qué Kakashi-kun?- Pregunté curiosa.
—Control del chakra.— Dijo él sonriendo debajo de la máscara.
—Hace unas semanas que no entrenamos juntos pero empecé a practicar esto por mi cuenta, papá me dijo que tengo que concentrar el chakra en las plantas de mis pies y luego subir por el árbol todo lo que pueda. Mira así.—Entonces él subió medio metro verticalmente por el árbol, yo lo intenté y subí hasta la copa del árbol a la primera.
—¿Así es como tenía que hacerlo Kakashi kun?.— Él se quedó alucinado, bajé del árbol para ver que le pasaba.
—S-Sí así es como se sube...— Dijo apartando la mirada de mí y con los brazos cruzados. Él siguió intentando subir el árbol media hora más.
—Nee Kakashi-kun, me aburro ¿No podemos entrenar taijutsu?— Dije sentada en la rama del árbol que estaba intentando subir, la verdad es que estaba cerca de poder llegar a mi rama.
—No voy a parar hasta que consiga subir al árbol, si te aburres vete a casa a descansar.—Me dijo, borde como siempre, pero decidí quedarme hasta que terminase de subir. Después de varios intentos más consiguió subir a la rama, le tendí la mano para asegurar que llegase hasta la copa sin caerse.
—¿Por qué me has esperado tn-chan?— Preguntó Kakashi rascándose la mejilla, yo no dije nada, sólo señalé el cielo que se había vuelto rojo por el sol ocultándose, nadie dijo nada, sólo nos quedamos viendo Konoha y el anochecer en el árbol hasta que se oscureció el paisaje. Kakashi me acompañó hasta mi casa y él se fue a la suya. El día siguiente sería memorable en nuestras vidas.
Entré en casa, mamá no estaba en el salón ni en la cocina, abrí un poco la puerta de su habitación ¿Estaba durmiendo con alguien más? No me lo podía creer, fui corriendo a mi cuarto, saqué el futón, me puse el pijama y me acosté. No dormí esa noche me quedé pensando y dando vueltas entre las sábanas.¿Mamá está con alguien? ¿Quién es? ¿Por qué siempre me dice que me valla a jugar con los niños de la aldea? ¿Quién es mi padre y por qué cada vez que se lo pregunto a mamá se enfada y se va? Siempre me fijé en las diferencias que tenía con mi madre, ella tenía el pelo completamente blanco, yo lo tenía mitad blanco mitad negro azulado, las dos teníamos los ojos rojos y nos pintábamos marcas rojas en las mejillas y barbilla al igual que el abuelo Tobirama. No le pude conocer pero mamá tampoco hablaba mucho de él, era como si no le quisiese y siempre se ponía triste cuando veía su cara esculpida en la montaña. Tenía demasiadas preguntas y ninguna respuesta.
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Entre los dos (Kakashi X Reader X Obito)
Romance[H I S T O R I A L A R G A] Konoha estaba en tiempos de guerra, los niños también formaban parte de sus escuadrones, ante tales adversidades TN tendrá que aprender a sobrevivir con sus amigos.