Parte 5 Una bandana negra

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Aprobamos el examen, Kakashi y yo nos volvimos genin, fuimos felicitados por nuestros compañeros de la escuela. La noticia se esparció rápido, dos niños prodigio en una misma clase, resultaba chocante pero a la vez creíble. El sobrenombre de Sakumo Hatake opacaba al talento  de Kakashi. Lo mismo ocurría conmigo por ser la nieta del segundo Hokage, mi clan estaba orgulloso de que lograse esa pequeña hazaña pero a la vez los adultos tenían grandes espectativas de mi. ¿Cómo decirlo? Los adultos le daban más importancia a los honores que al talento que teníamos. Vivíamos siendo conocidos como el "hijo de-" o "la nieta de-" , todavía no valoraban nuestros propios nombres.

Después de aprobar el examen genin nos dieron a elegir nuestra bandana, yo escogí la mía de color negro y Kakashi de color azul marino.

Salí corriendo del aula del examen y cuando encontré a Óbito y salté a abrazarle por lo que los dos caímos al suelo. —¡¡Obito-Kun he aprobado!! Ahora soy genin. Mira mi bandana.— Señalé con el pulgar la bandana que tenía puesta a modo de chocker en el cuello. Óbito debajo de mi y apoyado en sus codos recostado, abrió los ojos sorprendido.

—¡¡WOOOOOOO SABIA QUE IBAS A CONSEGUIRLO TN-CHAN!!— Inmediatamente se lanzó a abrazarme de vuelta dejándome a mí debajo de él.

—O-Obito me estás aplastando.—

—Es verdad perdón Tn-chan.— Se levantó rascándose la nuca. 

—El examen fue muy fácil, seguro que pronto te graduarás de la academia como nosotros .—  

—Ugh ¿Bakakashi también se ha graduado?— Yo solo me reí y asentí, Obito siempre le tuvo envidia a Kakashi pero me parecía adorable. 

— Entonces entrenaré más duro aún para patearle el culo la próxima vez que nos veamos.  —

Después de celebrarlo con nuestros amigos, ya que Rin montó una fiesta para felicitarnos (más bien para felicitar a Kakashi),  me fui a casa y se lo conté a mi madre que, de primeras no se creía que fuese capaz de ascender de rango. Ella pensaba que le  había robado la bandana a alguien, pero tampoco le culpo, ni siquiera sabía que me iba a presentar al examen.

Pronto la noticia de los prodigios se vio opacada por las nuevas: El suicidio de  Sakumo Hatake.  En casa las repercusiones se notaron directamente, a demás de no ver a Kakashi durante varios días mi madre tampoco estaba bien. Parecía que a los dos se les había apagado la mirada. Mamá a penas cocinaba, tampoco hablaba conmigo  ni si quiera salía de su cama y bueno... A Kakashi no le vi después del funeral.

Acabé haciéndome cargo de las tareas de casa y un día, preocupada por no saber nada de Kakashi fui a visitarlo a si casa. Era casi de noche y probablemente tendría que haber venido más pronto pero habían pasado cuatro días desde lo ocurrido. Parecerá poco tiempo pero esos días se me hicieron largos, no me quiero imaginar lo que fueron para Kakashi.

Le encontré en las cocina haciéndose la cena. Antes de darme cuenta tenía un cuchillo con el que estaba cortando las verduras detrás del cuello mientras era sujetada del pelo. Inmóvil observé la situación, Kakashi ya no estaba en la cocina, estaba detrás de mí.

Después de unos segundos de silencio Kakashi se dio cuenta de que era yo y me soltó. —¿Qué haces aquí?— Replicó dejándome caer al suelo. Me levanté y me limpié las rodillas.

 —Sólo quería verte, hace días que no sé de ti y estaba preocupada...—   Kakashi me dio la espalda volviendo a lo que estaba haciendo inicialmente.

—Sabes perfectamente que me sé cuidar solo.— Las palabras que salían por su boca sonaban tan amargas como la situación en la que estábamos. 

 — Yo sólo quería venir ya sabes... por si necesitabas hablar de ...eso.—

  — No hay nada que hablar, mi padre fue un idiota que no siguió las normas y acabó así. No hay nada más que aceptar, sólo era un cobarde.
—  Apreté mis puños con rabia y me acerqué más a él, esta vez nos mirábamos a los ojos.

  — ¡SAKUMO NO FUE UN COBARDE, FUE UN HÉROE! Si no fuese por él mucha más gente habría muerto.—  Grité con rabia. Kakashi dio un golpe en la encimera que tenía a su lado derecho. Vi como un tazón con sopa se caía a cámara lenta, las luces de la cocina cambiaron a un color rojizo. Instintivamente atrapé el tazón en el aire, la sopa me salpicó las manos mientras me salían lágrimas que salían pero no por el dolor físico ni por las quemaduras que después me saldrían. 

  — Hablas de él como si fuese tu propio padre.— Dijo con la mirada vacía. Inmediatamente después de que el tazón cayese su expresión cambió a una de sorpresa. Mi voz, esta vez con un tono suave, casi de susurro sonó mientras aún sostenía el recipiente.

  — Sakumo ha sido lo más parecido a un padre que he tenido y aún así no he podido ayudarle. Déjame ayudarte a ti, no te alejes por favor Kakashi-kun.—  Dejé el tazón en la encimera de vuelta. Las manos me temblaron mientras lo hacía. Kakashi me agarró de los hombros. 

— TN, tus ojos ¡Están rojos!—  Me agitó suavemente . 

— Ya, y tu pelo parece una fregona. ¿Podemos dejar de decir obviedades?—  Kakashi con tal de no dar explicaciones me agarró de la mano y me llevó al baño. Solté un quejido ya que me había quemado la piel, metí mis manos en el agua fría del grifo y cuando levanté la mirada vi como mis ojos definitivamente habían cambiado su tono de rojo por un rojo chillón con un aspa en cada iris. 

 — E-Esto es el sharingan pero ¿Cómo?—  A demás de confusa y dolorida por las quemaduras una migraña seguida de nauseas me atacó. Me apoyé en el lavabo Kakashi pasó su mano por mi espalda como un intento de aliviar lo que fuese que me estuviera pasando.

 — Quédate esta noche, dudo mucho que puedas moverte estando así.—  Dijo Kakashi a lo que yo sólo asentí débil por el mareo. Esa noche volvimos a dormir como la noche de los rayos, abrazados y sin necesidad de decir nada más. 









Entre los dos (Kakashi X Reader X Obito) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora